Clara Caballero •  Cultura •  18/10/2016

Comentarios sobre: El Mercado de la memoria

Agradezco a Santiago Palacios de Sin Tarima, el habernos cedido la sala con tanta prontitud. A mi amigo Enrique Sacerio-Garí, el haber confiado en mí para comentar su primera novela El mercado de la memoria (Madrid: Ediciones Endymion, 2016). Y a ustedes por acompañarnos esta tarde.

Comentarios sobre: El Mercado de la memoria

Es muy significativo por el contenido de la novela, que se esté presentando en un mes de octubre, cuando mañana día 12 se cumplen los 170 años del comienzo de su narración inspirada en el huracán que en 1846 surgió en La Habana y atravesando los cayos y La Florida llegó hasta Boston.

 

Y es mucho más significativo que esta novela, de perfil histórico, tenga su calendario de presentación en Madrid y Zaragoza en la semana del 10 de octubre fecha que como se reitera en la novela en 1968 Cuba encuentra los orígenes de la nación.

El mercado de la memoria, su primera novela, lleva el sello inconfundible del pensamiento y sentir de Enrique Sacerio y de su obra poética, de su amor filial, de sus inquietudes, de su compromiso histórico, político social y patriótico.

Situando como eje argumental al Instituto San Carlos de Cayo Hueso, inaugurado en 1871 por exiliados cubanos de la primera guerra por la independencia contra España, Enrique construye una novela histórica en la que recurre a la ficción para poder ser más explícito y en el conflicto de las relaciones cubano-norteamericanas a través de varias generaciones, así como de la entramada y compleja evolución de las relaciones entre cubanos separados por esas noventa millas, y distanciados por el pensamiento y las vivencias de sus respectivos momentos migratorios.

El Instituto San Carlos de Cayo Hueso, surge como centro de conspiración independentista, fue la primera escuela bilingüe en Estados Unidos, y su nombre se debe a Carlos Manuel de Céspedes, quien libera a sus esclavos y lanza el Grito de independencia iniciando la Guerra de los Diez Años con España. Esta es la razón por la que desde un principio los cubanos asentados en Cayo Hueso, hayan tenido un pensamiento más patriótico, independentista, separatista y revolucionario que otros cubanos asentados en Miami y en otras ciudades de Estados Unidos. He querido destacar esta línea argumental de la novela ya que es fundamental para comprender el discurso de los personajes ficticios y reales que construye el autor.

La fuerza de los personajes creados, tanto los del triángulo familiar de primos Andrés, Alberto y Orlando, como el de las amistades más cercanas, Germán, Ingrid, Lucía, Sara, Eloísa, etc. radica en la preocupación, en los sentimientos y el mensaje que el autor quiere trasmitir a través de ellos. Su preocupación y dolor por la desestructuración familiar y social de los cubanos como consecuencia de tantos períodos migratorios y las características de las razones argumentales de los enfrentamientos y nostalgias tratados en la obra. Con el establecimiento de la pertenencia a un determinado y diferente período migratorio, distinguiendo los diferentes pasados, las lejanías ubicadas en las distintas orillas, entre la mirada hacia el sur que se cruza con la que anhela imágenes del norte, es decir la de los que se fueron y la de los que se quedaron, es que logramos visualizar y comprender estas miradas invertidas y percepciones alteradas de sus personajes.

Aunque la novela está divida en tres cuerpos, no es lineal, y destaca la cubanía del lenguaje, con una prosa poética al comienzo (en “La sombra verde” y en “Añoranzas”), imágenes surrealistas y el juego del lenguaje tipográfico muy latente en su obra poética (pág. 41 cuando la alegría por la novela de Orlando se transforma en una aleg(o)ría al introducir la O de Orlando en el centro de la palabra alegría.

 

Se mantiene su afición y sensibilidad a la música como en las poesías de sus libros Poemas Interreales o Para llegar a La Habana con poemas como: “Mozart en Puerto Rico”, “Casa de Fado”, “Long playing en el Jazz Café” o en “Bolero doble”, “Palabras sin canción 0901”, o el viejo “Poema 2” de …al borde de las Antillas, dedicado curiosamente al <<Huracán que hizo que lloraran los violines de la vieja Boston asomándose monstruoso por las playas del exilio>>; en su novela continúa con Lecuona, el estribillo de Hair que Ingrid solía cantar con German y otros guiños musicales.

En la obra literaria del cubanoamericano Enrique Sacerio, las expresiones lingüísticas y tradiciones cubanas conservan su esencia y son una constante. La cultura culinaria y deportiva cubana en el argot popular recreado en poesía y novela le dan un tinte costumbrista a su obra con su siempre buchito de café, o la historia del tamarindo, los mameyes, el mango, el arroz blanco con picadillo o sopa de quimbombó; también utilizando el lenguaje beisbolero para describir situaciones, aunque es el gallo, símbolo de historia y tradición cultural cubana constante en El mercado de la memoria, al existir una importante comunidad gallística en Cayo Hueso. Y con el tejido característico y simbólico de Enrique, comienza con el gallo que en un momento le había salvado la vida a Germán para cerrar simbólicamente con un gallo protector de toda la documentación que avala la pertenencia del Instituto San Carlos a la Isla de Cuba.

El autor también mantiene su coherencia literaria en conexión con su obra poética en la transversalidad de sus argumentos y su proyección transcultural, en sus juegos intralingüísticos, las relaciones interhistóricas y como buen especialista y discípulo de Borges sus constantes referencias intertextuales como por ejemplo a Martí, Víctor Hugo, Franz Fanon, Cervantes entre otros.

En el complejo entramado de su novela, su continuo transcurrir entre presente y pasado nos coloca en un caleidoscopio de circunstancias, histórico políticas, de personajes, del que él es consciente que todos los lectores no podrán llegar a vislumbrar la audacia de sus propósitos, ni la asociación hábil de tantas ideas y de anécdotas. Y es justo esa capacidad de síntesis dentro del laberinto de su trama lo que nos recuerda a brillantes escritores latinoamericanos, como Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Luis Brito García o César Vallejo en sus poemas en prosa.

 

En mi opinión el valor de significado de El mercado de la memoria gira alrededor de la reconciliación entre cubanos, partiendo de la interiorización de la problemática migratoria para llegar a un equilibrio entre las falsas o distorsionadas memorias, y también mitigar las memorias ancladas en el dolor y el rencor cuando han perdido en verdad su contexto y forma originaria, es, como escribió Enrique “recordar para enseñar lo que se ha disipado, olvidar para crear lo que se ha suprimido”.

 

Pero es al autor a quien corresponde señalar al menos tres aspectos fundamentales de su obra, desde el punto de vista histórico, el marco de sus personajes y el sentido exacto del concepto “mercado de la memoria” muy bien descrito en un párrafo del libro.

 

En fin que su primera novela, El Mercado de la memoria, está muy bien bordada, casi con tratamientos escenográficos en cada una de sus partes, como para ser llevada a gran pantalla y casualmente al final Sara, un personaje articulado y fundamental despidiéndose de los amigos en Filadelfia pronostica subir a YouTube el documental del Gran Mercader, Enrique Sacerio-Garí.

 


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