Raúl Antonio Capote •  Opinión •  01/12/2020

Golpe suave: estrategia de EE. UU. para cambiar sistemas

Golpe suave: estrategia de EE. UU. para cambiar sistemas

Las revoluciones de colores, golpes suaves o golpes blandos son, en realidad, un mecanismo de intervención extranjera indirecta, creado por la cia para, en las nuevas condiciones geopolíticas de finales del siglo XX y principios del XXI, aplicar, con la menor cantidad de pérdidas posibles, la vieja política de cambio de sistema social en aquellos países que revisten algún objetivo estratégico para EE. UU..

Gene Sharp, el hombre al que se le atribuye la autoría de la estrategia, fue considerado el gurú de las revoluciones no violentas. Su obra De la dictadura a la democracia, que describe y orienta cómo derribar a una «dictadura» con métodos no violentos, ha sido traducida a más de 30 idiomas.

El Instituto Alberto Einstein fue el centro pionero, junto a la Open Society Foundations, del multimillonario George Soros, de esta nueva forma intervencionista, disfrazada de revuelta popular pacífica, que se puso en práctica para el derrocamiento de Slobodan Milosevic, en Yugoslavia, en el año 2000.

Srdja Popovic, Andrej Milivojevic, Slobodan Djinovic, dirigentes del grupo Otpor (resistencia) en Yugoslavia, elemento principal del golpe en ese país, son los fundadores del Centro para la Acción y la Estrategia No Violenta Aplicadas (Canvas), seguidores y «esforzados» alumnos de Gene Sharp. Son autores, además, del manual Lucha no violenta. Los 50 puntos cruciales, especie de biblia del golpe suave, distribuida por millones de ejemplares en todo el mundo.

Según lo planteado, los jóvenes, bajo la bandera de la «no violencia», y empleando logotipos y tácticas de marketing que atraen a la juventud, deben fomentar pequeños disturbios en la calle, para crear un ámbito permanente de inestabilidad y caos. Luego, atrayendo la atención de los medios internacionales, y guiados por las agencias de Washington,  persiguen provocar la represión de las fuerzas de seguridad, a través de actos violentos o ilegales, imagen que seguidamente es proyectada a través de la prensa como una violación de los derechos humanos, y utilizada para justificar cualquier acción contra el gobierno.

¿Cómo fabrican los Servicios Especiales de EE. UU. una Revolución de colores? Según el manual de lucha no violenta, factores externos crean, organizan, contactan y proveen de dinero y formación a grupos opositores, con la finalidad de que estos generen un efecto multiplicador de las acciones de calle de los «activistas juveniles».

Se reclutan actores ajenos a la política convencional, especialmente jóvenes y estudiantes sin afinidad ideológica alguna, identificados con los patrones y valores de la sociedad de consumo.

PUNTOS ESENCIALES DEL MANUAL

Utilización de simbologías y consignas que ayuden a masificar el movimiento, más que por convicción política, por moda, ropas de un determinado color, banderas, signos, etc.

Implementación de un discurso de la no violencia y de desobediencia pacífica, acompañado de repetidas movilizaciones de calle, hasta conseguir un hecho detonante que lleve al colapso del Estado.

Focalización de la protesta.

Utilización de medios de difusión y comunicación electrónicos, teléfonos celulares y otros, para generar concentraciones rápidas y presencia inmediata de los medios internacionales.

Mediante el uso de medios propagandísticos no convencionales, redes sociales, pintadas y performances, se procura banalizar y ridiculizar la investidura presidencial y las altas autoridades.

La promoción del caos interno se hace acompañar de una gran presión internacional de exhortación al respeto de los derechos humanos de los manifestantes, y de la generación de medidas de coerción económica que provoquen grandes espirales inflacionarias, escasez de alimentos e inseguridad, para asfixiar al gobierno víctima del ataque y arrastrar a otros sectores a las acciones callejeras.

Otro elemento de la campaña internacional es la negación de la naturaleza democrática del gobierno, denunciando que se origina en un fraude electoral, sin consenso, y que, por lo tanto, es ilegítimo, represivo, antipopular, en fin, una dictadura.

Los grandes medios construyen una falsa realidad del país víctima de la «revolución», presentando a la opinión pública mundial una situación de ingobernabilidad y caos.

La estrategia, en conjunto, consta de cinco etapas fundamentales: ablandamiento, deslegitimación del gobierno, calentamiento de la calle, combinación de diferentes formas de lucha y fractura institucional.

Algunas de las «revoluciones no violentas» realizadas en Europa, Medio Oriente y América Latina describen regularidades como las siguientes: uso de carteles en inglés, ciberacoso a funcionarios públicos y a personas que apoyan al gobierno, falsificación de documentos, fakenews, agresión física selectiva, uso de armas artesanales, contratación de delincuentes y mercenarios para ejecutar acciones antigubernamentales, así como un amplio y articulado uso de las redes sociales como arma de ataque y movilización.

PAPEL DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

Los enormes y bien provistos ejércitos imperiales cuentan hoy con poderosas armas tecnológicas. Al decir de Luis Brito García, «sus cañones son los medios de comunicación de masas; sus proyectiles, las ideologías».

Está documentado que el Grupo de Acción Política (gap), que forma parte del Centro de Actividades Especiales, división de la Agencia Central de Inteligencia, realiza acciones que incluyen la creación de estructuras de comunicaciones y acceso a internet en los países o regiones objetivo de la agresión.

Los gap forman fuerzas de tarea en internet que, a su vez, contratan laboratorios de investigación que utilizan el big data, la minería de datos, para sectorizar la influencia en las redes sociales contra determinado sector sobre el que quieren influir.

También contratan especialistas (netcenters) en propaganda negra y sicarios digitales encargados del asesinato del carácter, el ciberacoso de figuras públicas, funcionarios del gobierno, etc. Tales campañas pretenden sembrar la falta de fe en el ser humano y sus posibilidades, en tanto exaltan el cinismo y el egocentrismo.

Ellos necesitan audiencias repetidoras de falacias emotivas donde predomine el punto de vista hegemónico. La posverdad con su capacidad de consenso, su glamur, su potencial de usurpación simbólica, es utilizada sin ningún recato. Su esencia es subordinar los hechos a las habilidades emocionales del manipulador, a su capacidad de actuar, de dramatizar la mentira.

¿Por qué las revoluciones de colores no han tenido éxito en Cuba y Venezuela?

Las revoluciones de colores han demostrado ser una estrategia de injerencia externa muy efectiva en aquellos países en los cuales un gobierno no goza del apoyo del pueblo, está cuestionada su legitimidad o no cuenta con la fuerza necesaria para salir victorioso en un proceso electoral, por haber perdido prestigio entre los habitantes del país, haberse apartado de las masas, y existir entre el pueblo y sus líderes una comunicación escasa o nula.

Uno de los primeros puntos del Manual de lucha no violenta explica que, con el fin de conducirla, «lo primero que hay que comprender es la naturaleza del poder político». Precisamente, el desconocimiento exacto de este aspecto, en Cuba y Venezuela, ha llevado al fracaso ante cada intento de aplicar en ambos países ese modelo.

Contra una revolución auténtica, con un gobierno del pueblo y para el pueblo, con ciudadanos conscientes, ideológicamente preparados, es imposible que tenga éxito un golpe suave.

Fuente: Granma


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