Plataforma Bolivariana de Solidaridad con Venezuela de Madrid •  Opinión •  01/04/2020

La Revolución Bolivariana desespera al colonialista Donald Trump

Los abajo firmantes rechazamos y condenamos con toda firmeza la última agresión perpetrada por la Administración de Donald Trump contra el pueblo de Venezuela, en la persona de su legítimo presidente, Nicolás Maduro Moros, y contra algunos de sus dirigentes revolucionarios

En un arranque de neocolonialismo infame, el Fiscal General de Estados Unidos ha puesto una recompensa por estos dirigentes de un país soberano, bajo la falsa acusación de narcotráfico, como si Venezuela fuera una provincia norteamericana más.

Se trata del enésimo esperpento político que sale de las cocinas del imperialismo contra la Revolución Bolivariana; supera, si cabe, en aberración al nombramiento de un presidente marioneta, como hicieron el año anterior con el indeseable títere de Juan Guaidó.

En todo caso es la nueva demostración de cuanta desesperación cunde en la Casablanca por derrocar una revolución popular a la que intentaron ahogar en su propia cuna de recién nacida.

Una desesperación absolutamente justificada. Económicamente hablando, Estados Unidos ha sido completamente superado por el gigante chino y la hegemonía de que hace gala en América Latina y el mundo, imprescindible para controlar los recursos necesarios para mantener su repugnante tren de vida, va camino de esfumarse también.

En esta situación, la reconquista de lo que consideran su patio trasero se le antoja paso tan necesario como vital y, para ello, tiene que dar al traste con los gobiernos revolucionarios que, resistiendo algunos como Cuba durante décadas, constituyen un obstáculo insalvable para la rapiña imperialista y un ejemplo de que la sociedad puede organizarse sin depender de la depredación del capital. En este contexto, cobrarse la pieza venezolana es condición de perentorio cumplimiento.

Pero además en este momento, la enésima calumnia contra los dirigentes de la República Bolivariana de Venezuela, especialmente contra su presidente legítimo, Nicolás Maduro, tiene también la función de cortina de humo. Donald Trump necesita el enemigo exterior para tapar el absoluto desastre de gestión contra la pandemia del coronavirus. En Estados Unidos ya hay más de cien mil contagiados y la ciudad bandera del imperio, Nueva York, corre serio peligro de colapsar sanitariamente.

Por otra parte, su marioneta presidencial, Juan Guaidó, quien ha sido descubierto, en unas grabaciones, participando con su firma en un acuerdo clandestino e ilegal de tráfico de armas para cometer atentados terroristas contra dirigentes bolivarianos. Un capítulo delictivo más en el historial criminal de este sujeto; Guaidó fue elegido por la Casablanca como presidente encargado para democratizar Venezuela al estilo yanqui, se robó los fondos de la presunta ayuda humanitaria y acabó en una fotografía con lo más facineroso del paramilitarismo narcotraficante de Colombia.

Pero lo más importante es manchar como sea el ejemplo de la Revolución Bolivariana; en medio de la carestía originada por el sabotaje económico, el bloqueo financiero y comercial estadounidense y el saqueo y pillaje de los activos financieros y empresas pública venezolanas en el exterior, Venezuela está consiguiendo contener el coronavirus y Cuba y Nicaragua también combaten con eficacia la epidemia; todo ello en contraste con el pandemónium vigente en los propios Estados Unidos y casi todo el mundo capitalista.

Esto es algo intolerable, pues deja al desnudo las miserias del capitalismo, justamente cuando más falta hacía la demostración de su presunta superioridad frente a la gestión pública y solidaria de los recursos de todo tipo. Es por eso que, en medio de estertores de agonía, la bestia imperial pega todo tipo de dentelladas a diestra y siniestra y se vuelve más peligrosa por momentos. Pero tenemos la certeza de que el pueblo de Venezuela, junto con la Revolución Cubana y la sandinista de Nicaragua, saldrá airoso y fortalecido del trance. En tan duro trago tendrán el apoyo permanente de nuestra solidaridad, puesto que la merecen por completo; su lucha es la de todos los pueblos y trabajadores del mundo por librarse de las cadenas de la explotación de unos seres humanos por otros. ¡Con ellos hasta la victoria siempre!

¡Viva la República Bolivariana de Venezuela! ¡Viva Nicolás Maduro, legítimo presidente venezolano! ¡Chávez vive, la lucha sigue!

Madrid, 31 de marzo de 2020.
 


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