Una Extremadura digna •  Opinión •  15/07/2022

Es urgente el control sobre los causantes de la inflación exagerada que vivimos

A pesar del calor que dificulta nuestro quehacer diario, no podemos dejar de parar ni un instante y seguir en la calle reclamando toda una serie de cuestiones imprescindibles para un mínimo bienestar.
Las autoridades políticas, la Junta de Extremadura y el gobierno de España tienen que intervenir para controlar esta subida imparable de los precios que está empobreciendo a las familias trabajadoras y enriqueciendo mucho más de lo que ya es a la minoría rica de este país.
Las grandes empresas y los bancos se están forrando a costa de las gentes más humildes que están sufriendo verdaderas dificultades para hacer frente a los costos de la bolsa de la compra de los alimentos, la energía, la gasolina, etc. y en general a todas las cosas que se necesitan para la vida.
La única solución para este robo permanente es que el Estado tome el control  de estas grandes empresas que nos están saqueando y las ponga al servicio del pueblo trabajador. Es la única solución, de otro modo todo irá a peor para la gente más humilde.
Cada día se destaca más blanco sobre negro la necesidad de una banca en manos del Estado y de la Junta de Extremadura que acabe con el robo cotidiano a las que nos someten las instituciones financieras que entre comisiones, descubiertos, y otras zarandajas se lo están llevando calentito, y además, informatizan y automatizan las operaciones bancarias para obtener más beneficios, reduciendo el personal de sus oficinas y dificultando de este modo las tramitaciones administrativas a las que necesita acceder la población, o se van de las localidades quedando cajeros que la Diputación de Badajoz tiene que mantener y sostener con dinero público.
Las ayudas que está anunciando el gobierno no son nada más que pura propaganda; son migajas para obtener réditos electorales y aparecer ante la opinión pública como defensor del pueblo, así no vamos a ningún sitio ni se resuelve la vida de nadie, además las enormes trabas burocráticas obligan a que muchas personas tengan que desistir de las solicitudes de este tipo de ayudas.
En vez de todas estas miserias necesitamos un gobierno al servicio del pueblo que ponga en marcha políticas de empleo que den salidas laborales en diferentes campos de actividad, con un amplio abanico de  políticas públicas que pueden organizarse en la construcción de viviendas e infraestructuras sociales, en la mejora de los servicios públicos, en la producción de alimentos con una reforma agraria que el campo está pidiendo a gritos y que evite el vaciamiento del mundo rural y la ruina de muchos pequeños agricultores.
Necesitamos que la Junta de Extremadura se haga cargo de las viviendas en manos de los bancos, y simultáneamente organice un verdadero plan de construcción o adquisición de las muchas viviendas en venta para destinarlas al alquiler social y de este modo satisfacer la fuerte demanda existente.
Las administraciones públicas tienen que incrementar las ayudas sociales, renta básica extremeña, subsidios, pensiones no contributivas hasta los 1.200 euros o hasta cantidades que permitan hacer frente a las necesidades que nos impone una vida digna. Las miserias y migajas que se conceden, con las que se lava las manos el Estado y la Junta, no pueden resolver los problemas que acarrean la precariedad laboral y la exclusión social que penetran con toda rapidez en la vida de cada vez más extremeños y extremeñas.

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