John Jairo Hoyos •  Opinión •  11/05/2021

Pretenden mostrar a los indígenas como los agresores en Colombia, y eso es totalmente falso

Pretenden mostrar a los indígenas como los agresores en Colombia, y eso es totalmente falso

Era la una de la tarde del 8 de mayo. Yo estaba en el puente de La Viga, sobre la avenida Cañas Gordas, que conduce a las ciudades de Cali y de Jamundí. Allí estaban unas 20 personas vestidas de blanco y con camionetas de alta gama. Nos invitaron a que entre todos atajáramos a los indígenas.

En uno de los vehículos que pasó por aquel punto venían tres indígenas. Ese carro quedó rodeado por otros carros. Estancado. Al que tuviera pinta de indígena, no lo dejaban pasar. Luego llegó una chiva llena de indígenas. Los de blanco se atravesaron en el camino, los detuvieron y les decían que “Cali se respeta”. Así que finalmente la chiva se devolvió.

Algunos de los vehículos de alta gama se movieron como 500 metros, a un punto cercano a la iglesia de La María. Y en ese momento empiezo a escuchar que los indígenas de la minga vienen hacia acá, nos dicen que vienen con palos y que se van a tomar la zona.

Con la ayuda del carro de un espontáneo llegué allá, al semáforo de la 127, donde estaban los indígenas y empecé a grabar. En ese momento, comienzan los disparos que vienen de la parte de arriba; los indígenas que venían en chivas se bajan: unos se tiran al piso y otros van corriendo hacia el sitio de dónde venían los disparos.

Veo que llega una ambulancia y sacan a una persona herida. Veo a lo lejos, a donde los indígenas fueron, las camionetas de alta gama atravesadas. Cuando los indígenas se acercan, cesan los disparos. Recuerdo que una de las camionetas fue incendiada, cerca estaban siete u ocho policías.

Me acerco a los indígenas y uno de ellos me dice: “mire, señor, nosotros venidos desde la Universidad del Valle porque un consejero indígena se encuentra atrapado en el puente de La Viga y nos llamó pidiendo auxilio. Desde que salimos hemos tenido obstáculos; primero, nos levantaron a bala en el rompoi de Ciudad Jardín. Logramos pasar y al llegar de nuevo a este punto, volvieron a atacarnos con balas. Tenemos personas heridas, pero nosotros no queremos inconvenientes. Ya el consejero pudo salir y nosotros vamos a retirarnos”.

Los indígenas se subieron a sus vehículos y en eso llegó un representante de la curia y otro de la alcaldía. Cuando yo iba de regreso hacia el puente de La Viga iban subiendo dos camionetas con las placas cubiertas y una moto de la policía al lado; todos iban dialogando. En el camino encontré tres chivas. Me pongo a hablar con ellos y me explican también que su objetivo era auxiliar al consejero y que habían también recibido disparos en ese punto.

Uno de ellos reconoce que tiraron unas piedras contra un conjunto residencial donde se refugió uno de los vehículos donde se trasladaban los atacantes. Uno de los indígenas me vio grabar y dijo molesto: “Vaya, grabe a los que nos disparan”. Finalmente, se subieron a sus chivas y se retiraron hacia la Universidad del Valle.

Cuando llego a mi casa, empiezo a encontrar en las redes sociales una serie de videos en los que pretenden mostrar a los indígenas como los agresores, que fueron a tomarse los carros, causar daños y a agredir a las personas. Eso es totalmente falso, es una mentira, es una invención.

Esta situación me hace pensar que las personas que hicieron todo esto a la una de la tarde, en Cali, tomaron esas imágenes sesgadas y generaron esa percepción en los medios de comunicación, para desprestigiar toda la labor humanitaria de los indígenas y su protección a los jóvenes en el marco de la represión durante el paro nacional. Ellos tratan de que no se pierdan vidas. Eso es lo que han venido haciendo una cantidad de indígenas en diferentes puntos, tratando de garantizar que no haya personas armadas. Yo soy testigo ocular de todo lo que ocurrió.

Aquí en Cali están haciendo esos ataques con carros cubiertos y se escudan diciendo que son vecinos de la zona que nos están protegiendo de los indígenas. Con esa historia, están poniendo en peligro a toda la comunidad de Pance. Tratan de convencernos de que son vecinos armados defendiéndonos de los indígenas, pero lo que quieren es desatar un enfrentamiento y generan terror.

