André Abeledo Fernández •  28/10/2020

El Estado español debe depurar responsabilidades por la fuga del golpista Leopoldo López a nuestro país

El embajador de España en Caracas aparentemente con la complicidad de los gobiernos de Colombia y del Estado español han ayudado a huir de la justicia a un golpista con las manos manchadas de sangre.

Leopoldo López se dio a la fuga para evitar ser procesado por sus intentos de golpe de estado en Venezuela.

El delincuente condenado, Leopoldo López, ha huido de Venezuela tratando de evadir la justicia.

Lo más grave es que el golpista Leopoldo López se encontraba resguardado en la residencia del embajador español en Caracas desde el 30 de abril de 2019, cuando encabezó junto con el presidente autoproclamado de Venezuela, Juan Guaidó, un intento de golpe de estado que pretendía desencadenar una respuesta militar para derrocar al Presidente legítimamente electo, Nicolás Maduro.

Todo aquello quedó una vez más en una ridícula acción que demostró la falta de apoyo a los golpistas ya que el Ejército se mantuvo fiel al Gobierno.

El golpista fracasado había sido condenado a 13 años, 9 meses, 7 días y 12 horas de cárcel por participar e instigar las manifestaciones de 2014, que provocaron la muerte de 43 personas y cientos de heridos.

Ahora tenemos a un fascista más en España.

La familia del golpista reside en el lujoso barrio de Salamanca, protegida por el gobierno español.

Parece que la ultraderecha sudamericana se nos cagase encima, ahora el golpista, terrorista de Leopoldo Lopez viene a España para pedir asilo político y a vivir del cuento en el Estadoespañol.

Lo hace con la manifiesta complicidad de la ultraderecha española y el silencio de un gobierno «progresista».

Deberían depuarase responsabilidades y devolver a este personaje nefasto a Venezuela  para que cumpla su condena y pague por sus crimines.

De no ser así el Estado español habrá entrado en un peligroso y vergonzoso juejo dando cobijo a golpistas y apoyando por acción y por omisión a la ultraderecha venezolana.