Redacción •  Actualidad •  26/04/2024

Ecologistas en Acción de Extremadura alegará a la planta fotovoltaica de Calzadilla en Cáceres

La organización está estudiando presentar alegaciones al proyecto de planta fotovoltaica de Calzadilla por su posible afección a valores ambientales de importancia, como a la presencia de cigüeña negra y a la última población de avutardas del valle del Alagón. Además de otros proyectos con los que está relacionado en su entorno como la planta FV Guijo y otras. Ecologistas en Acción de Extremadura recuerda que el modelo de implantación centralizada de grandes plantas fotovoltaicas no es el modelo que la organización defiende.

Ecologistas en Acción de Extremadura alegará a la planta fotovoltaica de Calzadilla en Cáceres

Para la organización, el modelo de implantación de energía fotovoltaica pasa por un modelo distribuido y por la implantación masiva del autoconsumo sobre techos de edificios, infraestructuras y naves industriales. Producir mayoritariamente allí donde se consuma. Hay que tener en cuenta que Extremadura produjo el año pasado 26.647 GWh de energía y demandó 4.761 GWh, es decir, produjo casi 7 veces más de energía de lo que consumió.
Así, destaca que la acumulación de proyectos fotovoltaicos en determinados pueblos y comarcas son contrarios al desarrollo sostenible, puesto que no son más que el mismo modelo de acaparamiento centralista de los recursos energéticos, al que hasta el momento nos tenían acostumbrados las grandes eléctricas. Con la connivencia de los gobiernos autonómicos y centrales. Casi todos estos proyectos son de grandes empresas que no radican aquí y que lo único que dejan en Extremadura es la licencia de obra, el IBI y poco más.

No es lo mismo el 1% del territorio extremeño ocupado por placas solares en determinadas zonas, que repartido por los 338 municipios extremeños, y además repartidos entre los tejados de los edificios y algunos terrenos rústicos. Esta acumulación de grandes proyectos fotovoltaicos en determinados municipios supone una manera más de acaparamiento de recursos y de convertir estos pueblos en zonas de sacrificio, donde los alcaldes y alcaldesas se prestan por el aumento económico en las arcas municipales.

Un sacrificio que queda representado en los impactos ambientales sobre especies protegidas o sobre el paisaje de estos pueblos (fragmentando hábitats y paisajes por su gran extensión). Los paisajes son un recurso importante para el desarrollo del turismo rural local y sostenible, que con estos proyectos se pierde en favor de las grandes empresas y en detrimento de proyectos locales y de ciudadan@s de a pie. La pérdida de los valores paisajísticos es quizás uno de los impactos menos valorados de los proyectos de grandes plantas fotovoltaicas, despreciado a pesar de chocar frontalmente con los recursos de turismo rural que produce un desarrollo sostenible y endógeno en los pueblos.

No solo hablamos de la cantidad de paneles fotovoltaicos y de superficie que ocupan de terreno rústico alrededor de estos pueblos sino de la gran cantidad de nuevas líneas eléctricas que atraviesan los paisajes extremeños debido a estas plantas y que se convierten en un elemento de distorsión del paisaje, además de aumentar la peligrosidad por electrocución y choque para la avifauna amenazada a pesar de las medidas correctoras y los estudios ambientales que se vienen haciendo. Siendo pues, el ejemplo más claro de lo equivocado del planteamiento de estos proyectos, puesto que la virtud de la energía fotovoltaica es la de producir donde se consume y evitar las pérdidas que produce el transporte.

Otro impacto negativo que se produce en estas zonas, además de los ambientales, es la competencia que se produce a nivel local en la disponibilidad de la tierra para los usos agrarios y ganaderos locales. Aumentando el precio de los alquileres y el de la venta de los terrenos rústicos de forma desorbitada debido a la acumulación de proyectos en estos pueblos. Chocando frontalmente con la producción primaria, muy a pesar del greenwashing que en los últimos años no deja de intentar vender como compatible con la producción agraria local. Cuando estos terrenos compiten en precios por los alquileres, y en muchos casos no tiene la misma producción primaria que en su momento tuvo en el momento anterior al de la implantación del proyecto. Rompiendo además la continuidad generacional del sector primario.

Finalmente, critican la paralización de las ayudas al autoconsumo fotovoltaico que se vienen dando desde el anterior Gobierno regional y que el actual tampoco ha sabido poner al día, que acumulan un retraso de más de 3 años. Es significativo también, que ni las consejerías ni los edificios públicos de la Junta de Extremadura ni la mayoría de los edificios de los ayuntamientos y organismo públicos en Extremadura tenga en sus tejados placas fotovoltaicas de autoconsumo. Que no solo supondría un ahorro de dinero a las arcas públicas, sino que ayudaría a cumplir los objetivos de autoconsumo y del PNIEC.  Lo cual ayudaría a mitigar el cambio climático y a la eficiencia eléctrica entre la producción y el consumo local.


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