Lucía López Marco •  Opinión •  09/01/2022

3 Razones por las que la ganadería industrial es mala para la España Vaciada

Cada vez que alguien hace alguna declaración sobre el impacto negativo que tiene la ganadería industrial, hay quien pone el grito en el cielo y lo toma como un ataque a toda la ganadería. Sin embargo, no toda la ganadería es igual, y, sin duda, la industrial es la antítesis de la extensiva.

3 Razones por las que la ganadería industrial es mala para la España Vaciada

Tras las recientes declaraciones del ministro Garzón en el diario británico The Guardian, no son pocos los sindicatos agrarios, presidentes de comunidades autónomas y otros políticos los que han saltado y solicitado la dimisión del ministro porque, según ellos, se trata de un ataque en toda regla a “la ganadería”. Sin embargo, en la entrevista en dicho diario el Ministro de Consumo dice textualmente que “la cría extensiva es una forma de ganadería medioambientalmente sostenible y que tiene mucho peso en zonas de España (…) lo que no lo es en absoluto son las macrogranjas”. Es decir, no está atacando a “la ganadería”, de hecho, defiende claramente a la ganadería extensiva como probablemente pocos ministros lo han hecho antes. Lo que ataca es la ganadería industrial.

Los medios de comunicación, a menudo por no tener el conocimiento suficiente sobre esta temática, están cargando contra Garzón por estas declaraciones, llegando incluso a afirmar que la ganadería industrial es muy positiva para las zonas rurales, concretamente para la “España vaciada”. Son muchos los mitos que emplean para vendernos la moto de la ganadería industrial, pero me voy a centrar solo en 3 para que el artículo no se extienda demasiado:

Mito nº1: “La ganadería industrial atrae población al medio rural”

Este es uno de los mitos en los que se apoyan muchos políticos y comunicadores a la hora de apoyar a la ganadería industrial y, sin embargo, nada más lejos de la realidad. De hecho, no solo no fija población, sino que cada vez hay más ganadería industrial, menos ganadería extensiva y menos personas viviendo en zonas rurales.

Para empezar, desde entre el año 2015 y 2021, el censo de cerdos (tipo de producción mayoritariamente industrial) ha crecido un 35%, sin embargo, el número de granjas ha descendido un 9%. Es más, el número de granjas de menor tamaño -menos de 1.000 animales- ha descendido un 30% en toda España en los últimos diez años. Es decir, cuánto más crece la ganadería industrial, más granjas familiares desaparecen.

Simultáneamente, mientras que entre 1975 y 2021 la población española ha aumentado un 38%el porcentaje de población viviendo en municipios rurales ha pasado del 27% en 1981, al 20% en 2020 y durante las últimas dos décadas los municipios de menos de 1000 habitantes han perdido a un 8,9% de su población. Por comunidades autónomas, las que más población han perdido son Asturias, Castilla y León, Extremadura y Aragón, siendo esta última, curiosamente, en la que más ha aumentado el censo porcino en los últimos años (+7,1% solo en 2020). Además, uno de los sectores económicos más tradicionales de Aragón, como es la ganadería en extensivo de ovino, ha perdido entre 2006 y 2021 el 41% de su cabaña.

Vamos, que es una regla de tres muy sencilla: cuanto más crece la ganadería industrial, más cae la ganadería extensiva y más personas abandonan el territorio.

Mito nº2: “La ganadería industrial crea empleo”

Además de que, como ya hemos visto, la ganadería industrial hace que haya un mayor número de animales por explotación y que, por tanto, desaparezcan muchas granjas familiares, hay que tener en cuenta el sistema de funcionamiento mayoritario en este tipo de ganadería, que es por integradoras. Este sistema consiste en “la subcontratación de las instalaciones y mano de obra necesarias para la cría y engorde de ganado porcino, y el suministro a las explotaciones contratadas de las materias primas necesarias: genética, ganado, piensos, medicamentos, material ganadero y apoyo técnico”. Es decir una persona adquiere un crédito o invierte sus ahorros en desarrollar una instalación, que es suya, y es la instalación donde se alojarán los animales, la granja. Sin embargo, los animales no son suyos, sino de una gran empresa que se los da a la granja para que los cuide centrándose en una fase de la producción (engorde, cría, etc…). Tal y como aclaran en la página de una de estas integradoras “el integrado aporta las instalaciones y demás bienes y servicios necesarios para la actividad y se compromete al cuidado y mantenimiento del ganado. La empresa integradora proporciona los animales, medios de producción (pienso, medicamentos, ..) y los servicios necesarios (veterinarios, trasporte, ..) pactados en contrato para que el integrado pueda realizar su actividad y cumplir con los objetivos del acuerdo de integración”

