César Pérez Navarro •  Opinión •  27/06/2019

Pedro Sánchez en abril de 2019: «no es ningún problema [que entre en el Gobierno Podemos]»

Pedro Sánchez en abril de 2019: «no es ningún problema [que entre en el Gobierno Podemos]»

Las palabras de Sánchez dos días antes de las elecciones Generales sonaban muy diferentes a la actitud actual del PSOE: «Yo con el señor Iglesias y con Unidas Podemos solamente puedo tener palabras de gratitud. Hay una lección de estos diez meses y es que la izquierda puede entenderse cuando quiere y hacer cosas buenas por la mayoría social de este país», afirmó -entre otras lindezas- en una entrevista a El País el 26 de abril. En campaña electoral, el PSOE aceptaba un Gobierno de coalición con Unidas Podemos. Ahora habla de Gobierno de «cooperación» para hacer entender que Unidas Podemos no puede estar en el Consejo de Ministros ni asumir ministerios.

[…] P. «¿Pero si Podemos le pide entrar en el Gobierno, es un problema para usted?

R. ¿Para mí? Vamos a ver. ¿Cómo va a ser un problema para mí gobernar?

P. Que entre en el Gobierno Podemos.

R. No es ningún problema. La extraordinaria noticia el próximo domingo sería que España continúa avanzando. Yo no tengo un sentido patrimonialista ni tampoco monopolístico del poder. Pero, insisto, es que el problema no es ese, el desafío que tiene España no es el 29 de abril, es el 28 de abril. Por eso le decía a Iglesias, vamos a hablar de que se movilice toda la ciudadanía progresista. […]

Captura de pantalla de un extracto de la entrevista de El País a Sánchez. 26 de abril de 2019

Un extracto de la entrevista del diario El País a Pedro Sánchez en la víspera de las elecciones Generales del 28A aliviaba a todos aquellos votantes de la izquierda que temían un nuevo pacto con Ciudadanos. Pero un resultado electoral que aumentaba la proporción de 2 votos para el PSOE por 1 para Unidas Podemos en el cómputo total de las pasadas Generales, hacía que el PSOE retomase su célebre costumbre de alejarse del dicho al hecho.

Pablo Iglesias también quiso recordar esta semana las palabras del propio dirigente del PSOE en 2016 cuando el PP de Rajoy se encontró en una situación similar a la actual, y buscaba apoyos para su investidura: «A ningún político serio se le ocurre presentarse a una investidura sin los apoyos atados, eso es una irresponsabilidad. No lo digo yo, se lo dijo Pedro Sánchez a Rajoy y tenía toda la razón». Efectivamente, la hemeroteca también nos deja otra rotunda afirmación del presidente en funciones: «La responsabilidad de que el señor Rajoy pierda la investidura es, en exclusiva, de Rajoy. De su incapacidad de poder articular una mayoría necesaria para lograr esos 175 diputados».

Hoy, el nuevo gurú de Sánchez, Iván Redondo, jefe de su campaña electoral, se inclina por una repetición de comicios en otoño con la idea de que los suyos verían reforzada su mayoría actual, y esto forzaría a Unidas Podemos a renunciar al ejercicio efectivo del poder político que garantice apuestas en las que el PSOE dice una cosa y hace otra… Véanse las dos reformas laborales neoliberales que precarizaron la situación laboral de los trabajadores españoles cargando sobre los jóvenes el coste de la crisis financiera. Véase una Ley Mordaza que ya no se deroga, se «reforma», o una burbuja del alquiler que también sufren los jóvenes en particular y un control de precios pactado con Unidas Podemos en los meses de moción, pero también olvidado en un cajón.

Esta por ver si esa repetición de elecciones reforzaría efectivamente al PSOE, o si supondría la vuelta de ex-votantes de Unidas Podemos desengañados con un PSOE demasiado codicioso y arrogante, que cree que puede asumir todos los ministerios y el Gobierno en solitario con solo 126 escaños. También si se repetería la mayoría actual, si -como muchos preveen- PP, Cs y Vox movilizan a todo su electorado ante una segunda oportunidad y buena parte de los votantes de PSOE y Unidas Podemos se quedan en casa, hartos de la imposibilidad de sacar adelante una agenda verdaderamente social que revierta los recortes ultraliberales y mejore la situación económica de la clase trabajadora.

Por lo leído, es muy probable que Redondo sea lo más parecido a un submarino del PSOE de toda la vida que en absoluto quiere recuperar las políticas socialdemócratas más allá de lo meramente estético, un Francis Underwood que pretende sitúar al PSOE de nuevo en el «centro», ocupando espacio abandonado por Ciudadanos. Estrategia política para hacer crecer al PSOE sin dejar de contentar al IBEX o al establishment político-económico, pero nunca para revertir la senda emprendida desde 2008. Hasta que dure el nuevo desengaño, y otra vez, a construir desde la nada, a partir del marketing, el apoyo de los grandes medios de comunicación y promesas nuevamente incumpidas. Otra entrevista con Évole poniendo el corazón sobre la mesa: «Me equivoqué al tachar a Podemos de populistas, el PSOE tiene que trabajar codo con codo con Podemos […] «no supe entender el movimiento que había detrás de Iglesias, la cantidad de gente joven que quiere renovar la política […] ese impulso es muy necesario para el PSOE», y a empezar de nuevo. Plas plas plas plas…

No muchos conocen que Iván Redondo estudió Humanidades y Comunicación en la Universidad de Deusto y se inició en la política asesorando a Xavier García Albiol -ese entranable fascista- durante la campaña electoral para las elecciones municipales de 2011. Recordemos uno de sus lemas (que aquí no escribimos el término «fascista o neofascista» a la ligera): «Limpiando Badalona«. O aquellos maravillosos trípticos con fotos de rumanos de etnia gitana con la pregunta impresa. «¿Tu barrio es seguro?». Después asesoró al también pepero José Antonio Monago en Extremadura entre los años 2012 y 2015 y, al fin, en 2017, entró a trabajar con Pedro Sánchez para preparar las primarias del PSOE.

Más allá de su pasado, creemos que Redondo, como ocurre con la mayor parte del entorno de Sánchez, sitúa el crecimiento del Partido Socialista por encima de la justicia social, y estaría encantadísimo de hacer efectivo un pacto con Ciudadanos. Si opta por la repetición de elecciones está anteponiendo un decidido ataque para finiquitar Unidas Podemos y fagocitarlo antes que el bienestar del país desde la estabilidad con el impulso de una agenda verdaderamente progresista. Pero sobre todo, pensemos que la política de pactos del PSOE siempre ha dejado a la izquierda política en el papel de mero comparsa sin cuota alguna para emprender cambios más allá de lo efectista. En 1989, con 166 escaños, no acudió a los 17 de IU para lograr la estabilidad, sino a la abstención de los 5 del PNV y 1 del Partido Aragonés para ser investido González con mayoría simple. En 1993 y 1996 fue Convergencia i Unió la que protagonizó sendos pactos para asegurar la estabilidad gubernamental. Y primero apuntaló el Gobierno del PSOE presidido por Felipe González: entonces el PSOE contaba con 159 diputados e IU con 17 que le hubieran dado una mayoría absoluta de 176, pero González logró su investidura con los 17 de CiU y otros 5 extra del PNV. Zapatero hizo lo propio en su segunda legislatura y gobernó en solitario con mayoría simple gracias a la abstención de nacionalistas.


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