André Abeledo Fernández •  Opinión •  10/05/2020

Necesitamos dos vacunas, una contra el COVID-19 y otra para recuperar la conciencia de clase

Mañana cuando la ansiada vacuna contra el COVID-19 nos haga pasar página de la pandemia, la crisis sanitaria dará paso a la depresión económica. 
 
Lo que me asusta es pensar que no tenemos vacuna contra la falta de memoria y que el único remedio que conoce el capitalismo contra la crisis y la depresión económica es más desigualdad, menos derechos, más miseria, menos esperanza, más miedo.
 
La nueva realidad será lo que seamos capaces de construir y será difícil que la clase trabajadora pueda construir un futuro mejor de no estar organizada, de no ser consciente de su propia fuerza y de no recuperar la conciencia de clase.
 
La oligarquía tiene claro a que clase pertenece, sabe cuales son sus intereses, están bien organizados y tienen poder y dinero. Sus intereses son contrarios a los nuestros e incompatibles con la justicia social y el bienestar de la mayoría.
 
Lo lógico sería que como sociedad y como clase social hubiésemos aprendido una gran lección, cuando la clase trabajadora para nada  funciona y los trabajadores esenciales no son los grandes directivos, ni los empresarios multimillonarios. 
 
Los trabajadores realmente esenciales son los sanitarios, los educadores, los trabajadores de los supermercados, los servicios de limpieza, las gelocultoras, las personas de ayuda a domicilio, los conductores de ambulancias, los camioneros y un largo etcétera de trabajadoras y trabajadores mal pagados y muy infravalorados.
 
Todos estamos en el mismo mar pero unos navegan en su lujoso yate, otros en su lanchita a remos, mientras que otros nadan con todas sus fuerzas para no ahogarse.
 
Las trabajadoras y trabajadores necesitamos organizarnos a todos los niveles, a nivel sindical, a nivel político, a nivel solidario para enfrentarnos a una de las batallas más duras y difíciles de todos los tiempos, un escenario tanto o más complicado que el vivido después  de la segunda guerra mundial.
 
Entonces existían dos campos bien delimitados, una URSS y una clase obrera con conciencia de clase y organizada. 
 
Vamos a necesitar mucho más que aplausos y buenas intenciones para defender nuestros intereses como clase trabajadora, nuestro presente y el futuro de nuestros hijos.

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