Jesús Roiz Concuera •  Opinión •  28/10/2016

Españoles en el inicio del tránsito migratorio. Zara y Mango estaban por allí

Racchid había pisado tierra en Lampedusa. Por fin había llegado a Europa. Objetivo cumplido. Pero  estaba triste, estaba hundido en un mar de dolor. Había salvado su vida en el naufragio, sin embargo a  su amigo Zayn le había visto  hundirse en el mar que les separaba de Europa.

Habían salido de Trípoli mezclando ilusiones y compromisos de ayuda. El objetivo estaba allí cerca, detrás de aquella neblina difusa. Los dos eran sirios y venían huyendo de una guerra que les había destruido familias, hogares y futuro. Los dos habían buscado refugio en Turquía y habían pensado en Lesbos como puerta de entrada en Europa. Pero su sueño se había desvanecido al pagar Europa a Turquía para no verles. La desgracia  había provocado su encuentro en Trípoli hacía tres meses y habían quedado fundidos en una amistad profunda. Lo que Zayn le había ido contando se le hacía vivo y hondo.

La guerra les había forzado a salir de Siria  y no tenían otro objetivo que Alemania. Primos y amigos les habían precedido. Para Zayn habían quedado atrás aquellas jornadas interminables en las que en Turquía teñía ropa de vaqueros. Desconocía que aquellas telas una vez confeccionadas, pudieran llevar las marcas de Zara o Mango y que luego pudieran estar a la venta en Sevilla, Málaga o quizás en Granada. Jornadas de 12 horas sin conocer descanso. Salarios de un euro por hora y toxicidad toda.  Habían sido tiempos de esclavitud real y minoría de edad. Tiempo en que había encontrado manos, no de acogida sino de empuje a la migración. Ahora, cuando Zayn se sentía adulto y lanzado a una vida nueva, el Mediterráneo le hace desaparecer de un zarpazo para luego mostrar una cara como si nada hubiera ocurrido. Racchid, cuando en unas mantas de acogida iba saliendo de la hipotermia, reiteraba sus recuerdos y la vivencia trágica del naufragio mientras  preguntaba una y otra vez  el porqué de injusticias tan crueles.

Como éste, ni un caso más: Sería la respuesta congruente de quien tenga un sentimiento humanitario mínimo. Cuando se trata de poner al descubierto las causas de un proceso migratorio forzado, muchos son los que hacen alardes de sentimientos humanitarios, sin embargo miran para otro lado  para no descubrir su responsabilidad. Se rinden honores a los españoles que salen a implantar negocios por el mundo y hasta se les coloca el pin de la marca España. Sin más análisis crítico se les otorga el lábel de agentes de desarrollo cuando a lo mejor han pasado por una práctica de deslocalización de empresa y luego implantan una actividad que enriquece su  cuenta de resultados mientras empobrece a la comunidad humana donde se han instalado. No se repara en que, lo que en instancias empresariales o de la Administración se entiende como desarrollo económico, muchas veces  habría que entender como empobrecimiento económico y humano, además de caldo de cultivo de una emigración forzada.

Resulta cuando menos curioso que cuando llegan a Europa los migrantes  buscando refugio económico o cualquier tipo de seguridad, no se les pregunte quienes son, de donde vienen y qué responsabilidad tiene Europa o España con ellos. Hay unas responsabilidades reconocidas y firmadas o, ¿hay algo más? ¿Qué se hace en orden a un reconocimiento de causas? ¿Qué se hace en orden a la reparación del daño causado? Cuando una persona migrante, poniendo en peligro su vida, traspasa mares, vallas y murallas forzado por unas circunstancias que le han creado, es detenido y privado de libertad en un CIE, tiene derecho a formular preguntas y es obligación del interlocutor dar respuesta. Cuando se trata de casos de migración forzada es derecho de la persona migrante , que antes de ser considerado como delincuente, partiendo del reconocimiento del  derecho de toda persona a emigrar, se consideren causas y causantes del proceso migratorio, perjuicios y riesgos sufridos y, asimismo, reparación de los daños causados.

No estaría mal que la Administración española, además de mostrarse orgullosa de los españoles que tiene por el mundo, se interesara por su comportamiento, así como que cumpla y haga cumplir las responsabilidades que en el  ejercicio de sus actividades correspondan.

* Jesús Roiz Concuera, miembro grupo de migración APDHA Sevilla.


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