Los tratados de libre comercio son una amenaza para la ganadería sostenible en la Unión Europea
Con motivo de la Fiesta de la Trashumancia que se celebrará en Madrid el próximo domingo 23 de octubre, la Asociación Trashumancia y Naturaleza, organizadora del evento, y la campaña No al TTIP (que incluye a los tratados comerciales TTIP, TISA y CETA), ponen de manifiesto la amenaza que estos acuerdos suponen para la ganadería sostenible en Europa.
La Fiesta de la Trashumancia 2016 tendrá lugar el domingo 23 de octubre en Madrid. Los rebaños recorrerán el centro de la ciudad entre la Casa de Campo y la plaza de Cibeles acompañados por integrantes de la campaña No al TTIP, de la que forma parte Ecologistas en Acción. Con esta acción, las entidades organizadoras ponen de relieve que los tratados negociados a ambos lados del Atlántico refuerzan un sistema agropecuario global fallido, que esquilma recursos naturales escasos, expulsa a la población campesina del territorio y no alimenta, o alimenta mal, a la población.
Como alternativa a esta situación, las organizaciones esgrimen que es urgente reorientar el sistema hacia un modelo de ganadería sostenible, que no dependa de importaciones a miles de kilómetros para alimentar sus animales y que gestione adecuadamente los ecosistemas. Un sistema que, en el caso de la ganadería trashumante, permite aprovechar de forma óptima los pastizales de zonas climáticas complementarias y mantiene abiertos unos corredores ecológicos cruciales para la dispersión de las especies, así como el mantenimiento de una biodiversidad imprescindible para la adaptación a los cambios del clima.
El TTIP y el CETA amenazan la ganadería sostenible en el Estado español
Ecologistas en Acción denuncia que el TTIP, el CETA y otros tratados de nueva generación abarcan mucho más que el simple comercio de bienes. En las negociaciones de estos acuerdos comerciales también se discuten las normas y controles que regulan la producción de alimentos a ambos lados del Atlántico, lo que resulta especialmente problemático en el caso de la ganadería.
Las regulaciones europeas en materia de producción ganadera son vistas como barreras al comercio al otro lado del océano, y tanto EE UU como Canadá pretenden aumentar sus exportaciones de carne y otros productos derivados de la ganadería, por lo que presionan a la Unión Europea (UE) para que levante estas restricciones.
Para la organización ecologista, muchas de las prácticas ganaderas de EE UU y Canadá cuestionan el principio de precaución y son contrarias al enfoque de seguridad alimentaria vigente en la UE (conocido como «de la finca al plato»). De firmarse estos tratados, estas prácticas podrían instalarse en la UE y aumentaría el riesgo la salud de las personas y la protección del medio ambiente. Estas son algunas diferencias significativas:
• Uso de hormonas y antibióticos promotores de crecimiento. Prohibidos completamente en la UE desde 2006 y práctica habitual en EE UU.
• Tratamientos de higiene. Hasta 2014, en la UE no se podía usar ninguna sustancia distinta al agua potable o al agua limpia para eliminar la contaminación de superficie de los productos de origen animal. En enero de 2014, se autorizó el uso de ácido láctico, lo que se considera la primera concesión a EE UU en las negociaciones del TTIP. Pero en EE UU se utilizan productos de limpieza –como el cloro– cuyos residuos son peligrosos para la salud y que en la UE todavía no se han autorizado.
• Bienestar animal. Si bien en la UE exite una legislación en esta materia, en EE UU la regulación se rige por directrices voluntarias y códigos de buenas prácticas.
• Alimentación con harinas cárnicas. En la UE están prohibidas desde la “crisis de las vacas locas”, pero son de uso habitual en EE UU y Canadá.
Por último, Ecologistas en Acción señala un problema añadido a este modelo ganadero. Las explotaciones en EE UU y Canadá son de media mucho mayores y más competitivas que las europeas en los mercados globalizados, por lo que suponen una competencia demoledora para la ganadería familiar y de pequeña escala, precisamente el tipo ganadería que se necesita proteger. Una ganadería asociada a la tierra, que liga a las personas al medio rural, produce alimentos de calidad y que mantiene viva la cultura rural tradicional.