Carlos Aznárez •  Opinión •  26/11/2019

Cuba. Volver a Fidel

Cuba. Volver a Fidel

Volver a su pasión para transformar la política en algo realizable a pesar de las mil dificultades que se presentaran.

Volver a su coraje a la hora de enfrentar enemigos mil veces más poderosos y no decaer en el intento.

Volver a su empecinamiento de seguir avanzando en las circunstancias más difíciles como ocurriera luego del asalto al Moncada o del complicado desembarco del Granma.

Volver a su inteligencia para defender las ideas que lo inspiraron a lanzarse a la difícil batalla de derrotar al tirano Batista y poder auto defenderse en el juicio posterior al Moncada determinando ante propios y extraños que el verdadero responsable del Asalto era el Apóstol Martí.

Volver a su dureza sin abandonar la ternura, demostrada en cada combate, en cada instancia decisiva donde cualquier duda pudo costarle la vida a él y sus compañeros.

Volver a sus enseñanzas sobre la necesaria combinación entre la lucha de masas y la lucha armada para conseguir victorias definitivas como la lograda por Cuba en estos 60 años de existencia. Victorias que por su solidez no se vienen abajo con golpes o intrigas, como quisiera el imperialismo.

Volver a su sagacidad de estratega militar que le permitió sortear en la Sierra Maestra pero también durante los años difíciles de gobierno, momentos en los que la lógica indicaba que la derrota estaba a poco tiempo de producirse, y gracias a su consecuencia y espíritu guerrero pudo generar condiciones para vencer.

Volver a quien percibió junto a su hermano de combate Che, la importancia de comenzar, apenas se derrotara al dictador, la construcción de una herramienta para batallar contra la desinformación y la tergiversación de sus ideales y transformaciones. Ambos, con otro guerrero como Jorge Ricardo Masetti fueron los artífices de la Agencia Prensa Latina que aún sigue gatillando información creíble

Volver a ese dar ejemplo constante para que toda Cuba entendiera que son tan importantes las armas listas para el combate como el trabajo voluntario a fin de echar a rodar la producción y gestar una economía de autosostenimiento.

Volver a su paciencia infinita para enseñar, formar y estimular conocimientos a quienes siempre se los había mantenido al margen, excluidos, humillados. La alfabetización como punto de partida y luego, a lo largo de toda la Revolución, la preparación, la capacitación, el estudio, fueron su mayor preocupación para lograr un pueblo culto y ansioso de seguir creciendo en ese sentido.

Volver a su enorme humanidad de proyectar instrumentos para asegurar salud gratuita para todos los hombres y mujeres de Cuba, pero tiempo después agrandar la apuesta generando el ejército de batas blancas que hoy inundan con su solidaridad los sitios más remotos de este mundo.

Volver a su claridad para determinar que el imperialismo yanqui era el enemigo a combatir y no descansar ni un dia en denunciarlo como la antítesis de una sociedad en la que la vida siempre vence a la muerte.

Volver a su claridad para darse cuenta que las mujeres de Cuba valían y valen tanto como los hombres, y desde el mismo punto de arranque ayudar a formar el pelotón de guerrilleras «Mariana Grajales» y ya en tiempos de construcción del gobierno revolucionario ‘poner todo el ímpetu necesario para crear junto con Vilma Espín la Federación de Mujeres cubanas, entidad indispensable en la formación y espíritu de lucha eee

Volver a su concepción del socialismo y del comunismo, en la que la sociedad se convierte en un mundo de iguales y no hay resquicios para que se cuele ninguna variante de capitalismo y tampoco los atajos que utiliza el mismo para engañar a los pueblos, desde el reformismo hasta la socialdemocracia.

Volver a su concepto de internacionalismo, donde la lucha de cualquier pueblo del planeta que enfrenta al imperialismo, es parte de la lucha de Cuba, algo que en estos 60 años ha quedado más que demostrado.

Volver a Fidel, el héroe de mil batallas pero también el estadista reflexivo que siempre se adelantó al futuro previendo que a esta Humanidad la salvamos entre todes o se extinguirá.

Volver a Fidel, que al contrario de otros falsos líderes hizo de la humildad un estilo de vida, eludiendo egolatrías innecesarias y comportamientos elitistas. Toda su vida estuvo al pie del cañón junto a su pueblo, siempre dispuesto a conducirlo a vencer en las más difíciles batallas.

Ahora, a tres años de su ausencia física, su legado revolucionario nos sigue iluminando en un momento muy difícil para el continente y el mundo. Pero estas nuevas insurgencias que van despertándose entre nuestros pueblos son la señal que él no se equivocaba cuando vaticinaba que más allá de su brutalidad y ambición descontrolada, el imperialismo se derrumbará en este siglo.

Volver a Fidel es seguir imaginando una Revolución socialista como la que él supo construir para demostrarnos que el camino está trazado. Lo que falta, cantaría Daniel Viglietti, es caminar.

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Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/11/25/cuba-volver-a-fidel/


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