Al-Hakam Morilla Rodríguez •  Opinión •  07/05/2020

«Cuando gozamos de salud, fácilmente damos buenos consejos a los enfermos». Tácito

«Cuando gozamos de salud, fácilmente damos buenos consejos a los enfermos». Tácito
El virrey boquerón de Andalucía, Queipo II ‘Nocilla’ (¡qué merendilla!), presidente por accidente, una mañana de gloria se levantó inspirado. Ya estaba bien de ser ninguneado por los mordaces y cáusticos andaluces. Vale, ha tenido que pagar un costoso peaje a los tentáculos vaticanos en la Colonia blindándoles prebendas en Sanidad, Educación y Prensa. Un virrey que se precie ha de arroparse con la garduña de la clerecía. Diga lo que diga sobre la ilegal cesión de soberanía esa Constitución de rojos cañís. El nativo barcelonés novio de la muerte exvocalista de Falsas Realidades se figura elegido para el olimpo del mando, mucho más que cuando cantaba pop hortera con Lapsus Psíquico, en su remota adolescencia opusinizada.
 
Nuestro fláccido héroe de pega, el de simulado currículum menguante, con menos experiencia laboral fuera del P.P. (Partido Podrido) que José María el Tempranillo antes de bajarse los pantalones, se vio presidente de la Comunidad Autónoma con una sangría de votos agónica. Había llegado su hora, gracias al veleta capillita Marín y los neofalangistas vox-mitivos amantes de vampirizar los recursos públicos. Celia Villalobos, su mentora, le entrenó en babosas genuflexiones que suscitaron el hazmerreír hasta en Zarzuela. El renombrado caballero de la gran cruz de la orden de Isabel la Católica, insigne benefactora de Málaga y Granada por la vía de la fumigación, elevaría su pabellón en forma de Escudo junto a los fasces.
 
¿Imaginan que los presidentes de Aragón, Castilla, Galicia, Asturias, León, Navarra, Cataluña o Valencia, manipulasen el Escudo oficial de sus Pueblos para darse autobombo como mandamases narcisistas? Llamadme Juanma, pisoteando la legalidad estatutaria y la Memoria de Blas Infante, creador del Símbolo oficial de Andalucía hace un siglo, resplandece en todo su oropel reformista y de las JONS. Hércules entre los dos leones ahora se ve con la empolvada peluca ostentosa del rey Sol, Luis XIV, con el sólo objeto de armonizar su puritano tapado de tetillas, no vaya algún fraile a ponerse palote. La laureada del escudo del césar carnicero de El Ferrol enmarca el bodrio. Y la corona borbónica consagra el petardazo del virrey Nocilla en su adefesio.
 
No sirve de nada que se pretenda amparar la tomadura de pelo el que la PSOE hiciese medallitas a los ‘hijos predilectos’, también con grosera fortuna de españolistas perrunos. No poseen valor institucional y carecen esas chapas de menos legitimidad oficial que el marchamo de calidad de los chorizos de Cantimpalos. Lo sentimos, para esconderle las vergüenzas a Nocilla Superstar necesitaréis un argumento de mayor enjundia. Aunque con un jacobino ‘periodismo’ colonial que se dedica a dar pábulo a los bulos y a la burda propaganda ultraderechista, en la peor escuela palanganera de Goebbels, lo raro es que al encumbrado alhaurino fachoso no lo hayan propuesto para ser elevado a los altares.
 
En este casposo circo nazional-catolicista a la sedicente ‘izquierda’ empiezan a crecerle enanos por doquier. Por demérito suyo, ya que a los supuestos agentes del cambio rojipardos se les conocen menos críticas a la insaciable rapacidad ensotanada que a la tonadillera María del Monte. Y claro, con estos mimbres no extraña ni a los ‘andalucistas’ rocieros que la jaca de Abascal corretee tras de los siervos. Con ser político ramero barato sueñan las margaritas (requetés), sueñan las margaritas con ser ramero. El cinismo sexista y la doble moral parafascista han abducido a la ‘oposición’ gusanista a San Telmo y sus aliados. Por ello no les duelen prendas en intentar involucrarnos en las rencillas intestinas árabes foráneas, como si a estos les interesase el genocidio andalusí un ardite, prestos a arrodillarse ante el imperio español, ayer, hoy y siempre. 
 
Antes de la pandemia que nos azota diezmando a nuestros ancianos, se apuntaron a la consigna del ‘alarmismo’ que ha provocado muertos. Ahora aplauden al virrey Nocilla tragándose su propaganda de ‘normalidad’ sin contabilizar rigurosamente el número de infectados reales, dejados sin protección los sanitarios y despreciando la acuciante necesidad de hacer tests masivos. Gentuza mezquina y cobarde que si alcanzase el poder absoluto nos avasallaría con gestapos o KGBs y ‘campos de reeducación’. Reparen en el detalle de que jamás se ha aplicado en cuarenta años por parte del Régimen tardofranquista del 78 el Delito de Traición, frente a las posibles dejaciones de responsabilidad de las altas magistraturas del Estado vendidas a otros extranjeros, no sólo el Vaticano. Tal adhesión inquebrantable no tiene parangón en el mundo desde los tiempos de Ramsés.
 
Les da igual que el CNI parezca un patético club de mayordomos de cofradía… sale gratis hacernos pagar de nuestros impuestos el sueldo de numerosos militares y curas que en su vida ociosa de garrapatas se dedican a intrigar, contra la Sociedad Civil, en los foros sociales con programadas campañas de intoxicación impunes. Por no hablar de los inciensados ‘conciertos’ educativos fabricantes de la próxima barbarie sectaria sedienta de sangre. No sorprenderos si las camadas negras cristeras con uniforme y sotana o disfrazadas de seglares, sembradoras de cizaña y odio, eclosionan por todas partes. 
 
¡Adelante, obedeced a los caporales de la alta burguesía! ¡Exponednos a todos a la enfermedad, llenad los cementerios, que no nos falte el ‘furbo’ y las romerías a cargo del contribuyente! ¡Viva el paroxismo del contagio redentor! La maquinaria propagandística de los amos presentará la economía, con las infraestructuras intactas, como si la hubiese machacado un bombardeo atómico en alfombra. Y no, nunca ha estado ‘hibernada’. Lo único ultracongelado serán nuestros derechos laborales, los sueldos de miseria, los artistas y la cultura empujados al suicidio, la dignidad humana atropellada… San Gonzalo en la Macarena refulge en su máximo esplendor.
 
Queipo II Nocilla, rancio virrey chusco de Andalucía, creyó estar en estado de vigilia con la trempera matinera de un megalomaníaco gerifalte. Mas en un sueño profundo, oscurantista pesadilla de quinientos años, se supo convertido en el sicario de la Inquisición que le daba entre sonrisas el tiro de gracia a Federico.
 
 

* Al-Hakam Morilla Rodríguez, Coordinador de Liberación Andaluza. Cuenta de twitter bloqueada por la censura: @lascultura. Nueva: @liberacionan


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