Marisa Ruiz Asensio •  Opinión •  26/05/2017

Campos de concentración en Guadix (Granada)

La Espartera situada en Benalúa de Guadix (Granada) se considera como uno de los principales campos de concentración de la zona que utilizó el franquismo para detener y fusilar a los fieles a la república, a todos los que defendían la justicia, la dignidad y  la libertad. Esta fábrica de pasta de esparto fue testigo mudo de cómo miles de personas de todo el país pasaban a ser prisioneros, seres humanos a los que torturaban a diario terminando por fusilarlos sin la más mínima compasión.

La Azucarera de San Torcuato fue fundada en 1900, se sitúa junto a la estación de ferrocarril de Guadix y también fue otro campo de concentración que se convirtió en un oscuro y frio  lugar donde se acabó con la vida de unos 5.000 inocentes de ideología contraria al franquismo y que no se rindieron a cambiar sus ideales y a doblegarse ante un régimen que atentaba contra los derechos civiles. Fue el batallón 903 de la división 32 del ejército del nuevo régimen dictatorial el que se encargó de la vigilancia y control de estos prisioneros además de decidir quién debía ser ejecutado alegando rebelión militar y siguiendo el protocolo de una justicia carente de lógica, sentido y sensibilidad.

Ambos edificios están prácticamente en la ruina, sus muros se caen, los techos se derrumban y se demuestra una vez más la escasa o nula implicación de los gobiernos en la recuperación de la memoria histórica. Edificios que fueron utilizados como  la cárcel de verdaderos valientes ahora ven como pasa el tiempo irremediablemente sin que nadie intente llevar a cabo su reconstrucción, como se han convertido en refugio de animales o en la guarida de adolescentes que los utilizan para hacer botellón en vez de concederles la importancia que merecen.  

Juan Francisco Medina García, mejor conocido como «El Yatero´´ (anarquista y guerrillero antifranquista), fue un  joven granadino que llegó a ser capitán de Artillería de la 29 Brigada Mixta del Ejército republicano, siendo detenido por el ejército franquista y trasladado al campo de concentración de La Espartera, del que logró huir y llegó a liderar uno de los más conocidos grupos guerrilleros de toda la provincia de Granada. Una vez que hubo escapado de esta cárcel del terror se escondió en un lugar  conocido como «El Molino de La gitana´´ (situado en la Peza, en la parte occidental de la comarca de Guadix) y a partir de ese momento logró unirse al  Capitán Salcedo (prófugo de la prisión murciana de Caravaca de La Cruz) a los hermanos anarquistas Antonio y José Quero Robles (huidos de la cárcel granadina de La Campana) y a Francisco Jiménez Ruiz (fugado de la prisión provincial de Granada) para seguir luchando por los ideales que defendía y que no estaba dispuesto a cambiar por nada.

En un principio este grupo solo realizó acciones propagandísticas sin hacer uso de ningún tipo de violencia pero al poco tiempo se unieron al grupo  Rafael El Malagueño y el Espantanubes, lo que supuso una fuerte acción guerrillera en toda la zona de Fuente vaqueros, Cogollos de la Vega y otra serie de pueblos granadinos que fueron testigos de la lucha de estos valientes republicanos, anarquistas y comunistas. Tras una emboscada de la guardia civil, El Yatero fue gravemente herido en una pierna y tras haberle intervenido quirúrgicamente, habiendo salido triunfante de la operación, se unió al grupo de El Corralico y El Estebilla, que tenían su base de acción en el norte de Granada.

Después de este suceso, y tras algunos enfrentamientos, el grupo quedó fuertemente derrocado en varias contiendas con la guardia civil habiendo perdido en la batalla a varios de sus integrantes. Posteriormente solo realizaron algunos secuestros en la zona de Fuente Vaqueros, lo  que les permitió recaudar numerosas cantidades de dineros, víveres y vestimentas para seguir con la lucha que había supuesto el impulso que albergaba la esperanza de sacar a flote sus ideas de justicia y libertad. Después el grupo se integró en La I Compañía de la Agrupación Guerrillera de Granada, liderada por el Comandante Comunista Ramiro Fuente Ochoa, y El Yatero declinó todo el dinero conseguido con los secuestros a financiar el Partido Comunista español.

 A final de la década de los 40 El Yatero consiguió, con la ayuda de varios compañeros,  cruzar los Pirineos y llegar hasta Francia. Una vez establecido en Burdeos  se afilió a la CNT (Federación Local de la Confederación Nacional del Trabajo) y posteriormente se reunió con su compañera y sus dos hijos, quienes habían logrado cruzar la frontera de forma clandestina sin ser descubiertos. Este valiente guerrillero granadino murió en Francia en 1970 pero a día de hoy su recuerdo vive presente en el corazón y memoria de muchos que admiramos su trayectoria e ideales.


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