Diana Patricia Arias Henao •  Opinión •  02/05/2024

El odio cuece a la guerra, pero el deseo de paz es insoluble

El 21 de abril de 2024, los furibistas convocaron a la marcha contra el Gobierno de Gustavo Petro, que terminó consolidándose como la marcha del odio. Una marcha que si bien fue acompañada por ciudadanos del común que han sucumbido a la nefasta dominación mediática en contra del gobierno del cambio, no resultan más que ovejas que caminan sin ver a los lobos que nos acechan. Los lobos millonarios, corruptos y llenos de deseos de derrocar como sea, a quien fue elegido por el pueblo colombiano, para que sea su presidente. Nuestro presidente.

Un pueblo asqueado de las élites corruptas que aún siguen negando las barbaridades cometidas por sus gobernantes y aliados estratégicos. No les importan los falsos positivos, ni los genocidios, y se abrazan a las banderas de Israel, queriendo dejar impoluta, su impronta asesina.

Los mensajes que quedaron de la marcha del odio fueron claros. Hay deseos de asesinar al presidente de Colombia. En la marcha del odio, la gente de bien, comulgó con caminar al lado de ataúdes, acompasados sus pasos, con mensajes como: “Petro, en serio, te vas al cementerio”.

Evidenciamos, un grueso social acostumbrado a la violencia y que normaliza el asesinar a los que piensan diferente. Muchos tuvimos que aguantar ocho años a Álvaro Uribe como presidente de éste país, y nunca salimos a marchar para vociferar con rabiosas intenciones, que lo íbamos a matar. Estamos rodeados de una ralea dentro de nuestra sociedad que quiere justificar matar a todo lo que no le guste. Una ralea asesina o que se identifica con asesinos. La semilla que sembró Uribe en el país, es la semilla del odio, del sectarismo y de la muerte.

Hoy primero de mayo, los nadies salimos a las calles. De forma multitudinaria y en paz, respondimos al llamado de la democracia. Los nadies somos negros, blancos, indígenas, diversos, y pacíficos. Mientras escuchamos el discurso de nuestro presidente, los medios de comunicación poderosos como Caracol y RCN, obviaron el mensaje del primer mandatario.

No importa, les resumo: el presidente sabe que lo quieren matar; que hay al menos un millón de armas y municiones refundidas dentro de las bases militares; que hay una ralea de lobos asesinos que no lo soportan y que utilizan los medios de comunicación y sus medios económicos, para convocar y convencer a más ovejas para que se dejen pastorear como a un rebaño ansioso que sueña con tener colmillos y garras; que se va al carajo la diplomacia con Israel porque claramente están cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino; y que si muere palestina, muere la humanidad misma.

Hoy es un día de no olvidar las luchas de la humanidad en todas las latitudes del mundo para vencer a los esclavistas y dignificarnos como seres humanos. El ambiente en Colombia está caldeado, pues los lobos cuecen un golpe de Estado, escondiéndose a través de un rebaño envenado de odio, así que, para seguir construyendo los caminos de la paz, tenemos que estar bien abejas. De lo contrario, como dijo mi ex, hasta aquí llegamos.

*Diana Patricia Arias Henao.

Doctora en Relaciones Internacionales.

Postdoctora en Derecho Público X: @DianaAriasAjua.


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