¿Apocalipsis vírico latinoamericano en ciernes?
«¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela». Antonio Machado
El deificado vicario de Cristo en la tierra bendice urbi et orbi a todos sus adeptos, desde la metrópoli de su imperio financiero transnacional. Pobres mortales pecadores, los dioses os han abandonado. Impotente la intercesión de Francisco I frente al Coronavirus, las autoridades han convertido la Plaza de san Pedro en un desolado páramo por la lucha contra el Contagio, flamante dominio del Maligno. Según afirma el sumo gerifalte jesuita de la curia, ha pedido a su Generalísimo del Cielo que solucione la Pandemia global.
Mas ay, nos tememos que no le ha escuchado. Obras son amores. No devolverá los cuantiosos bienes patrimoniales de los Pueblos, incautados por ese codicioso Estado extranjero purpurado en Iberoamérica. No confortará los corazones ni las tripas de sus fieles, depauperados, donando ni un chavo de su vasto emporio económico. Invocad a las Vírgenes del Rocío o la de Guadalupe, al Jesús del gran poder o al Cristo de Palacagüína, pero no esperéis ni un centavo. Penitenciáos a ritmo de flagelo y con el cilicio bien apretadito, sin embargo no soñéis en que las insaciables fauces de Roma vayan a regurgitar un céntimo. Señor, ten piedad… y guarda bien los tesoros en las guaridas fiscales de tus nacional-católicos hijos, tan evangélicos.
El proteico Belcebú adopta la microbiana forma de mina del Covid-19. Se dispone a dar su golpe de gracia con el inicio del otoño austral. Al compás de la cumbia y el reguetón, sí… y a las de las fanfarrias procesionales del fin de la cuaresma. Perú, México, Brasil, Ecuador, Chile y tantas naciones hermanas se disponen a sufrir la angustia y la desesperación, de las que antes muchos desaprensivos se reían por cuenta de Europa, cuando consideraban muy lejos la Infección. Rauda la aborrecible Parca con su Guadaña atraviesa la Península europea que viera nacer a los genocidas Cortés y Pizarro, y tiene ansia otra vez por devorar a los cholitos y a sus amos. Los herederos de los arrogantes conquistadores, los lobos criollos con piel de ovejita ignaciana en sus ranchos y urbanizaciones, ya han perdido las ganas de justificarse a la salud de sus maltratados antepasados: los infelices súbditos del remoto Estado al oriente del Charco, antaño Km. 0 del imperio de austrias y borbones donde no se ponía el sol, ni una mala sombra.
¿Y ahora qué…? Con un sistema sanitario público mucho más desmantelado por el neoliberalismo rapaz, sin apenas protección social a los desfavorecidos, cuando las penurias materiales del confinamiento laceren los espíritus desmoralizados y rujan los estómagos sin plata, en un previsible escenario dantesco, ¿ordenaréis las élites blanqueadas a los militares que balaceen a las inocentes masas hambrientas? La propaganda, parda o colorada, no hace efecto a las madres y padres que ven a sus hijos llorar sin pan. Entonces, en una tormenta perfecta, los millones de feligreses aprovechando la SS (Sem. Santa) de sus gamonales clerical-fascistas, ¿irrumpirán como una marea humana en las calles y fortalecerán así el nuevo reino atroz del neumovirus mortal? El milagro está asegurado… ¿o los ríos de dolor y de sangre?
Ah, Bergoglio, Bergoglio… Jorge Mario, ¿de qué le vale a un hombre ganar el mundo si pierde su alma?
* Al-Hakam Morilla Rodríguez, Coordinador de Liberación Andaluza. Cuenta de twitter bloqueada por la censura: @lascultura. Nueva: @liberacionan