César Pérez Navarro •  Actualidad •  Vivienda •  22/07/2020

Repobladores de Barchel: «el único camino para cambiar la situación de la España vaciada será ilegal»

La aldea de Barchel llevaba casi cuarenta años abandonada en la comarca de Los Serranos (València) hasta que un grupo de jóvenes repobladores decidieron darle vida y recuperar tanto los edificios como el entorno. Sobre sus nuevos lugareños pesan tres denuncias, por utilización de las aguas del riachuelo de los chorros de Barchel para riego de la huerta, por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar; y otras dos por «usurpación y ocupación ilegal de inmuebles y propiedad privada», esta vez desde los propietarios de las viviendas, quienes seis años atrás habían llegado a un acuerdo apalabrado para la okupación hasta que surgieron discrepancias.

Hablamos con este colectivo para dar a conocer su experiencia, su manera de funcionar, y las dificultades a las que se enfrentan en el contexto de la denominada «España vaciada».

Repobladores de Barchel: «el único camino para cambiar la situación de la España vaciada será ilegal»
  • Compartir la vida en comunidad, alejado del modo de vida extendido por Europa, tanto en aéreas urbanas pero también en zonas rurales, supone un cambio vital de enorme trascendencia. ¿Qué os empujó, a ti y a tus compañeras, a dar el paso a repoblar esta aldea abandonada?

Cada individuo tiene sus propios motivos o matices en respecto a esta decisión, a cada uno se le remueven distintos temas en los que se ven afectados, algo que logramos a través de la comunicación englobar en distintos aspectos de la sociedad que consideramos que se han de transformar o verse erradicados, como lo son por ejemplo el capitalismo, el heteropatriarcado, el neoliberalismo, etc; la vida desde la ruralidad nos pareció la forma más factible y plena para llevar a cabo este cambio. Además, todos nos sentíamos muy atraídos por vivir en un medio rural, de forma colectiva, y contribuyendo a la vida en nuestra zona de afectación.

  • ¿Cómo surgió y empezó a materializarse la idea? ¿Cómo transcurrió el trabajo de reconstrucción?

A raíz de las preocupaciones anteriormente descritas, formamos un grupo donde la gente integrante estábamos decididos a llevar estas teorías a la práctica, sin ningún tipo de conocimientos previos de lo que suponía este cambio, nos lanzamos a llevar a cabo esta propuesta. Buscamos en distintos pueblos que figuraban en un libro llamado “Pueblos abandonados de la Comunidad Valenciana”. Y en cuanto llegamos a Barchel decidimos instaurarnos aquí por la cantidad de oportunidades que nos proporcionaba esta aldea.

En respecto a la segunda pregunta, al principio contábamos con medios muy escasos y nos centrábamos en suplir las necesidades básicas para la vida, sin agua corriente, luz, o tan siquiera una buena herramienta de mano, empezamos a darle forma al lugar, cuanto más avanzábamos y se iban supliendo estas necesidades podíamos tener poco a poco tiempo para soñar. Ahora nos orgullecemos de tener capacidad de decisión de qué y cómo queremos mejorar las infraestructuras, empezar proyectos nuevos, o crecer como personas.

  • ¿Por qué Barchel?

Antes hemos rozado este tema con la palabra “oportunidad”, si bien dice bastante del porqué nos quedamos aquí ahora podemos desarrollarla ampliamente. Cuando llegamos advertimos la cantidad de cultivos de almendro y olivo, que rodeaban la zona, y que, junto a la huerta de regadío, a pesar de estar abandonados desde hacía muchísimos años podían ser fácilmente recuperables con dedicación y esfuerzo.

En cuanto a las casas había alguna que daba la posibilidad de cobijarse con unos cuantos apaños a pesar de su mal estado.El lugar era un valle que cobijaba la aldea de las temperaturas extremas tan dadas en las zonas del interior de la península, de calidad ecológica excelente y con aguas de calidad incluso aptas para el consumo y de gran belleza.

También existía una cuestión social, Barchel está situada justo en la frontera de la serranía Celtíbera, una de las zonas más despobladas de toda Europa. Nos parecía -y continúa haciéndolo- que ofrecemos multitud de aportaciones al lugar tejiendo redes sociales, siendo un nexo intergeneracional de la cultura, apoyando y mejorando el entorno y la calidad ecológica etc.

Sólo con observar durante unas horas el lugar fuimos capaces de saber apreciar la cantidad de recursos, tanto tangibles como intangibles que nos brindaba este enclave y proyectos que podemos llevar a cabo en él, todavía hoy nos sigue sorprendiendo.

  • Supongo que os organizáis de manera horizontal, autogestionada, asamblearia… ¿Cómo transcurre la convivencia del día a día?

Efectivamente funcionamos de manera asamblearia, horizontal, casi enteramente por consenso. Todas las semanas realizamos una asamblea organizativa y otra de algún tema concreto, estas nos ayudan a poder organizar las cuestiones prácticas como grupo y ser más eficientes.

