Sergio Guinaldo / Agencia SINC •  Ciencia •  14/07/2021

Silvia Laplana y Albert Barniol, meteorólogos en RTVE: “Hay que asumir que tenemos que cambiar nuestro modo de vivir”

Siempre se cuelan en las casas a la hora de desayunar, comer o cenar para contar qué tiempo hará mañana y cuestiones relacionadas con la meteorología. Ahora, los presentadores y presentadoras de El Tiempo de RTVE, como Silvia Laplana y Albert Barniol, han escrito un libro para comprender qué está pasando, qué puede pasar y qué acciones podemos tomar para mitigar los cambios en el clima.

Silvia Laplana y Albert Barniol, meteorólogos en RTVE: “Hay que asumir que tenemos que cambiar nuestro modo de vivir”

Tras las pantallas de nuestros televisores, los meteorólogos nos dan pistas sobre qué ropa ponernos mañana, si debemos tomar precauciones contra heladas o si las cosechas peligran, y solemos referirnos a ellos como “el del tiempo o la del tiempo”.

Ahora, las presentadoras y presentadores de El Tiempo de RTVE, como Silvia Laplana y Albert Barniol, se han lanzado a escribir un libro sobre un tema que cada vez ocupa más tiempo en sus espacios televisivos: el clima.

Con El desafío del Clima pretenden configurar un relato apto para todos los públicos sobre qué es el clima, qué es el cambio climático, cómo nos va a afectar y qué podemos hacer para mitigar sus efectos a largo plazo.

¿A quién va dirigido este libro?

Albert. Procuramos que vaya dirigido a todo el mundo. En el espacio de El Tiempo intentamos explicar cómo hacemos los pronósticos y por qué va a llover. Esto es un poco lo mismo: hemos creado un relato sencillo que ayude a formar una visión general de qué es lo que está ocurriendo, qué es lo que va a ocurrir y qué podríamos intentar para que lleguemos en las mejores condiciones.

Silvia. Creo que el libro puede abarcar esa franja de edad de gente joven que normalmente no suele ver el tiempo. Puede usarse perfectamente como un libro de texto. Tiene una serie de ítems muy visuales con los que los lectores rápidamente se podrían quedar con los aspectos principales. Son temas rápidos, de dos páginas, con unos “sabías qué”, unos “recuerda” o infografías.

Silvia y Albert junto al famoso Pirulí / Álvaro Muñoz Guzmán

Las primeras páginas se han destinado a diferenciar clima de tiempo. ¿Por qué es importante saber la diferencia?

Silvia. Muchas veces desde el desconocimiento nos dicen: “Anda, si a veces no sabéis qué tiempo va a hacer dentro de cinco días. ¿Cómo podéis saber el tiempo que hará dentro de 50 años?” Tiempo y clima son dos ramas hermanas, pero distintas. Una con modelos climáticos y otra con modelos meteorológicos.

Albert. En líneas generales, en los medios de comunicación hay un grado de confusión elevado, y se utiliza la misma terminología, de meteorología y climatología, pensando que son sinónimos o que una es la vertiente culta de la otra, cuando son ciencias diferentes. Mañana contaremos que va a hacer frío cuando la temperatura global está subiendo. Para entender que no es contradictorio, hay que entender esta diferencia.

Defendéis que el clima no solo sirve para saber qué ropa tenemos que tener de fondo de armario, sino que también influye en los hábitos y las costumbres de las sociedades, en el tipo de edificaciones o en la gastronomía…

Albert. Antiguamente los pueblos de Andalucía eran muy distintos a los de Galicia, principalmente debido a la climatología de la zona. De alguna manera lo hemos superado por la tecnología, con casas cada vez mejor aisladas, con mejores aires acondicionados y calefacciones. Pero si nos interesa conocer cómo era el entorno en el que crecieron nuestros padres o nuestros abuelos, si nos gusta mantener las culturas, tenemos que entender que depende en gran medida del clima. Si la climatología cambia, nuestra realidad va a cambiar. ¿Quiere decir esto que nos vamos a morir todos? Probablemente no, pero la vida no será tan guay como la conocemos hasta ahora.

Tras tantos años analizando y estudiando datos meteorológicos, ¿qué tendencias os están llamando más la atención?

Silvia. Lo más drástico es la temperatura y todo lo que conlleva como, por ejemplo, el deshielo de los polos. Si hay menos cobertura de nieve y menos superficie blanca, entra en juego una retroalimentación positiva, ya que se refleja menos hacia la atmósfera y la Tierra absorbe más calor. La temperatura está subiendo muchísimo y, de forma clara, lo hace ligado al aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. No hay ningún tipo de duda sobre qué está provocando este cambio climático: nosotros.

