Redacción •  Actualidad •  29/12/2021

Adelante Andalucía: «La reforma laboral del PP sigue viva»

En materia laboral tras cada diez pasos para atrás, la clase trabajadora solo da uno hacia adelante. El resultado es que seguimos enmarcados en una derrota histórica de la que el Gobierno no parece querer salir, aún habiendo mayoría parlamentaria para ello.

Adelante Andalucía: «La reforma laboral del PP sigue viva»

Desde Adelante Andalucía hemos conocido que el Gobierno cumplirá in extremis con el mandato de la UE de reformar el mercado laboral, para lo cual ha estado negociando con la patronal y los dos sindicatos mayoritarios durante meses.

El Gobierno durante todo el proceso ha aceptado que cualquier transformación del mercado laboral tiene que estar supeditada a un acuerdo con la patronal y limitada la participación sindical a las dos centrales mayoritarias. Este marco se ha revelado con el tiempo como un espacio en el que la CEOE ha impuesto su capacidad de veto, aún cuando ninguna de las reformas laborales de 2010 y 2012 fueron consensuadas más allá de la derecha y la patronal.

Este proceso ha dado como resultado un acuerdo que si bien no es un retroceso jurídico en derechos, sino una leve corrección de algunos aspectos de la Reforma Laboral de 2012, supone un acuerdo nefasto en términos políticos. Lo es porque este Gobierno levantó lógicas esperanzas y expectativas entre una mayoría social que ahora ve como éstas no se traducen en victorias materiales, no hay cambio en la realidad cotidiana ni llegan las transformaciones anunciadas a bombo y platillo. La distancia entre la propaganda gubernamental y la situación real de la mayoría se hace cada día más grande. Esa frustración es un caldo de cultivo ideal para la extrema derecha.

Ante esta situación, el peor de los caminos sería esconderse en la propaganda y no asumir con realismo la situación: desgraciadamente este acuerdo no supone la necesaria reforma del mercado laboral para recuperar derechos y ganar en bienestar.

Algunos de los aspectos más preocupantes son:

  • No se encarece el despido. Hoy en día despedir es muy barato gracias a las reformas de 2010 y 2012. Nada de eso se reforma.

  • Se ha renunciado al objetivo de acabar con la temporalidad. No se limitan el número de contratos temporales y las restricciones tienen tantas excepciones que serán prácticamente inaplicables.

  • La prevalencia del convenio de empresa seguirá vigente con la única excepción del salario. Es una buena noticia, pero se renuncian a todo el resto de condiciones laborales.

  • Sigue sin atajarse el problema de la subcontratación.

  • No se modifican las causas de despido objetivo o colectivo, por lo que seguimos con la imposición de las reformas anteriores.

  • No se recupera la autorización administrativa para los ERE.

Es justo reconocer que hay algún elemento positivo. Parece que se recupera la ultraactividad de los convenios, aunque bajo una fórmula farragosa, lo cual es un elemento muy importante para dar seguridad a trabajadores y trabajadoras, y la primacía del convenio de empresa no se aplicará en materia salarial. Celebramos estos pasos.

Aún así, parece evidente que no estamos ante una derogación de la reforma laboral y, ni siquiera, ante una derogación de sus aspectos más lesivos. Por supuesto ni de lejos ante la derogación también de la Reforma Laboral de 2010 contra la que juntos y juntas construimos una Huelga General.

No es ésta la necesaria transformación del mercado laboral para recuperar derechos. Este Gobierno está muy lejos de eso.

Todos los partidos del bloque de investidura llevaban en su programa electoral la derogación integra de la Reforma Laboral de 2012. Había mayoría parlamentaria para aprobarla. Nos preguntamos ¿por qué no ha sido así?, ¿de qué sirve entonces votar?.

En definitiva, en materia laboral tras cada diez pasos para atrás, la clase trabajadora solo da uno hacia adelante. El resultado es que seguimos enmarcados en una derrota histórica de la que el Gobierno no parece querer salir, aún habiendo mayoría parlamentaria para ello. Millones de personas votaron a los partidos del gobierno justamente para hacer lo que no han hecho.

Las cosas podrían ser diferentes. La lucha del metal de Cádiz nos enseña que ante los vetos de la patronal no cabe resignarse. Todos los partidos deberíamos aprender de la clase trabajadora gaditana. Los acuerdos no son buenos per se, son buenos en tanto que sean útiles para recuperar derechos y aumentar la fuerza de la mayoría social. Eso es justo la democracia. Y lo que está en juego en estos momentos es la democracia frente al poder de un mercado que arrasa con nuestras vidas.

Andalucía es la tierra que más ha sufrido las reformas laborales de 2010 y 2012 en términos de desempleo y precariedad. Necesitamos con más urgencia si cabe derogar ambas reformas y abrir un nuevo periodo marcado por los derechos laborales, la estabilidad y la seguridad.

En este contexto, y aún cuando sea complicado o vayamos a contrapelo, esa es la tarea de Adelante Andalucía para 2022: defender a la clase trabajadora andaluza, defender la democracia, defender los derechos.


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