Puño en Alto •  Opinión •  11/06/2022

Debate o debacle

Sin pena ni gloria, así paso el primer debate electoral de los seis candidatos y candidatas a la presidencia de la Junta de Andalucía.
No es intención decir aquí quien ganó o quien dejó de hacerlo, en todo debate electoral de este tipo siempre pierde la Verdad y al final siempre queda la sensación de otra pérdida, el tiempo.

No obstante, haciendo un sobreesfuerzo, es posible hacer ciertas valoraciones sobre determinadas actitudes mostradas o contenidas de los candidatos y candidatas. La primera es que los andaluces tendrán que elegir el 19J por eliminación. Así, en una primera criba, queda excluido el Chico de los Recados, Juan Marín, a pesar de sus denodados esfuerzos para reivindicarse y marcar distancia con la ultraderecha, después de llevarse cuatro años blanqueando las exigencias retrógradas de la misma desde el gobierno andaluz y representar un partido en el que no hay día que no se anuncie un abandono.

En segunda instancia quedan, igualmente excluidas, las candidatas representantes de la izquierda real, el mero hecho de concurrir por separado desacredita su opción, pero, además, no supieron plasmar en propuestas concretas la preocupación que mostraban por la posible consolidación de la derecha con apoyo de la extrema derecha en el gobierno autonómico.

La candidata de la extrema derecha, más interesada en soltar sus consabidas soflamas xenófobas, homófobas, retrógradas y populistas, demostró un profundo y preocupante desconocimiento de la realidad económica y social de Andalucía, algo que le debería desacreditar para poder gobernar.

El socialista, Juan Espadas, en un continuo quiero y no puedo, recurriendo como valor propio a los hitos logrados por el Gobierno central, no ofreciendo más alternativa que su presencia en el Gobierno para mejorar las condiciones de vida de los andaluces.

El candidato del PP, Moreno Bonilla, que aspira a la reelección como Presidente de la Junta de Andalucía, cayendo en la continua contradicción de que Andalucía ha mejorado mucho en estos cuatro años de su Gobierno, pero aún queda mucho por hacer, sin ofrecer propuestas para aquello que no dijo que queda por mejorar. Pretendió situarse por encima del bien y del mal en su impuesto talante de hombre moderado, pero su inhibición al entrar al cuerpo a cuerpo transmitió inseguridad e incosistencia.

Todo ello, ocurrió entre algún que otro dime y direte, así como, con alguna pullita sosa y aburrida por la diestra y siniestra, de tal manera que, a pesar de lo mucho que se juegan los andaluces en estas elecciones, la verdadera ganadora del debate electoral fue la abstención.

 

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