Rafael A.Luna Murillo •  Opinión •  19/02/2017

Protección y Bienestar animal un cruce de caminos

El maltrato y la crueldad con los animales es un acto universal que realiza la especie humana en cada rincón de este planeta. Quizá el más deleznable sea aquel trato que usa a los animales  y su sufrimiento para diversión y ocio .Ya sea participando en el mismo directamente o como parte del público que lo visualiza. Gran parte de esta selecta clientela no solo ha adoptado a un animal en concreto para “emocionarse” con su sufrimiento, sino que le gusta hacerlo con todo aquello que considera que se merece dicho trato. Otros, simplemente por desconocimiento o ignorancia de que los animales sufren lo indecible con los estos usos, son los que convencidos  que no es tanto el sufrimiento que les atribuyen los científicos  lo justifican en base a que no sienten como los seres humanos.

España es un país donde la crueldad y el maltrato animal forma parte desde tiempo inmemorial del acervo cultural ibero-hispano-español. España y los españoles han exportado esas prácticas abominables con los animales allí donde conquistaron tierras y hombres y arrasaron civilizaciones. A algunos esta manifestación patria les dará  justificación suficiente para defender a capa y espada la tradicional fiesta con animales, en honor de algún patrón o patrona casi siempre. Quizá esta obsesión por la “Santa Fiesta” está detrás de lo que algunos definen como “Hacer Grande a España otra vez” .Yo, particularmente, no le encuentro justificación y me pongo a temblar con solo escucharlo.

La Unión Europea ya “reconoce a los animales la capacidad de sentir, y se insta a los Estados miembros a que adapten la legislación para proteger a los animales de su maltrato, asegurando su bienestar”. Hace poco, España ha ratificado por fin el convenio para la protección de animales de compañía, que es de 1987 siempre  retrasado por los responsables ministeriales de turno. Se permitía, por ejemplo, el corte estético de orejas y rabos  en perros y la desungulación en gatos. Usar métodos de eutanasia como la electrocución, el envenenamiento y que pudiera hacerlo cualquier persona que no fuera un veterinario que es el único profesional que puede dar garantías de hacerlo bien y de forma humanitaria. ¿Podrán alguna vez hacerse a la idea de ese sufrimiento?

De forma no vinculante pero sí a modo de recomendación el convenio anima a los países a elaborar programas educativos sobre diversas materias, algunas tan importantes como la no conveniencia de adquirir animales salvajes como animales de compañía y desalentar a la ciudadanía en el uso de animales como regalo o premio y su repercusión en el número de abandonos. Pero en educación seguimos fallando al permitir en nuestro país Escuelas de Tauromaquia en las que se explica a menores de edad que el maltrato  y la muerte de la que llaman bestia o enemigo, algo que está predestinado, son por el amor profundo al toro y a la patria.

Las sociedades cambian y la conciencia sobre el mejor trato que les dispensamos a los animales es una consecuencia de que vamos por el mejor de los caminos para ser los mejores aliados de la biodiversidad y del Planeta.

Rafael A.Luna Murillo, veterinario y etólogo. Simpatizante de EQUO


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