Redacción •  Vídeos •  07/02/2019

Centenares de miles de marxistas, socialistas y comunistas se concentraron en Kolkata el 3 de febrero en una de las mayores movilizaciones de la historia de la India

Con motivo de las elecciones generales de India en mayo, el Frente de Izquierdas organizó el pasado domingo un mitin en Calcuta (Kolkata)​, la ciudad capital del estado indio de Bengala Occidental, donde se congregaron más de un millón de simpatizantes del Partido Comunista de India (Marxista), el Partido Socialista Revolucionario, el Bloque Marxista Adelante y el Partido Comunista Revolucionario, entre otros. En enero de 2019 India realizó la mayor huelga general de la historia, hasta 200 millones de trabajadores la secundaron contra el Gobierno neoliberal de Modi. Los medios de los grandes grupos de comunicación Occidentales -como cabía esperar- volvieron a silenciar y silencian aún hoy este hecho.

«La exitosa manifestación de hoy en Kolkata ha sido posible gracias al apoyo masivo de la gente de Bengala Occidental, que están sufriendo bajo las políticas opresivas del gobierno central del Partido Popular de India (BJP) y del gobierno estatal del All India Trinamool Congress (TMC), y gracias a la dedicación de todos los camaradas», publicó en redes sociales Sitaram Yechury, líder del Partico Comunista de India. «Debemos expulsar a ambos para que el pueblo reciba lo que se merece», añadió. El Frente de Izquierdas de Bengala Occidental gobernó este estado desde 1977 hasta 2011.

El primer ministro, Narendra Modi, se ha enfrentado a tres huelgas generales en tan solo cinco años de mandato, secundadas por más de 100 millones de trabajadores que se oponen a las políticas laborales del partido gobernante Bharatiya Janata Party (BJP). La última, de principios de enero de 2019, fue una huelga masiva de dos días multitudinaria en sectores como el transporte, la banca pública o las minas de carbón que sumó diez de los sindicatos más fuertes del país con un seguimiento de entre 150 y 200 millones de trabajadores, proporciones jamás vistas en la India. Las principales ciudades quedaron parcialmente paralizadas; las carreteras y vías de tren, bloqueadas; los negocios y sucursales, cerrados; las plantas de producción, vacías.

Modi ganó las elecciones en mayo de 2014. Sobre él, Sitaram Yechury escribió entonces: «Hay un afán agresivo de reformas económicas neoliberales, un ataque sobre los cimientos democráticos seculares de la república india mediante la agudización de la polarización comunal y el movimiento lento pero seguro hacia un régimen autoritario […] El Gobierno está dando marcha atrás en muchos temas ante los que se había opuesto al principio, como permitir la inversión extranjera directa en el comercio minorista», Los oponentes políticos de Modi le acusan de haberse centrado en agradar a los ricos dejando a un lado las necesidades de los millones de pobres que pueblan India.

Las reivindicaciones de la clase trabajadora son claras: aumento del salario mínimo, seguridad social universal, pensiones aseguradas, acabar con la precariedad de los contratos temporales y verbales, acabar con la privatización del sector público, bajar el precio de alimentos básicos como el arroz, y cumplimiento de las leyes laborales o dar respuesta al creciente desempleo que vive la India.

El crecimiento económico de la India fue del 7,4% en 2018, superando incluso al de China, pero, como ocurre en otros muchos países, este no se ha traducido en un bienestar social generalizado. Las desigualdades, amparadas por un un sistema de castas todavía omnipresente que va más allá de lo económico, no han decrecido.