Ernesto Ilkermn •  Opinión •  09/09/2016

Elecciones autonómicas en clave estatal: Galiza y Euskal Herria votan sin que se haya formado el Gobierno

Más allá del interés que puedan tener los resultados del 25 de septiembre en las respectivas elecciones las CCAA históricas, el impacto que provoquen en la política nacional será de calado. Tras los frustrados intentos de formar gobierno de PSOE y PP en las dos elecciones casi consecutivas el panorama político español sigue pendiente de un Gobierno que de formarse después del 25 de septiembre -lo cual es altamente probable- estará condicionado por el resultado que las diferentes formaciones políticas obtengan en Galiza y Euskal Herria, que además son las últimas del largo período electoral que se inició con las europeas.

 

Ese horizonte sin elecciones a la vista favorecerá sin duda la política de pactos en el estado, que van a depender mucho de los pactos a los que se lleguen en Galiza y Euskal Herria. Mientras que según las encuestas y a tenor de los resultados de las últimas generales el PP podría seguir manteniendo la comunidad gallega, no lo tiene tan fácil el PNV para quedarse con el gobierno vasco. Ambas formaciones se sitúan en la derecha españolista o nacionalista, y han pactado en el pasado. No sería de extrañar que a cambio de darle el gobierno vasco al PNV éste le diera los votos al PP en el estado español, situando al PP en la mayoría absoluta, que sin duda lograría con el apoyo de cualquier diputado de CDC, donde la moción de confianza del actual president de la Generalitat le mantendrá en el poder con el beneplácito de las CUP.

 

De ahí que no solo por el futuro de ambas comunidades autónomas, sino también por el de todo el estado, sea fundamental que la derecha esta vez no se alce con el poder. La fragmentación de partidos por la izquierda que se ha producido en el estado se repite con el añadido nacionalista en ambas CCAA. Sin embargo la pluralidad de la izquierda puede llegar a ser una ventaja si consigue arrinconar a la derecha españolista y nacionalista. En el supuesto de que las encuestas fallen -algo que se vio de forma reiterada en las generales- los acuerdos necesarios para desalojar a PP de Galicia y al PNV de Euskadi llevarían a pactos entre PSOE, En Marea y BNG (en el caso de Galiza); y entre Podemos, Bildu y PSOE (en Euskal Herria). Alternativamente en ésta última CCAA podría incluso formarse un gobierno en el que entraran PSOE y PNV pero sin el PP, neutralizando así la posibilidad del intercambio de favores entre PP y PNV.

 

Resulta ocioso a estas alturas relatar las diferentes políticas que los partidos ofrecen. Basta con comprobar la situación del estado, de Galiza y de Euskal Herria tras los años de gobiernos de derechas. Cualquier combinación que excluya sobre todo al PP, pero también al PNV, será mejor que un pacto con la derecha. De conseguir la movilización del electorado de izquierdas estas dos elecciones pueden poner punto y final a años de recortes, de desahucios, de estafas, de corrupción, de engaños… y pueden devolver la ilusión y la estabilidad que necesitamos para evitar unas terceras elecciones generales cuyo resultado ninguna encuesta puede anticipar: nunca hemos votado tanto en tan poco tiempo y el hastío traducido en forma de abstención o en forma de voto de castigo es un dado al aire que puede caer de un lado -la derecha- o de otro -la izquierda-.


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