Pablo Ruiz •  Opinión •  23/07/2016

Juegos Olímpicos: ¿También campo de guerra?

Juegos Olímpicos: ¿También campo de guerra?

El diario electrónico Expansión de México, y que trabaja en alianza con CNN, ya indica las proyecciones de los Juegos Olímpicos que se realizaran en Río de Janeiro entre el 5 y el 21 de agosto de 2016.

 Señalan en un gráfico estimativo, que EEUU y China, debieran ganar más medallas en las olimpiadas de Brasil y que Rusia, Gran Bretaña y Alemania, tendrán menos victorias en estas competencias deportivas.

Cabe señalar que la prensa, en las últimas semanas y meses, ha informado que varios deportistas rusos ya no podrán participar de las próximas olimpiadas por acusaciones de dopaje.

En una nota publicada recientemente por EMOL y firmada por la agencia EFE, y ampliamente difundida en el mundo, se informa que el Comité Olímpico Internacional anunció en un comunicado que de “454 muestras de Pekín habían dado 31 controles positivos, en deportistas de 12 países y de 12 disciplinas diferentes”.

 La nota en cuestión no indica qué países y qué deportistas se doparon en las competencias de 2008 en Pekín. Sin embargo – y esto llama mucho la atención- sí indica que el ex jefe del laboratorio antidopaje ruso, Grigori Rodtchenkov, ahora exiliado en los Estados Unidos, acusó a decenas de atletas rusos por dopaje durante los Juegos de Sochi, en 2014.

 Meses atrás también, un informe de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA en inglés), recomendó al Consejo de la Federación Internacional de Atletismo a suspender a la Federación de Atletismo de Rusia por evidencias de “dopaje masivo”.

 “La medida es indefinida y supone ‘de facto’ la exclusión de los atletas rusos de todas las competiciones internacionales en la temporada atlética que acaba de comenzar, la más importante de todas ellas los Juegos Olímpicos de Río”, indica Joan Justribó en el sitio mundodeportivo.com.

El jefe de Comité Olímpico de Rusia, Aleksander Zhukov, señaló que la decisión era “injusta” agregando que: “No se puede penalizar a todo un país por el mal proceder de algunos”.

 A todo eso, sumemos también, que la estrella del tenis, María Sharapova, dio positivo por usar Meldonium, durante el mes de enero de este año, en el Abierto de Australia.

Sharapova dijo, en su defensa, que estaba tomado el medicamento para el corazón desde el año 2006, y que no estaba al tanto que este producto farmacéutico estaba prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje.

De acuerdo a una nota de CNN en español, el medicamento fue justamente añadido a la lista de “sustancias prohibidas” a inicios del 2016.

Estos tres hechos, relatados anteriormente, más parecen una trama de inteligencia de los servicios secretos de los EEUU para dejar fuera a muchos deportistas rusos de los Juegos Olímpicos que se desarrollaran en Brasil.  No sé trata de un caso aislado sino de sucesivos hechos que llaman a la sospecha.

Cabe preguntarse, si la Agencia Mundial Antidopaje estará trabajando con una “lista negra” y si no estará actuando con criterios políticos al sancionar casi exclusivamente a deportistas rusos y de esta forma favorecer las pretensiones geopolíticas que tienen los EEUU que también incluyen las competencias deportivas.

Los deportistas rusos que están siendo sindicados actualmente por escándalos por dopaje no sólo tendrán que defender sus derechos y su honor ante su misma sociedad sino que perderán una serie de contratos comerciales que los perjudican directamente.

La tenista Sharapova ha presentado ya su caso a la Corte de Arbitraje del Deporte y se espera que la Corte emita un fallo este 18 de julio próximo.

CNN en español, señala que la “ex número 1 del mundo y campeona del Grand Slam, cinco veces, tiene un valor neto estimado 195 millones de dólares, y la “Marca Sharapova” abarca incluso los productos de confitería”.

Sin duda, que el dopaje es un asunto grave que afecta al deporte mundial en su conjunto. Creer que esto sólo puede suceder con los deportistas rusos es llamarse a engaño o dejarse manipular por los grandes medios de prensa occidentales.

El diario electrónico marca.com publicó en enero pasado -basándose en un reportaje de la cadena Al Jazeera, titulado “El lado oscuro”- que el farmacéutico Charlie Sly “aseguró que diferentes jugadores de la NFL, incluido (Peyton) Manning, y la liga estadounidense de béisbol, consumían hormona del crecimiento para mejorar su rendimiento”.

Victor Conte, quien fuera dueño del laboratorio BALCO en EEUU, quien estuvo en el centro de una trama global de dopaje de esteroides, aseguró que existen medicamentos en EEUU que no son detectados por los controles anti dopaje.

Resulta revelador que un reportaje fotográfico de CNN en español, indicó a 10 deportistas famosos que han sido sancionados por dopaje. La mayoría, sin embargo, eran estadounidenses, como los atletas Michael Phelps y Tyson Gay; el ciclista, Lance Armstrong; y el ex tenista estadounidense André Agassi; entre otros. Evidentemente, aparece también la tenista rusa María Sharapova y el argentino Diego Maradona.

En un artículo de opinión firmado por E. Sepúlveda titulado “Las agujas hieren a Rusia”, publicado en el diario La Tercera, se indica que aunque “los motivos parecen estrictamente deportivos” aquellos “están teñidos por los conflictos de la política internacional rusa y la figura del Presidente Vladimir Putin”.

Es muy curioso, o llama a la suspicacia, que todas las revelaciones y sanciones contra los deportistas rusos sucedan a pocos meses y días de los juegos olímpicos.

Como sea, parece injusto que un país como Rusia sea sancionado en esta magnitud y no pueda “limpiar su imagen” en los mismos juegos del 2016 donde todos los deportistas del mundo debieran ser medidos en igualdad de condiciones y derechos y no sacados mucho antes del juego por verdaderas operaciones de sabotaje que afectan a justos y pecadores al mismo tiempo.

 * Pablo Ruiz, periodista

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/178832

 


Opinión /