La Iguana TV •  Internacional •  08/11/2017

Habla el embajador cubano en Venezuela: “Trump ha destruido lo poco que se avanzó con Obama”

El embajador de Cuba en Venezuela, Rogelio Polanco, en entrevista exclusiva con La Iguana.TV, analizó el más reciente repudio mundial al bloqueo estadounidense contra su país, que se manifestó, una vez más, en la Organización de las Naciones Unidas.

Habla el embajador cubano en Venezuela: “Trump ha destruido lo poco que se avanzó con Obama”

El diálogo con el diplomático se llevó a cabo un día después de que 191 países votaron a favor de que Estados Unidos suspenda el bloque contra Cuba. Solo el propio EEUU e Israel votaron para que continúen en vigencia las medidas restrictivas en materia económica, comercial y financiera.

A continuación, una versión de la conversación que Polanco sostuvo con el periodista Clodovaldo Hernández:

-Pareciera que luego de los acercamientos que hubo en el tiempo de Barack Obama, se ha retrocedido, no al lugar donde estaban entonces las relaciones Cuba-Estados Unidos, sino más atrás, a la época de la Ley Helms-Bourton, de la Crisis de los misiles, en la plenitud de la guerra Fría. ¿Es así?

-Sí, ha habido un evidente retroceso en las relaciones bilaterales entre Cuba y EEUU, que como sabemos es un conflicto histórico, que viene el siglo XIX, cuando la principal potencia económica del mundo pretendió poseer, anexarse el territorio cubano. Cuba ha tenido que lidiar durante prácticamente dos siglos por su independencia y por su sentido de nación. Una vez que triunfa la Revolución, en enero del 59, se incrementaron la agresividad y los intentos de socavar nuestra soberanía. En el último período, efectivamente, se habían logrado avances significativos, a partir de la admisión por la administración Obama del fracaso de la política de bloqueo, y el reconocimiento de la soberanía del gobierno cubano. Se lograron intercambios que permitieron ir en la dirección positiva hacia un proceso difícil y largo de la normalización de las relaciones, lo que incluyó la apertura de embajadas y que se comenzara a discutir sobre temas pendientes complejos. Incluso se lograron algunos acuerdos de cooperación en determinadas áreas. Cuba siempre ha mantenido la idea de que es posible coexistir a pesar de las diferencias de visión que nos dividen, siempre sobre la base del respeto y de la igualdad soberana de los Estados. Con el presidente (Donald) Trump llega al poder una visión retrógrada que recrudece el bloqueo y que echa atrás por completo los avances que se habían logrado. Entre los temas que Trump ha echado por la borda están, en primer lugar, las posibilidades discretas que se habían abierto en los ámbitos del comercio y de los viajes a Cuba. Ha decidido tomar acción más rigurosa en la persecución de todo aquel ciudadano de EEUU que viaje a Cuba, a la vez que derogó la directiva presidencial de Obama que planteaba una política de acercamiento. También ha arreciado la persecución financiera de las transacciones de Cuba con el mundo, lo que en la práctica significa una agudización de la política de cerco a nuestro país.

-Al leer el informe presentado ante la ONU, se observa que aún en 2015 y 2016, hubo numerosas sanciones contra personas, organizaciones y empresas por comerciar con Cuba. Entonces, ¿realmente había ocurrido una distensión en el bloqueo durante el gobierno de Obama o todo estaba aún en el campo de la retórica?

-Bueno, efectivamente, unas fueron las intenciones o las expresiones realizadas por la administración Obama, y otra cosa fue la realidad. Aunque hubo avances significativos por el hecho de que se reconozca a Cuba como gobierno soberano, en la práctica las disposiciones del gobierno de Obama en relación con el bloqueo fueron muy limitadas, insuficientes, no permitieron que se lograra desmantelar esa madeja extraordinaria de regulaciones y de leyes que significa el bloqueo, que es el sistema de sanciones unilaterales más prolongado, severo e injusto que haya conocido la humanidad en la época contemporánea, una violación flagrante, masiva, sistemática de los derechos humanos de todo un pueblo. Algunas de las disposiciones, como la posibilidad de utilizar el dólar estadounidense en las transacciones financieras de Cuba, aunque fue declarada por la administración Obama, durante todo este período no hubo una operación significativa que haya podido hacer la República de Cuba con el mundo en esta moneda. Por el contrario, más de cien bancos en terceros países fueron sometidos a multas o tuvieron que dejar de realizar transacciones con nuestra nación o cerraron cuentas. Fue una férrea persecución bancaria porque, como sabemos, el sistema financiero internacional está dominado por los poderes hegemónicos del mundo de hoy. Incluso, bancos con las que Cuba realizó transacciones en otras monedas, como euros o francos suizos, se han abstenido de seguir haciéndolas debido al temor que producen las multas exorbitantes que EEUU aplica a través del Departamento del Tesoro o de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros. Esas sanciones se han impuesto contra terceros países. En la práctica, el bloqueo siguió en pie durante la época de Obama y se mantiene ahora como una de las acciones más agresivas que un país pueda realizar contra otro y contra el resto del mundo.

