Barricada •  Opinión •  01/10/2021

Nicaragua: Rigoberto destruyó un mito, terminó con una tradición y reafirmó un método de lucha

El 21 de septiembre1956, hace 65 años,el poeta Rigoberto López Pérez ajustició al dictador Anastasio Somoza García en la Casa del Obrero, de la ciudad de León, dando inicio, como él mismo afirmó, al “principio del fin de la dictadura”.

En el año 1956 Somoza García cumplía veinte años de haber depuesto a través de un golpe de estado militar al presidente Juan Bautista Sacasa, y en septiembre celebraba su reelección por otro periodo más. Habían pasado veintidós años del asesinato de Sandino, hecho que Somoza mismo había asumido en su momento, en una fiesta en la ciudad de Granada:

“La única forma de terminar con los horribles crímenes que se producían, era liquidar al General Sandino y los sandinistas. Yo, jefe de esa Guardia, logré segar las cabezas de todos los implicados en esos actos de bandidaje. Fui llamado en cierto momento, para liquidar una situación, lo hice y no rehúyo responsabilidades”.

El 21 de septiembre de 1956, un joven poeta, Rigoberto López Pérez, lo ajustició en la Casa del Obrero de León. Ese era el rumor que corría en la ciudad: “dicen que es un hijo de Sandino, un hombre achinado”.  

Esta acción fue planificada por Rigoberto López Pérez, Edwin Castro Rodríguez, Ausberto Narváez y Cornelio Silva, llevándose a cabo durante una fiesta en la denominada La Casa del Obreroen la ciudad de León donde tradicionalmente se reunían los somocistas y en esta ocasión fue para festejar el nombramiento del tirano para un nuevo periodo presidencial.

Para efectuar esta acción, el poeta Rigoberto López Pérez se sometió a un riguroso entrenamiento que le permitiera un pleno dominio de las distintas formas de tiro (de pie, de rodilla y de tendido); además estudió el comportamiento del tirano en recepciones, fiestas o actividades del partido que encabezaba.

La audaz acción fue concebida, analizada y organizada en El Salvador. El plan consistía en ajusticiar a Somoza y sincrónicamente realizar un sabotaje al suministro eléctrico de la ciudad, para garantizar la salida de Rigoberto. Sin embargo, de forma inesperada, Somoza anunció que se retiraría por otros compromisos, lo que obligó a Rigoberto a adelantar el ajusticiamiento. Se acercó al tirano con su revolver 38 y a unos dos metros de distancia disparó e impactó el brazo y pecho de Somoza. Los últimos disparos le perforaron la ingle; inmediatamente, 150 balas acribillaron el cuerpo del poeta Rigoberto. Estas circunstancias fueron las que no permitieron cumplir con el plan de sacar del local a oscuras a Rigoberto.

Juan Emilio Canales de la Guardia Nacional, dirigió la operación de traslado del cuerpo del poeta Rigoberto López Pérez, de León a Managua y su consiguiente entierro en los terrenos de la finca El Mango, propiedad de la Guardia Nacional, situada donde años después se construyó la colonia de oficiales Capitán Zogaid, en las proximidades de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, actualmente Colonia Miguel Bonilla. Este mismo esbirro de la Guardia, 22 años atrás también había cargado con el cuerpo del General Sandino, de acuerdo con las investigaciones de Chuno Blandón en su libro Entre Sandino y Fonseca.

Si analizamos la acción revolucionaria de Rigoberto López Pérez y la de sus compañeros dentro de la dinámica sociopolítica del momento, concluiremos que ellos respondieron al clamor popular; ya estaban convencidos de la necesidad de eliminar físicamente al dictador. Aunque estaban conscientes que un tiranicidio no representaba una revolución, por eso en su carta testamento dirigida a su madre y fecha el 4 de septiembre de 1956, Rigoberto expresa claramente: He decidido tratar de ser yo el que inicie el principio del fin de esa tiranía.

Y en su poema Ansiedad, escrito en 1956, expresa:

Las flores de mis días

Siempre estarán marchitas

Si la sangre del tirano

Está en sus venas.

Predijo diez años antes la forma en la cual sacrificó su vida. En su poema La confesión de un soldado, expresó seguridad en la continuidad de la lucha y triunfo del pueblo:

Una bala me ha alcanzado

he caído al suelo con una oración,

Estoy solo y abandonado

en el suelo hago esta confesión.

Es Nicaragua mi patria querida

Es Nicaragua mi gran nación

Es por ella que sangra mi herida,

que sangra la herida de mi corazón.

Por tí seguiría peleando

Defendiéndole de ciudad en ciudad

Hasta ver en tu suelo brillando,

Brillando el sol de la libertad.

Las fuerzas me fallan me siento morir,

Adiós oh patria mía,

Bajo tu seno yo quiero sentir

Que tu sol caliente mi tumba fría.

Ya que Dios ha dispuesto

Que hasta aquí te haya servido,

Otro hombre ocupará mi puesto

Hasta dejar al enemigo vencido.

Lo que siguió fue una oleada de persecución a quienes posiblemente hubieran o no participado en el ajusticiamiento a Somoza. Las cárceles se llenaron de presos políticos y la GN empezó a aplicar sus atroces métodos de tortura. Carlos Fonseca, Tomás Borge, Ausberto Narváez, Cornelio Silva y hasta doña Soledad López, madre de Rigoberto, fueron parte de los detenidos, algunos lograron salir de las celdas somocistas, otros, asesinados en ellas.

José Benito Escobar argumentó que Rigoberto destruyó un mito, terminó con una tradición y reafirmó un método de lucha. Destruyó el mito de la indestructibilidad y poder de la dictadura, rompió con la vetusta metodología de oposición que la burguesía pactista y colaboracionista con la dictadura, había impuesto al pueblo nicaragüense; y reafirmó un método de lucha en tanto en cuanto respondió a la violencia reaccionaria con la violencia revolucionaria, provocando el cambio de ciclo histórico, en el que la lucha anti somocista se desligó de las paralelas históricas (liberales y conservadores) y se encausó en la lucha guerrillera del sandinista Ramón Raudales en 1958 y el Chaparral en 1959.

El materialismo histórico de lucha de clases empujó a la sociedad nicaragüense “al principio del fin” y aunque la dictadura se convirtió en dinastía, se apresuró la caída del régimen, lo que dio salida para que el pueblo se organizara al rededor del FSLN, cinco años después en 1961, organización que lo condujo a la victoria de 1979 y las nuevas victorias de la segunda etapa de la Revolución. Hoy, en este 65 aniversario del ajusticiamiento a Somoza García, reafirmamos el legado de Rigoberto y la consigna “¡Somocismo nunca más!”.

Fuentes:

  • Alcaldía de Managua (2019) Poemario, Rigoberto López Pérez, Managua, Biblioteca Digital No. 64, del 21 de septiembre del 2019.
  • Blandón, Ch. (2008) Entre Sandino y Fonseca. 3era ed. Managua, Segovia, Ediciones Latinoamericanas.
  • Escobar, J. B. (S. f.) Rigoberto López Pérez, el principio del fin. Secretaría Nacional de propaganda y educación política del FSLN.

Rigoberto destruyó un mito, terminó con una tradición y reafirmó un método de lucha


Opinión /