Puño en Alto •  Opinión •  28/05/2023

García Page, machista en estado puro

“Pueden representar una oportunidad para que la sociedad tenga ejemplos claros a los que combatir”, decía el Presidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, en noviembre de 2022 en relación con las actitudes y comentarios machistas por parte de la ultraderecha. De esta manera, quería Page mostrar su repulsión hacia el machismo y, dejar de esa forma clara, que desde su posición política y desde su partido PSOE, acabar con el máximo es uno de sus lemas. Pero cuando se habla de hacer frente a la lacra machista sin una verdadera convicción de que el machismo es un grave problema que esta sociedad tiene y que hay que combatirlo, ocurre que ellos mismos se ponen en evidencia y dejan claro que el machismo no es algo que les preocupe.  

No son pocos los que han puesto el grito en el cielo con las últimas afirmaciones de Page frente a un micrófono en un mitín en Azuqueca de Henares, donde le pareció que hablar de la sexualidad de su hijo e hija y comparar su actitud ante cada uno de ellos, era una buena idea para mostrarse cercano al público, puesto que según sus propias palabras esa es su intención cuando habla frente a decenas o cientos de personas. 

De este modo, no solo son escandalosos los comentarios misóginos que soltó en el mitin en relación a su hija “yo siempre digo: Tú estudia el cuerpo humano en medicina, pero la práctica las hace tu hermano” o “mi hijo es de esos de raza” o cuando terminó diciendo que quería para su hija un novio parecido a Pablo Bellido, para de esa forma halagar a su compañero de partido. 

No, esto va mucho más allá: Page sabía muy bien lo que estaba diciendo y a quién se dirigía, a una sociedad machista donde la mujer sigue siendo para muchos -y para las instituciones- un mero objeto, un ser inferior al hombre, que debe estar siempre un escalón o varios por debajo, la que no debe acceder a los mismos altos cargos que sus hermanos, la que no debe tener ninguna relación sana sexual ni hablar de ellas, a la que se le debe buscar un novio que la proteja, que la haga una verdadera mujer. Tanto es así, que lo que escuchamos por parte del público no son abucheos y quejas, sino risas y aplausos.  

Porque los comentarios sexistas, los chistes sobre mujeres y seguir imponiendo la inferioridad de esta frente al hombre, producen eso: risa.  

La respuesta tendría que haber sido una gran disculpa por parte de su partido, PSOE, y mostrar que se va a hacer todo lo posible para que actitudes como las de Page, no se repitan. Por supuesto quitarlo del cargo: una persona machista no puede representar a absolutamente nadie en esta sociedad. Pero no, la respuesta ha sido la retirada del vídeo de Twitter por parte de la cuenta institucional, para hacer como si nada hubiera pasado, y la triste excusa de Page que dice estar disgustado -es él el que está disgustado- diciendo que sus palabras se han sacado de contexto y que él solo trataba de utilizar un lenguaje cercano al público porque intenta “sintonizar” con el ambiente que ve. 

Si de sintonizar con el ambiente -con el sistema machista- se trata, no son pocos los políticos que como García Page sintonizan a la perfección, a pesar de que ahora salen escandalizados por dichas declaraciones. 

Hemos tenido que escuchar barbaridades de todo tipo por parte de representantes del pueblo, como “las leyes son como las mujeres, están para violarlas”, del Presidente General de la Ciudadanía en el Exterior, José Manuel Castelao. No olvidemos “la única relación segura será la prostitución”, de boca del líder de Vox en Andalucía, Francisco Serrano. O como un diputado del PP, Diego Movellán dijo: “las mujeres de Podemos solo suben en el escalafón si se agarran bien fuerte a una coleta, que para eso son ustedes como el cuento de Rapunzel”, o como otra diputada del PP, Carla Toscano dijo: “el único mérito que tiene Montero es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”. Desde Ciudadanos también han sintonizado en más de una ocasión, no olvidemos por ejemplo “está donde está por haber sido fecundada por un macho alfa”, por Carmen Errante, Concejala de Ciudadanos en Zaragoza. Y esto es solo por exponer algunos ejemplos, porque sería imposible abarcarlo todo en un artículo.  

Los años pasan y seguimos escuchando las mismas barbaridades, sin ir más lejos este mismo año, José María Sáez, Alcalde de Villar de Cañas, sentenció que “Montero tiene la boca llena de llagas de chuparsela al coletas”, o el mismo García Page que previamente a las repulsivas declaraciones que hemos expuesto al comienzo de este escrito, también dijo sobre una compañera “hasta que no la case, no va a dejar de ser alcaldesa. Si quieren los del PP quitársela de encima, ya saben lo que tienen que hacer”.  

Así, año tras año, se repiten los mismos discursos, porque la respuesta sigue siendo la misma: aplausos y risas, y mientras eso no cambia, nada más cambiará. ¿Qué mensaje le estamos dando a la sociedad? 

Porque de nada sirve que de vez en cuando un político de turno se agarre a la bandera feminista, diga que su partido apoya la lucha feminista o se apunten a las manifestaciones, si de verdad no lo es, si de verdad no es consciente de este problema y no pone en práctica el feminismo.   

Y sí, actitudes como las de Page pueden representar una oportunidad para que la sociedad tenga ejemplos claros a los que combatir. Y al igual que García Page solicitó a Irene Montero que tuviera un poco de humildad y rectificara sus acusaciones de machismo contra los jueces por las rebajas en las condenas de agresiones sexuales, nosotras no solo solicitamos sino que exigimos que de una vez por todas se retiren de los micrófonos y de las instituciones ese machismo nauseabundo que sigue ejerciendo mano dura contra cada una de nosotras. Entre risas y aplausos. 

Por eso decimos, que García Page y otros muchos, hayan dado rienda suelta a su machismo no solo es un problema de ellos, el problema de la mujer en esta sociedad son esa mayoría que ríen, aplauden, justifican o quitan importancia a manifestaciones que, sin embargo, esconden un profundo sentimiento machista sobre el lugar de la mujer en nuestra sociedad.


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