(*) Representante a la Cámara por el Partido de la U.

Adendum:

Boletín de Indepaz (10 de mayo de 2021): Presidente Iván Duque ponga la cara en Cali y responda el pliego de las comunas:

El Consejo Regional Indígena del Cauca ha denunciado la acción combinada de efectivos de la Policía Nacional, con agentes y civiles armados que decidieron atacar en Cali con disparos a la delegación de la Minga y la Guardia Indígena.

Este 9 de mayo la agresión se inició en la mañana cuando una caravana procedente del norte del Cauca pasaba por Jamundí y fue interceptada en forma violenta por gente armada. En operación simultánea en varios sitios de la ciudad, en donde la Minga acompañaba a grupos de manifestantes, llegaron personas a disparar directamente contra los comuneros indígenas acusándolos de propiciar bloqueos y desorden. Como resultado fueron heridos 10 comuneros, una de ellas de mucha gravedad. La reacción de la Guardia para protegerse llevó a enfrentamientos y al daño a vehículos de la Minga y también del transporte de los civiles armados que disparaban.

La Minga ha hecho presencia en Cali, como lo ha acostumbrado en otras jornadas de protesta en esa ciudad, en Bogotá y otras, para llevar la voz de los pueblos étnicos y reclamar atención del gobierno a las demandas propias y de la protesta social.

En el paro del 21 de noviembre de 2019, la Minga de Pueblos indígenas de todo Colombia hizo presencia en Bogotá y de nuevo en diciembre de 2020: su llegada fue acogida con alegría por la ciudadanía y la movilización, y contribuyeron con su disciplina y autoridad a mantener el orden de las protestas controlando a grupos o sujetos violentos destructores de bienes públicos y privados.

En varias ocasiones las autoridades locales y las universidades han ofrecido garantías de estadía a las Mingas indígenas que han encontrado simpatía de la gente y oídos sordos del Presidente que no ha aceptado conversar y concertar soluciones.

En medio de la agresión que ha significado el asesinato de 28 jóvenes en Cali, decenas de heridos y más de 160 desaparecidos, la Minga indígena ha sido un apoyo para proteger la protesta y rechazar la violencia y el llamado vandalismo de infiltrados.

En varias ocasiones en estos días de ataques armados en Siloé y otras áreas de Cali, la Minga ha sido clave para salvar vidas. Al mismo tiempo ha acompañado las asambleas y organización del pliego unificado con las demandas del movimiento destinadas a la conversación y concertación con el gobierno y el presidente de la República.

Ha sido ese apoyo, y papel organizador de la Minga, lo que la ha convertido en objetivo militar y de represión desde el gobierno, la fuerza pública y de estrategias paramilitarizadas de ataques armados. No ha faltado el racismo que quiere negar el derecho a los indígenas a ser parte de la protesta y a reclamar la presencia del Presidente, que se ha negado a ir a Cali a buscar soluciones en 12 días de movilizaciones y de hechos violentos contra la protesta. Por el contrario lo que ha propiciado el gobierno es la estigmatización, el señalamiento a la protesta con la repetida acusación de estar promovida e instrumentalizada por terroristas y narcotraficantes.

El reclamo desde la calle en Cali y desde la Minga solidaria es aparentemente sencillo: que el Presidente llegue a Cali y se ponga al frente del diálogo para concertar respuestas al Pliego Unificado construido en asambleas y publicado en la Declaración Política este 6 de mayo de 2021. Se le pide que no repita la maniobra de llegar de urgencia a reunirse con los mismos en un consejo de seguridad sin dar la cara a la gente.

La alternativa de Iván Duque es poner la cara y dar respuesta a los problemas urgentes o seguir en la ruta de la represión. Algunos de sus copartidarios le dicen que si continúa en el desgobierno, la alternativa será la renuncia.

Antes de que se meta en ese laberinto Duque tiene la opción de ofrecer soluciones a los problemas sociales que han desatado la protesta en lugar de dar la orden de primero militarizar e imponer el orden por el terror, para después pensar en cómo burlar el pliego construido desde las asambleas y comunas.

Fuente: Indepaz


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