DD.HH. Tragedia humana: Trata y trabajo infantil

Históricamente, la humanidad ha vivido la tragedia de niñ@s o adolescentes sin protección y buen trato de los padres, madres o representantes, que muchas veces les explotan como mano de obra barata; cuando no son reclutados por bandas de trata de personas. La estimación es clara: al finalizar 2022, serán 168,9 millones los niñ@s trabajadores que no irán a la escuela. (1)
Así lo revelaron la Organización Internacional del Trabajo –OIT- y la UNICEF, en el informe “Trabajo infantil: estimaciones mundiales 2020, tendencias y el camino a seguir”, que contabilizó “un total de 79 millones de niños” que realizan trabajos riesgosos y ponen “directamente en peligro su salud, seguridad y desarrollo moral”. (p.6). (1).
Frente a esta realidad, vale recordar lo que es el trabajo infantil, definido en ilo.org, (la web de la Organización Internacional del Trabajo -OIT-) como “todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”. (2).
La OIT alude que se trata pues de trabajo “peligroso” y que “interfiere con su escolarización” al punto de que el niñ@ abandona las clases de forma prematura o tiene que combinar un trabajo pesado con el estudio. Y esto, de acuerdo al informe antes citado, ya es una realidad para “más de un tercio de los niños en situación de trabajo infantil” entre 5 y 17 años en todo el planeta.(2).
Desgraciadamente, esa situación está matizada por otra mala noticia, publicada por ONU Noticias – news.un.org- en 2021: De acuerdo al Informe Global sobre la Trata de Personas, “se triplicó el número de niños y niñas entre las víctimas de trata de personas” en el mundo. De hecho, en el informe se advierte que “los traficantes se acercan a muchos niños en las redes sociales y son un blanco fácil en su búsqueda de aceptación, atención o amistad”. (3).
De acuerdo a esta fuente, el informe dio cuenta de que ha identificado dos tipos de estrategias: la “caza” que involucra a un traficante que persigue activamente a una víctima, típicamente en las redes sociales; y la “pesca”, cuando los perpetradores publican anuncios de trabajo y esperan que las víctimas potenciales respondan”. (3).
El informe citado por news.un.org, añade aspectos a considerar en la violación a los derechos de la niñez y adolescencia por parte de empresas tecnológicas: “Además la internet permite a los traficantes transmitir en vivo la explotación de sus víctimas, lo que permite el abuso simultáneo de una víctima por parte de muchos consumidores en todo el mundo”. ¿Qué diría al respecto el Comité de los Derechos del Niño de la ONU? (3).
No se sabe, pero como concluyó E. Herrero (2012) en su tesis sobre trabajo infantil, hay que recordar que la “revolución industrial” “(…) dejó plantado el germen de la explotación infantil en las fábricas”. (p.31). Por tanto, a estas alturas del problema, los Estados parte de la Convención de los Derechos del Niño (CDN) (1989), estarían obligados a frenar la contratación desproporcionada y sin control de niñ@s y adolescentes en empresas, con fines de abaratamiento de la mano de obra, frente al poder transnacional. (4).
No obstante, como arguyen González, E., Vargas, M. y Hernádez, J. (2016) en su artículo científico “Transnacionales y derechos humanos: la auto-regulación nunca funcionó” (2016), se trata del “contraste entre las normas vinculantes que protegen los derechos de los inversionistas y el derecho frágil que representa el Derecho Internacional de los DD.HH, incapaz de contrarrestar la fortaleza de la lex mercatoria”. (s/n). (5).
Estos estudiosos advierten que “la desigualdad es aún más patente cuando se plantean los códigos voluntarios como la fórmula para que las multinacionales respeten los derechos humanos”. Finalmente, comprar un producto o usar un servicio procedente del abuso a la infancia, es quitarle a un niñ@ o adolescente su derecho a educarse, sometiéndole a la desigualdad, la explotación y la pobreza de por vida. (5). Es la tragedia que vivimos.
La salida se hallaría en una regulación vinculante que obligue al poder transnacional a dar cuenta de sus daños a la infancia y a las familias. Asimismo a que haya garantías de educación completa, pues en el sistema de DD.HH. está circunscrita a garantizar la etapa primaria, misma que muchos de estos millones de niños sumados al trabajo infantil ni siquiera podrán cursar o terminar.
Seguimos sometidos más por la ignorancia que por la fuerza. Así opera el sistema político y económico impuesto en un orden internacional disfuncional.
Leyenda: La OIT y Unicef estiman que en 2022, serán 168,9 millones l@s niñ@s trabajadores que no irán a la escuela.
Foto referencial: Cortesía pexels.com/Simon Reza.
Referencias:
1. https://www.ilo.org/ipec/Informationresources/WCMS_800301/lang–es/index.htm&ved=2ahUKEwiLrdrtntn1AhVTkmoFHbrYCvUQFnoECAQQAQ&usg=AOvVaw25by5bxykv323Mda9CX28F
2. https://www.ilo.org/ipec/facts/lang–es/index.htm
3. https://news.un.org/es/story/2021/02/1487422
https://news.un.org/es/story/2020/11/1483922
4. https://repositorio.unican.es/xmlui/handle/10902/2050
5. https://www.tni.org/es/art%C3%ADculo/transnacionales-y-derechos-humanos-la-auto-regulacion-nunca-funciono