Rafael Fenoy Rico •  Opinión •  21/06/2021

Este Estrecho no es el de las Termópilas

Que si es por H o por B el “Persa”, tenía pretensiones nefastas sobre los buenos vecinos europeos. Y ahí va Leónidas a defender el Estrecho de las Termopilas con un puñado de fieles seguidores.  Evidentemente que los buenos europeos hacía tiempo se dieron cuenta de las perversas intenciones del maligno “Persa” y las rutas comerciales quedaron cortadas, de suerte que en los intercambios el “Persa” salía más que perdiendo.  Pero de eso hace mucho, pero que mucho tiempo.

Un estrecho en cualquier parte del mundo puede convertirse en problema o en oportunidad de acercamiento.  En este caso el Estrecho de aquí, donde se asoma a África este territorio de Europa, es el único punto de contacto con todo ese continente.  África y Europa se encuentran en los 14 kilómetros de un mar común y en los límites terrestres de Ceuta y Melilla.  Pero visto lo visto parece que “Europa”, aún no se ha enterado de estas circunstancias. Gibraltar, la Bahía de Algeciras, Ceuta y la otrora ciudad abierta internacionalmente de Tánger, forman un espacio geopolítico incomparable a nivel mundial.  No hay otro territorio con estas características y nadie con responsabilidad política en Europa, España dice que está en ella, ni por supuesto Marruecos y resto de la Unión Africana parecen percatarse de este hecho.  ¿Hasta cuándo la cortedad de miras política? La frase “actúa en local, pensado en Global” tiene más que sentido en cada acción que tiene por escenario este maravillo marco “incomparable” del Estrecho entre Europa y África.  Sin embargo las “miopías” de unos y otros, acaban por actuar en lo local pensando sólo en lo local y así va este asunto de mal en peor.

Alguien se pregunta si tiene alguna perspectiva Marruecos de establecer relaciones especiales con la Unión Europea, o ya le sirve el apoyo decidido de EEUU, siempre atento a su interés hegemónico mundial, o quizás la deseada alianza con la Gran Bretaña brexilera.  Si quisiera lo primero mucho tendría que corregir, si es lo segundo tiene sentido la actitud beligerante que viene adoptando frente a España. Llama la atención que ambos gobiernos califican de “buena vecindad” sus relaciones, a pesar de que ninguno parece contento con el otro. De hecho lo que está sucediendo no podría ser ejemplificante a pesar de que las coronas a ambos lados del estrecho se sienten “hermanadas”.

En lo ocurriendo en este último mes, que podría calificarse de incidentes diplomáticos, leves, para unos y graves para otros, incluido el boicot de Marruecos a la Operación Paso del Estrecho (OPE), no parece que la Unión Europea esté a la altura. Falta tiempo para que en las altas esferas de los imperios económicos y políticos encuentren la solución para desatascar el entuerto que provocó la Corona española, dejando el Sahara, hasta entonces español, en manos de Marruecos, actuando quizás al dictado de Norteamérica y el no cumplimiento de la resolución de la ONU sobre el referéndum que se antoja imposible dada la nula fuerza que el organismo internacional tiene para hacer cumplir sus resoluciones.

Una parte de la solución pasa necesariamente porque en Algeciras se celebre otra conferencia, algo más de un siglo después, en la que además de concretar espacios de cooperación internacional entre Europa y África, se dé luz verde a crear un Territorio Autónomo de la Unión, que abarcaría el Campo de Gibraltar, Gibraltar y Ceuta, con opciones ventajosas para incorporarse Tánger. Una visión global y de futuro requiere convertir los contenciosos históricos en oportunidades de progreso para todos.


Opinión /