Redacción •  Actualidad •  09/11/2021

Las Fuerzas Armadas españolas generaron en 2019 una huella de carbono equivalente a las emisiones de todos los turismos de la ciudad de Madrid durante el mismo año

  • “La seguridad militarizada tiene un papel esencial en el empeoramiento constante de la crisis ambiental a nivel planetario”. Un nuevo informe del Centre Delàs d’Estudis per la Pau analiza la relación entre las estructuras de poder, la seguridad militarizada y la crisis ambiental.
  • La huella de carbono del gasto militar de la UE en 2019 se estimó en unos 24,83 millones de tCO2e, lo que equivale a las emisiones anuales de aproximadamente 14 millones de coches.
  • Las 5 principales empresas militares y de seguridad del Estado español generaron 694.000 tCO2, lideradas por Indra, una de las mayores fabricantes de componentes electrónicos para armamentos.
Las Fuerzas Armadas españolas generaron en 2019 una huella de carbono equivalente a las emisiones de todos los turismos de la ciudad de Madrid durante el mismo año

Barcelona, 9 de noviembre de 2021. La seguridad militarizada tiene un papel esencial en el empeoramiento constante de la crisis ambiental a nivel planetario. Papel que consiste en proteger a todos los agentes de poder no democráticos (corporaciones transnacionales extractivas, grandes entidades financieras, industria militar) que rompen los equilibrios sociales y eco-planetarios. Así lo concluye el informe “Crisis climática, fuerzas armadas y paz medioambiental” del Centre Delàs d’Estudis per la Pau que se publica coincidiendo con las acciones en torno a la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 estos días en Glasgow.

El informe alerta de que, año tras año, aumentan los recursos de las capacidades militares de las potencias con el ánimo de controlar el acceso a los recursos que necesitan para continuar con el desarrollo de sus economías. Unas capacidades militares que, a su vez, tienen un impacto en la aceleración del proceso de la degradación medioambiental. El sistema de seguridad nacional, con la ayuda y protección de las fuerzas armadas y del complejo militar-industrial a las actividades de las estructuras y organizaciones no democráticas de poder que van incrementando la crisis ambiental planetaria de manera continua, debe ser considerado responsable instrumental de la gran mayoría de las actuales emisiones, así como de la crisis ambiental en todos sus ámbitos”apunta Pere Brunet, investigador del Centre Delàs y autor de la publicación.

La huella medioambiental militar incluye la huella de carbono (emisiones de GEI) que es principalmente causada por el empleo de combustibles fósiles de los vehículos militares -especialmente los del Ejército de Aire- durante entrenamientos y operaciones militares, que influye directamente en el calentamiento global del planeta. “Cabe destacar que el impacto de la huella militar no se reduce a la huella de carbono. Tanto las sustancias tóxicas y radiológicas vertidas en aguas, tierras y aire, como las operaciones militares aéreas, navales y terrestres, tienen consecuencias desastrosas para la sostenibilidad del planeta como son la alteración de ecosistemas, destrucción de hábitat, enfermedad, mortalidad o extinción de especies. Más allá de una huella de carbono, la actividad militar genera una amplia y diversa huella, que tiene impactos en la crisis medioambiental en su conjunto”, resalta Chloé Meulewaeter, investigadora del Centre Delàs y también autora del informe.

Por ejemplo, la huella de carbono del gasto militar de la UE solo en 2019 se estimó en unos 24,83 millones de tCO2e, lo que equivale a las emisiones anuales de aproximadamente 14 millones de coches. Son cifras aproximadas, resultantes de estudios que hacen cálculos rigurosos pero basados en la poca información que hay disponible, se estima que la cifra sería mucho mayor de no ser por la falta de datos. Otro dato destacable surgido de estas investigaciones, es que durante la guerra de Irak (2003-2009) se acumuló una huella de carbono equivalente a la de toda la economía de Reino Unido en un período estimado de entre 3 y 8 meses.

En el caso del Estado español, investigado en el presente informe, se calcula que las Fuerzas Armadas españolas generaron en el año 2019 una huella de carbono de 2.754.000 tCO2, lo que se estima que equivale a las emisiones de todos los turismos de la ciudad de Madrid durante el mismo periodo. Una cifra considerable que sitúa a las FAS españolas en cuanto a sus emisiones GEI al mismo nivel que el resto de las fuerzas armadas europeas.

En lo que se refiere a la industria militar española, destaca el cálculo del total de emisiones de la transnacional Indra en su ámbito militar, que en 2019 fue de 92.878 tCO2, así como de la empresa pública Navantia que en el mismo año acumuló unas emisiones totales de 13.723 tCO2. “El Gobierno español debe hacer cumplir el protocolo de emisiones GEI de todos los sectores empresariales, incluyendo las de las industrias militares, y de todos los organismos dependientes del Ministerio de Defensa y, muy especialmente, de las fuerzas armadas”, señala Pere Ortega, también investigador del Centre Delàs y autor de la publicación.

El informe alerta finalmente de la necesidad de incorporar el concepto de “paz ambiental” a la vez que se considera esencial que, en los discursos y acciones por el clima y la justicia ambiental, se incluya la exigencia de una reducción de los gastos militares “que posibilitara la reducción de la producción y las exportaciones de armamento, así como el traspaso de los actuales recursos militares hacia programas de acción para abordar los grandes retos globales que nos afectan”.

Podéis consultar y descargar el resumen ejecutivo en castellanoen catalán en inglés, y el informe completo en castellanoen catalán y en inglés.


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