Es decir, si el día de mañana la integradora decide que le sale más barato engordar a los cerdos en otro país, se los llevará y la persona propietaria de la granja se quedará con la infraestructura, la deuda que haya adquirido si es el caso y todo el purín generado. Y al final el mayor beneficio se lo queda la empresa integradora. De hecho, el auge del porcino se debe en gran medida a la exportación a China, país que ha aumentado su producción en el último año y ello se ha traducido en una caída de las exportaciones.

Por otro lado, estudios llevados a cabo en EE. UU. concluyen que este tipo de ganadería destruye el triple de empleos de los que generan, ya que al ser explotaciones muy automatizadas requieren muy poca mano de obra, y los trabajos que crea son de peor calidad, precarios y mal remunerados.

Mito nº 3: “La ganadería industrial es muy positiva para el medio rural”

Ya hemos visto que genera despoblación y genera poco empleo, más bien lo destruye. Pero eso no es todo, ya que tiene un impacto muy negativo en el medio ambiente. Por un lado, la ganadería industrial genera purines, que resultan de la mezcla de orina, estiércol y agua de lavado. Y precisamente, los purines del porcino son de los más contaminantes ya que cada tonelada de purín contiene 2 kg de nitrógeno, 0,5 de fósforo y 3 de potasio.

Lo que sucede con estos purines es que tienen que acabar en algún sitio, así que se emplean como fertilizante y se esparcen por tierras agrarias, lo que pasa es que no equitativamente, o mejor dicho, lo que pasa es que al haber tanto cerdo concentrado en una explotación, se genera mucho purín y se necesitaría mucha tierra para fertilizarla de forma equitativa. Así que al final lo que tenemos es una gran cantidad de nitrógeno concentrada que contamina los suelos y los acuíferos. De hecho, se estima que más de un millar de acuíferos subterráneos estarían afectados según el Ministerio de Transición Ecológica, otro tanto ocurre con las aguas superficiales. En Cataluña el 40% de las aguas están contaminadas por nitratos, que proceden en gran parte de los purines de estas instalaciones, mientras que en Aragón hay pueblos enteros sin poder beber agua del grifo por la contaminación por nitratos.

Por otro lado, como se ha mencionado, el aumento de la ganadería industrial repercute directamente a la ganadería extensiva. Mientras que la ganadería industrial no está ligada a la tierra, porque los animales no salen a pastorear sino que se encuentran siempre en la explotación, en la ganadería extensiva los animales ayudan a moldear el paisaje y a conservar la biodiversidad. 

Según un estudio realizado por la Asociación Trashumancia y Nnaturaleza, en España cada oveja trashumante traslada diariamente alrededor de 5.000 semillas y abona el terreno por el que pasa con más de 3 kg de estiércol, y, además, cada vaca aporta unas 50.000 semillas y 30 kg de abono, a lo largo de 20 Km. diarios de recorrido. O, lo que es lo mismo, cada rebaño de 1.000 ovejas o de 100 vacas trashumantes dispersa más de 150 millones de semillas y 100 toneladas de estiércol, a lo largo de más de 500 kilómetros durante sus desplazamientos de alrededor de un mes por las cañadas. Es decir, que la ganadería extensiva, además de aportar productos de gran calidad, hace también de jardinera, cuidando nuestros paisajes ibéricos.

En resumen, no es oro todo lo que reluce y el impacto negativo de la ganadería industrial en el medio rural es enorme, así que ya sabes, la próxima vez que alguien te diga que el sector porcino es bueno para la mal llamada “España vaciada” aquí tienes material para desmontar algunos de esos argumentos.

Fuente: https://mallata.com/3-razones-por-las-que-la-ganaderia-industrial-es-mala-para-la-espana-vaciada/


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