Redacción •  Internacional •  25/11/2021

ACNUR insta a abordar el impacto de la violencia de género en mujeres y niñas refugiadas, desplazadas y apátridas

Una de cada cinco mujeres desplazadas dentro de sus propios países han sufrido violencia sexual. Por desgracia, la situación se ha agravado a raíz del prolongado impacto que la pandemia de COVID-19 ha tenido en la sociedad, la economía y los derechos humanos.

ACNUR insta a abordar el impacto de la violencia de género en mujeres y niñas refugiadas, desplazadas y apátridas

Madrid, 25 de noviembre de 2021 – Desde Afganistán y Colombia hasta la República Democrática del Congo, las mujeres y las niñas han sufrido mayores estragos a causa de los daños  provocados por los conflictos, el desplazamiento y la COVID-19.

Desde marzo del año pasado, ACNUR ha estado informando que, a raíz de la pandemia,  han aumentado la violencia familiar, los matrimonios infantiles, la trata de personas, los abusos y la explotación sexual. Al mismo tiempo, se han erosionado logros que fueron difíciles de alcanzar en materia de igualdad de género.

Abordar la violencia de género requiere de una respuesta conjunta en la que participen donantes, autoridades nacionales, socios humanitarios y sociedad civil, así como comunidades desplazadas forzosas, que incluyen mujeres, hombres, niñas y niños.

Con motivo de la conmemoración del trigésimo aniversario de la campaña de 16 días de activismo contra la violencia de género, hacemos un llamamiento para que las autoridades nacionales y locales se esfuercen por garantizar y proteger los derechos de las mujeres y niñas refugiadas, apátridas y desplazadas internas.

Las personas desplazadas forzosas y las personas apátridas también deben ser incluidas en las respuestas nacionales a la violencia de género. Del mismo modo, los perpetradores deben ser castigados, y quienes sobreviven a este tipo de violencia deben recibir apoyo para sanar y recuperarse.

Se necesitan más fondos para financiar los programas humanitarios que buscan erradicar la violencia de género, con proyectos de empoderamiento femenino y servicios de respuesta para supervivientes.

El apoyo debe canalizarse para que llegue a quienes trabajan en la primera línea, incorporando a grupos y organizaciones lideradas por mujeres desplazadas.

Para erradicar la violencia de género se requieren acciones que sean congruentes con el discurso.


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