Diseccionando a El País •  27/04/2016

Independencia y libertad de expresión en la SER: Cebrián disciplina a Ignacio Escolar

Independencia y libertad de expresión en la SER: Cebrián disciplina a Ignacio Escolar

Ignacio Escolar despedido de la SER

Un año y medio duró la andadura de Carne Cruda en la SER. Su despido -perdón, despedida- de mutuo acuerdo se debió –según Javier Gallego– a que “ya no compartían objetivos ni había la misma sintonía que cuando empezaron” a pesar de que en ese momento era uno de los programas más descargados de la cadena. También era el programa con mayor crecimiento de Radio 3 cuando el gobierno del PP decidió finiquitarlo de RTVE. Finalmente, la carnicería se trasladó a una república independiente gracias a sus socios, y desde allí sigue emitiendo sin sobresaltos.

Conversación con Javier Gallego

Caprichos del destino, la misma cadena que rompió relaciones con Carne Cruda despide hoy al director de eldiario.es, medio que acogió el programa de Crudo desde octubre de 2014. Entendemos que las desavenencias, esas líneas a seguir u objetivos no compartidos entre la SER y Carne Cruda tenían un trasfondo ideológico, por lo que se entiende del todo el fin de la relación: un programa con opiniones como mínimo anti-neoliberales es como una gota de aceite en el charco de agua sucia del Grupo PRISA.

No se entiende -sin embargo- que la SER eche a la calle a Ignacio Escolar, quien participaba desde el año 2006 en la tertulia del programa Hoy por Hoy. Es por todos conocido que este grupo de comunicación privado ha anunciado acciones legales contra La Sexta, El Confidencial y eldiario.es por publicaciones que relacionan a la ex-mujer de Cebrián con los papeles de Panamá… pues bien, según Escolar, le han informado que esas publicaciones “han hecho incompatible su presencia en la radio de PRISA”.

No se trata ya de los motivos económicos que se argumentaron -por ejemplo- durante las prejubilaciones obligadas y ERE´s practicados en El País en 2012 entre otros medios del grupo. Recordemos cómo -en aquel entonces- Cebrián, que percibió 13 millones de euros en 2011, comunicó a los despedidos que el ERE era “ineludible” porque -según sus palabras- “no podemos seguir viviendo tan bien”. Vale la pena rescatar el artículo de 2014 que uno de los periodistas despedidos de El País, publicó bajo el título Avaricia, rapiña y mezquindad. Ahí queda bien clara la insignificancia de los sueldos de los trabajadores respecto a las retribuciones de los Consejeros Ejecutivos del Grupo Prisa.

Tampoco es una cuestión de que las interlocuciones de Escolar en Hoy por Hoy repercutan negativamente en la audiencia del programa. Todo lo contrario, la deriva neoliberal del mismo desde la partida de Iñaki Gabilondo necesita de algunos elementos que contrarresten la espantada de muchos de sus oyentes.

Creemos que más bien se trata de una medida que busca disciplinar a otros periodistas y medios de comunicación por un lado, y, por otro, que estamos ante la patética venganza personal del presidente del grupo PRISA, Juan Luis Cebrián. Ya nos lo avisó Maruja Torres, otra de esas periodistas díscolas maltratadas por sus jefes: La historia de El País es la de Saturno devorando a sus hijos. Cebrián nunca asumió no ser el hijo carnal de Polanco. Es rencoroso y pijo, pero un pijo sin conciencia […]

Al margen de estas motivaciones, lo ocurrido reabre el imprescindible debate sobre el papel de los medios de comunicación en España y cómo ciertos filtros que los condicionan influyen negativamente en la necesaria democratización de los mismos. Despidos sonados como el de Jesús Cintora de “Las Mañanas de Cuatro” bajo la argumentación de que “la línea editorial de Mediaset está para informar y no para formar a los espectadores”, el de Ana Pastor de “Los desayunos de TVE” por el equipo nombrado por el gobierno del PP, según ella misma “por hacer periodismo y por una decisión política” o cierres de programas como el citado Carne Cruda, dejan claro que el hecho de que un medio de comunicación sea público o privado no es un factor diferenciador al hablar de independencia o libertad de expresión en el periodismo. Más aún, mientras un medio público sí puede llegar a democratizarse cuando los cargos se consiguen por méritos y al margen del partido gobernente, un medio de comunicación privado coharta a sus trabajadores para que sigan las directrices de una determinada línea editorial -como bien apuntó Pablo Iglesias al referirse a sus obligaciones profesionales– y nunca se salgan del plato. La amenaza siempre es el despido. Un periodista de El País no puede publicar un artículo de opinión hablando de la reducción de la pobreza en Venezuela. A otro de El Mundo tampoco se le ocurriría reconocer el derecho de decidir en referéndum la autodeterminación de Cataluña o Euskadi. Mucho menos pueden hablar de los negocios de PRISA o Unidad Editorial, de los despidos en estos grupos, o de los negocios personales de sus presidentes o altos cargos. Irían a la calle más temprano que tarde… Un periodista de un medio privado se autocensura. Por estos y otros motivos, va siendo hora de que las asociaciones de periodistas se decidan a publicar manifiestos exigiendo independencia y libertad de expresión, pero esta vez en la casa de sus jefes.


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Todo el mundo hace algo para sentirse realizado, o sencillamente, sentirse   bien. En mi caso, he colaborado como arqueólogo de la Federación Estatal de Foros por la Memoria y del Foro por la Memoria de Córdoba, la ciudad donde vivo y nací, y escribo en este blog, en Tercera Información y en otros medios sociales y contrahegemónicos entre otras actividades que incluso podrían considerarse como “subversivas” teniendo en cuenta los tiempos que corren.

Licenciado en Geografía e Historia y especializado en arqueología, mi profesión inicial, y estudios que recomiendo a cualquiera, aunque los planes actuales no sean lo que eran.

Hoy me dedico al periodismo social y me preocupo, sobre todo, por la influencia de las corporaciones de la comunicación sobre los ciudadanos y las técnicas de manipulación de masas desarrolladas desde Edward L. Bernays.

César Pérez Navarro