Silvia y Albert cada incorporan en sus espacios televisivos contenidos relacionados con el cambio climático / Álvaro Muñoz Guzmán

El cambio climático ya no es solamente el hielo que se derrite o se rompe, sino que sus efectos también se perciben aquí. ¿La ciudadanía cada vez os pide más respuestas?

Albert. Cuando ahora notamos que hay diferentes cambios en nuestro entorno y el cambio climático empieza a ser algo que nos suena, comenzamos a buscar conexiones a nuestro alrededor para dar una respuesta. Ocurre una borrasca Filomena o Gloria y te empiezas a preguntar si es una situación puntual o va a ser más frecuente. Los hombres y las mujeres del tiempo somos las personas que de forma más directa les habla cada día sobre estos problemas. Por tanto, es a quien vas a buscar estas respuestas. Sí que lo hemos percibido.

¿Notáis que estos fenómenos anómalos cada vez ocurren con más frecuencia?

Silvia. Al final, una vez hechos los estudios de atribución, se está comprobando cómo muchos de estos fenómenos cada vez son más frecuentes. Algunos, sobre Filomena, decían: “¡Pero si estáis hablando de que el cambio climático va a subir las temperaturas!”. Sí, pero también está provocando que haya unas ondulaciones en la atmósfera y se produzcan cambios de temperatura muy bruscos de unos días a otros.

Albert. Se está confirmando lo que reflejaban los modelos climáticos sobre los fenómenos extremos. Antes los mirábamos con ciertas dudas, pero ahora lo estamos confirmando. Por un lado es bueno, porque quiere decir que los modelos que se han desarrollado y su ciencia se ajustan a la realidad; por otro lado es malo, porque las previsiones indican muerte.

¿Y por qué no se habló tanto en su momento sobre Gloria?

Albert. Fue un temporal muy duro que afectó a mucha gente en el Mediterráneo, pero no afectó en Madrid. Lo que ocurre en la capital es siempre mucho más relevante. No solo por la gente a la que le ocurre, sino porque le ocurrió a muchos políticos y a muchos periodistas. Si les ocurre a estos grupos, tiene mucho más peso en la agenda que si le pasa a mucha gente de otro lugar. En este caso, hubo mucha gente con campos de cultivo en el Delta del Ebro, que quedaron inundados, y esto puso en riesgo su forma de vivir.

¿Os ayudan este tipo de eventos a comunicar a la gente El Desafío del Clima?

Albert. Filomena, por ejemplo, lo que hizo es dar la sensación de vulnerabilidad que tenemos como sociedad ante eventos meteorológicos y climáticos. Muchas veces creemos que estamos por encima del bien y del mal. Cuando las olas de calor extremo, temporales marítimos o incendios forestales se imponen, empezamos a percibir que el cambio climático es un problema real que ya está sucediendo. Luego te piden sobre todo qué podemos hacer, y este es el gran quid. ¿Qué voy a hacer yo para cambiar el clima, si al final quienes contaminan son “los otros”? intentamos que todo ello, de alguna manera, ayude a que la gente lo comprenda y se enfrente a ello. Este libro no es más que una gota más.

Silvia. Y hace que al final cada uno vaya añadiendo su granito de arena. Bien es verdad que los políticos y las grandes industrias son quienes tienen que mover más ficha, pero la gente desde su pequeño espacio puede hacer cosas.

En el libro exponéis un ejemplo sobre un debate que va a más, sobre si la responsabilidad debe ser individual o colectiva. Decís que está muy bien que utilicemos más la bici, pero que hay que exigir que cada vez haya más carriles bici y que se mejore la infraestructura.

Albert. Tenemos que tener una opción individual y otra como colectivo. Podemos comprar productos de empresas que se responsabilicen por su huella de carbono y podemos votar a los políticos que tengan como prioritario en su agenda este tipo de cuestiones. El problema y la percepción que tenemos es que estas acciones son de lento recorrido. Necesitamos que tengan un efecto ya, pero es parte del camino.

Cuando el Gobierno presentó recientemente el plan España 2050 surgió una fuerte polémica sobre si debíamos dejar de consumir tanta carne. ¿Cómo creéis que se deben comunicar mensajes como este a la población?

Albert. Creo que la comunicación ha de ser clara, estar argumentada y debe ser valiente, ya que va a haber un sector importante que se vea damnificado. Ocurre lo mismo con algo que ahora nos parece más lejano, pero que fue similar, que fue cuando tuvimos que decir que había que cerrar las minas de carbón. Hay muchas familias que viven del carbón, y si las cierras van a tener un grave perjuicio económico. El trabajo como sociedad está en cerrarlas, porque son malas para el planeta, pero al mismo tiempo ayudar a esa gente a que encuentre otros trabajos.

Tenemos que cambiar nuestra forma de comer, nuestro modelo productivo, la forma de movernos. Hay que asumir que tenemos que modificar nuestro modo de vivir. Se puede entender como un problema, pero también como un reto en que tengamos una nueva oportunidad. Necesitamos una nueva revolución en nuestro planeta.