-Usted, que es un estudioso de la política internacional, ¿diría que, con respecto al tema del bloqueo, ha habido alguna diferencia entre gobiernos demócratas y republicanos de EEUU o se trata de una política corporativa, imperial, que está por encima de los personajes que estén en la Casa Blanca?

-No ha habido diferencia, realmente. Es una política bipartidista que tiene una intención de acabar con la soberanía y la independencia de la nación cubana, y que ha sido compartida ya por más de una decena de administraciones estadounidenses, lo que demuestra que la intención va más allá de que esté un partido u otro en la élite del poder de EEUU. Volvemos al análisis histórico: es una política que viene desde las viejas concepciones de la llamada Fruta madura o del Destino manifiesto o del Fatalismo geográfico, todas destinadas a sostener la postura de la élite estadounidense, según la cual el territorio cubano debía pertenecerles, ser parte de la unión americana, y que potencias extrarregionales no debían apoderarse de Cuba. Lo que estamos viendo hoy es una política conciliada, en la que puede haber matices en un momento determinado, relacionado con los círculos de poder, pero que en la práctica se mantiene constante. También ha sido un tema de política interna de EEUU porque hay sectores poderosos de la comunidad cubana en EEUU que han servido de elemento para promover legislaciones contra Cuba en el Congreso y en otros ámbitos de influencia de este sector recalcitrante. En este momento estamos viviendo una nueva arremetida de ese sector, aunque ha perdido poder y tiene una visión obsoleta y contraria a la de la mayoría de la comunidad cubana en EEUU, opuesta hoy al bloqueo y a favor de una normalización de las relaciones bilaterales. Esa misma actitud de rechazo a las sanciones la tiene la mayor parte de la población de EEUU, un 73%, según diferentes encuestas.

-En el caso venezolano, desde la administración Obama, y ahora con más intensidad, se han anunciado sanciones, se han lanzado amenazas. ¿Usted compararía las dos situaciones? ¿El caso de Venezuela podría terminar siendo tan grave como el de Cuba?

-EEUU y los poderes hegemónicos han tratado de usar históricamente las medidas coercitivas unilaterales para imponer su visión del mundo. Esto ha sido parte de la historia Contemporánea aunque es una postura totalmente contraria al derecho internacional, al contenido de la Carta de Naciones Unidas sobre la prohibición del uso de la fuerza o de la amenaza. Por eso es que hay una condena mundial a la aplicación de estas medidas unilaterales. El hecho de que Venezuela hoy sea blanco de estas acciones demuestra esa intención de seguir usando estos mecanismos de presión arbitrarios, ilegales e injustos porque no solo van contra la ley internacional, sino que también son inmorales porque pretenden, mediante una intención política lograr objetivos políticos mezquinos, y para ello someten a privaciones a un pueblo entero. La orden ejecutiva, en la que el presidente Obama determinó que Venezuela es una amenaza inusual y extraordinaria a la política exterior y a la seguridad nacional de EEUU, es una demostración de ese tipo de acciones. Más recientemente, las sanciones de la administración Trump, aunque traten de demostrar que van dirigidas contra determinados individuos o dirigentes del gobierno bolivariano, no esconden su verdadera intención, que es provocar penuria, dificultades al funcionamiento de la sociedad y de la economía venezolana. Las situaciones son similares en el sentido de que hemos conocido, mediante numerosos documentos desclasificados muchos años después, que la génesis del bloqueo a Cuba fue la convicción a la que llegaron en EEUU de que la oposición interna no iba a poder derrocar al gobierno revolucionario. Hay un documento revelador, del año 1960, del subsecretario de Estado, Lester Mallory, en el que reconoce que no pueden por la vía de una oposición que no era fuerte, acabar con el gobierno revolucionario. Por tanto, recomendaban la imposición de medidas que garantizaran que el pueblo tenga desaliento, que culpe a su gobierno por las penurias. Esa era la vía efectiva para garantizar el derrocamiento de un gobierno adverso a sus intereses geopolíticos.

