En El Líbano estiman insuficiente renuncia del gobierno
Casi al unísono con la renuncia del gobierno en El Líbano, miles de manifestantes salieron a las calles para exigir más que una dimisión, comentan hoy medios informativos locales.
De esa manera, las protestas retomaron sus demandas de eliminar el sistema sectario vigente con que instala la alineación gubernamental en este país.
Por Constitución, hay un reparto de cargos y puestos clave entre cristianos y musulmanes, en el cual se elude la competencia, calidad o experiencia de los candidatos.
Ese método electoral lo impuso Francia al concederle la independencia a El Líbano en noviembre de 1943, pero de allá a acá hay cambios notables en el país.
La carta magna concebida por la metrópoli tomó en cuenta un censo de los años 30 del siglo pasado que confirmó una mayoría cristiana.
Ahora la composición religiosa no es la misma, pero las autoridades correspondientes se niegan a realizar otro ejercicio censal por temor a que cambien las reglas de juego.
Y luego la presión que ejerce cada una de las sectas sobre sus representantes políticos impide que emerjan soluciones adecuadas ante los problemas de gobernanza; cada uno hala para su lado, según la percepción.
El Ejecutivo que acaba de abdicar, un supuesto equipo de tecnócratas alejado del sectarismo, nunca lo fue en realidad.
Formado por los partidos Corriente Patriótica Libre (cristiano maronita), Amal (musulmán chiita), Hizbulah (chiita) y aliados, sus integrantes nunca pudieron separarse de los mandatos de sus respectivas denominaciones religiosas o políticas.
De otro lado, la renunciante alineación gubernamental del primer ministro Hassan Diab sufrió varios ataques y rechazos cada vez que intentó pasar una ley, un decreto o una modificación.
Se le achaca negligencia y falta de gestión ante la peor crisis económica y financiera del país en décadas que se agudizó con la pandemia de la Covid-19 y las recientes explosiones en el puerto de Beirut.
En honor a la verdad, de ninguna de esas calamidades son responsables los 20 ministros que con Diab al frente, asumieron sus cargos el 21 de enero pasado.
La deteriorada situación libanesa deriva de 30 años de mala gobernanza con inicio en 1990 al término de la guerra civil iniciada en 1975.
Desde esa fecha comenzaron a acumularse los males de hoy, entre ellos la corrupción y el saqueo de recursos por una elite gobernante que surgió del conflicto interno de tres lustros y lo peor es que sigue ahí.
ga/arc