Silvia. En eso, los chavales nos están dando una lección. Se están movilizando y haría falta que lo hiciéramos mucho más para avanzar en esa dirección.

Los dos presentadores atienden a SINC entre la intervención de Silvia (Telediario 1) y la de Albert (Telediario 2). / Álvaro Muñoz Guzmán

¿Qué creéis que es lo más difícil a la hora de comunicar sobre cambio climático?

Albert. La pandemia que estamos viviendo es un buen ejemplo para entender muchos de los problemas que tenemos a la hora de comunicar el cambio climático. Tenemos que comunicar algo que estamos viviendo y experimentando en este momento. Ahora no tanto, pero al principio comunicábamos las investigaciones según iban surgiendo, y a veces aparecían matices que parecían contradictorios. Esto daba excusas a la gente para desacreditarnos.

¿En qué ejemplo estás pensando?

Albert. Hubo muchos estudios, sobre todo a finales de los 90, sobre la evolución del espesor del hielo en el Ártico. Se comprobó que varios trabajos no estaban bien calibrados, que incluso decían que el hielo estaba aumentando, y generaban dudas. También ha ocurrido con la pandemia. Tanto en uno como en otro, las soluciones que nos imponen implican cambiar nuestro estilo de vida, y a nadie le gusta cambiarlo si se encuentra cómodo en él. Los problemas que son a largo plazo son muy difíciles de asimilar por el ser humano para que tenga que actuar de forma inmediata, y hemos llegado a un punto en el que tenemos que actuar de forma inmediata.

Silvia. El ver lo que pasa, que no solo afecta al planeta, sino a tu salud y a tu bolsillo, ayuda a comprenderlo. Incluso hace que los escépticos se pongan las pilas.

¿Dónde creéis que está el límite entre el interés por el cambio climático y el hartazgo?

Silvia. Este año, que tenemos la oportunidad de hablar todos los días en el Telediario sobre cambio climático, a la mínima que hay un tema nuevo lo proponemos. Cuando contamos que hay un nuevo estudio sobre temperaturas o precipitaciones, el feedback es bueno.

Albert. Creo que no tratamos de adoctrinar, pero sí de explicar y traducir. No somos investigadores ni hacemos estudios, pero sí tenemos la capacidad de interpretar los datos y comunicarlos para que la gente los entienda mejor. Esto ayuda a que las personas no perciban que las regañamos o imponemos nada. Cuando la gente lo entiende y lo comprende, los tienes ganados para toda la vida. Por eso, la labor que hace Silvia cada día, dando pinceladas, cosas concretas o ejemplos, es como la gotita a gotita que va calando en la tierra y hace que quede empapada, en lugar de un diluvio muy intenso que arrasa con todo.

De hecho, hace poco Silvia contó en el telediario un estudio publicado en Nature que relacionaba muertes por calor con el cambio climático.

Silvia. Sí, y ahora que estamos en verano me gustaría que la gente entendiera que el calor extremo afecta a la salud y también mata. En un cambio climático que cada vez nos lleva a temperaturas más altas, con olas de calor cada vez más extremas, tenemos que entenderlo.

Vamos con un par de pinceladas de las que contáis en el libro. Para Silvia: ¿qué está cambiando en el Pirineo oscense, uno de tus lugares preferidos para caminar?

Silvia. Muchas cosas, pero lo más visual son los glaciares. Hemos perdido más del 50 % de ellos en los últimos 30 años. También se ven afectados los bosques, que buscan zonas más altas porque en las más bajas está aumentando la temperatura y no pueden sobrevivir; y pasa lo mismo con los animales, que huyen hacia las cimas hasta que llegue un momento en el que no puedan vivir. Las montañas son unas de las zonas del planeta que más están sufriendo.

Y para Albert. Como usuario y amante de la bicicleta, ¿qué medidas crees que se deberían implementar para fomentar su uso en las ciudades?

Albert. Como ciclista o como peatón, creo que la ciudad siempre es mucho mejor si hay menos coches. A corto plazo, me vale que sean coches eléctricos, porque la labor fundamental es reducir las emisiones. Pero tenemos que conseguir que la gente se pueda desplazar de forma eficiente y barata sin tener que recurrir al coche. ¿En bicicleta? Genial. ¿En bici eléctrica? Estupendo. Pero también con transporte público. Una ciudad con menos coches siempre será un entorno mejor para vivir. Lo vimos hace no tanto, durante el confinamiento, cuando no podíamos salir tanto de casa. Hicimos que un lugar tan duro como Madrid molara. El problema es que nos da miedo el cambio hasta que lo hacemos. Y cuando lo hacemos nos damos cuenta de que también se puede vivir. Si los gobiernos actúan con las medidas necesarias para que se pueda cumplir, será así.

Fuente: SINC


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