-Quizá el peor momento del bloqueo fue luego de la desintegración del bloque socialista, a finales de los años 80, cuando se instauró el Período especial en tiempo de paz. En ese tiempo, mucha gente pensó que sobrevendría la crisis que acabaría con el gobierno de Fidel Castro. Cuba superó esa situación, según los analistas, por la organización del pueblo, porque Cuba tenía ya 30 años al margen del modelo consumista capitalista y por el liderazgo del comandante Castro. Ahora se dice que Venezuela podría entrar en una etapa parecida, con condiciones muy distintas. ¿Cree que hay algún punto de comparación?

-En primer lugar, hay que tener claro que el objetivo que se pretendió con el bloqueo a Cuba es el mismo que ahora se procura con Venezuela: doblegar a un pueblo, por la vía de provocar hambre, enfermedades, desesperación, todo ello para lograr objetivos políticos de injerencia e intervención. Eso es similar. Hay un manual que se aplica a los países que se rebelan contra las acciones imperiales. En el caso de Cuba, se produjo lo que en su momento llamamos “el doble bloqueo” porque al bloqueo de EEUU, que ya tenía varias décadas, se sumó el bloqueo producto de el impacto que provocó la caída de 35% de nuestro producto interno bruto, del 85% de nuestro comercio exterior, que era fundamentalmente con el llamado campo socialista, con Europa del Este. Eso provocó una situación muy compleja. Nosotros teníamos planes para escenarios de guerra. Teníamos diseñado un Período especial en tiempo de guerra, pero tuvimos que adaptar esas previsiones a un Período especial en tiempo de paz. No teníamos una agresión militar directa, pero el impacto sobre nuestra economía y nuestra sociedad era similar al de una guerra. Se superó gracias a la unidad del pueblo, al liderazgo político previsor que nos permitió prepararnos y mantener la resistencia frente a la intervención extranjera. También se superó debido a la inventiva de nuestro pueblo, que buscó alternativas para seguir adelante, con la vida cotidiana, lo cual nos permite mostrar hoy índices de desarrollo humano elevados. En el caso de Venezuela, son otras las circunstancias. Tiene una Revolución triunfante y es por eso que se intenta aplicarle medidas coercitivas. Es evidente que en los últimos años ha habido la pretensión de impedirle a Venezuela que tenga acceso a las fuentes de financiamiento. Se procura que haya un deterioro de la vida cotidiana. Afortunadamente, el gobierno bolivariano ha estado adoptando medidas para paliar el impacto que pueda tener esta política en los sectores más vulnerables, entre ellas, entablar alianzas con el resto del mundo y así impedir que se concrete la intención imperial. Estamos seguros que la tradición histórica del pueblo venezolano, desde el que surgió la idea de la Independencia, desde donde se llevó esa rebeldía a otras naciones de América Latina, no podrá ser sometida por ninguna intención agresiva como la de bloquear e impedir el desarrollo social de su pueblo.

-Desde que triunfó la Revolución venezolana hubo un flujo continental a favor de la idea socialista en América Latina. Pero recientemente ha habido un retroceso en ese sentido. ¿Usted cree que se seguirá la restauración neoliberal o que volverá la tendencia al socialismo?

-Ha habido diferentes acercamientos para explicar esta situación coyuntural que vive la región. Debemos ponerlo todo en una perspectiva histórica: ¿Cuántos años lleva la búsqueda de independencia, de soberanía, de una visión diferente para nuestros pueblos?  ¿Cuántos años lleva la pretensión imperial de someternos? El avance que se logró recientemente fue extraordinario. Antes habíamos visto otros cambios importantes en América Latina, como  cuando triunfó la Revolución cubana. En otras partes del mundo fuimos testigos del proceso de descolonización de África y hasta podemos remontarnos al período de la Revolución de Octubre y el impacto que tuvo en la humanidad. O sea, en los últimos cien años hemos vivido procesos diversos en los que se ha acentuado una visión diferente del mundo y del ser humano. Puede haber cambios coyunturales que tienen que ver con el flujo y el reflujo de los movimientos políticos, pero la izquierda, el movimiento progresista ha aprendido de sus errores, de sus fracasos, y también ha aprendido de sus victorias. Pensamos que esta situación que se da en este momento es parte de una coyuntura política y que los liderazgos de nuestros países y, sobre todo, los pueblos superarán esta coyuntura y continuará el avance histórico frente a grandes poderes hegemónicos, que tampoco cejarán en su empeño de acabar con cualquier visión rebelde y antihegemónica, tal como lo han hecho durante toda la historia contemporánea.


Cuba /  Donald Trump /  Venezuela /