Generalmente el día transcurre como en cualquier lugar de trabajo, en cualquier familia, o grupo de amigos, la gran diferencia reside en que nosotros queremos que esto se dé de forma horizontal, cierto es que existen conflictos, no es un camino de rosas. No obstante, abogamos por la gestión de éstos, por el crecimiento personal, por la necesidad de reeducarnos y arrancar patrones que hemos aprendido y que aquí, así, no son más que un lastre.

Para ayudarnos en esta epopeya contamos con la herramienta de la facilitación en la que varios miembros del grupo se han implicado profundamente, y así adquirir los conocimientos necesarios para acompañar al grupo en su crecimiento realizando asambleas emocionales, gestionando conflictos interpersonales, y sobretodo transmitiendo estos saberes que dotan a cada individuo del grupo de una mayor capacidad de autogestión emocional.

  • ¿Cómo gestionáis vuestro entorno en cuanto aprovechamiento del medio, recursos, autogestión energética, cultivos…?

Nosotros caminamos abiertamente hacia una premisa, aunque es bien cierto que no siempre es posible, sí lo es que cada vez estamos más cerca de ella. Uno de nuestros grandes objetivos se basa en lograr funcionar completamente de una forma sostenible, y no solo esto, sino ir más allá y funcionar de forma simbiótica con el medio, es decir, no basta con que nuestra estancia no dañe el medio donde vivimos, sino que queremos fervientemente mejorarlo.

Actualmente, se llevan a cabo las tareas de huerta bajo prácticas respetuosas y regenerativas, huelga decir de forma completamente ecológica (sí, ecológica de verdad), contamos con un pequeño rebaño de cabras y colmenares, gestionamos los restos de leña de los alrededores, y se están gestando proyectos forestales para la recuperación del cauce del rio y la energía eléctrica proviene de fuentes solares.

  • En los últimos meses se ha popularizado por boca de políticos de distinto signo la expresión “España vacía o vaciada”. Al igual que ocurre en las ciudades, colectivos que okupan espacios abandonados siguen sufriendo el acoso de inmobiliarias, bancos, fondos de inversión… con la connivencia de una acción legislativa institucional que no contempla el derecho a una vivienda digna entre sus prioridades. En el campo sucede lo mismo. ¿Cómo explicas los desalojos de repobladores en este contexto de la España vaciada? ¿Cual es vuestra lectura política?

Lo primero gracias, es una grandísima pregunta que nos da una voz que queremos compartir cada vez más. Para nosotros es más que evidente que estos desalojos se perpetran únicamente por interés, mientras se llenan la boca con “la España vacía” no llevan a cabo políticas lógicas para facilitar la llegada de nuevos residentes a estos lugares. No interesa que la gente se busque la vida de forma autogestionada en el campo y por ello todas las propuestas políticas se quedan en un punto medio donde lo único que se perpetua e incentiva es la economización del campo, el turismo, minas, vertederos, etc. Acciones que a largo plazo explotan y destruyen la poca naturaleza que nos queda a cambio de unos cuantos puestos de trabajo que en pocos años desaparecerán y de recursos que servirán para fomentar la vida en las ciudades.

Las propuestas reales están sólo a mano de la propia población, y estas se coartan y destruyen por chocar con ese interés económico antes descrito. Uno de los grandísimos problemas es que esto no está bien visto por la misma sociedad, algo que nosotros explicamos como el tabú de la propiedad privada. Actualmente según la propia Generalitat Valenciana, un 54% del terreno forestal es privado, otro 32% lo gestiona la Generalitat, y solamente el 8% es público, el 6% restante es de titularidad desconocida. Es imposible cambiar la “España vacía” si esto no cambia o se rompe, mientras las personas que reciben las herencias de sus abuelos abandonan estas a su suerte no sean responsables de esa propiedad, la “España vacíada” cada vez lo será más si la ley no contempla que otra gente que quiere y puede recuperarlo pueda acceder a ella, el único camino para cambiar esta situación será ilegal.

Nos vemos obligados a reflejar que toda conquista social de la que hoy gozamos, ha sido en algún momento ilegal y perseguida, y no ha sido sino la lucha social quien la ha logrado. De este modo intentamos incentivar estas dinámicas y romper este tabú como propuesta real a un cambio.

En cuanto a nuestra lectura política es que dado que ningún partido está dispuesto a avalar y respaldar estas acciones, la única opción es el reconocimiento social y su respectiva lucha.

  • Los propietarios de las seis casas, muchas de ellas casi en ruinas cuando llegasteis, os dieron permiso para recuperar la aldea, y os las cedieron legalmente ¿Cómo y cuando empezaron vuestros problemas en Barchel?

Lo primero que estas construcciones ya no eran casas, si bien hemos dicho anteriormente que nos podían proporcionar refugio, no era más de lo que podía cobijarnos una cueva, entraba agua, faltaban ventanas y puertas, etc.

Por otra parte sí, nosotros abogamos por el dialogo y así empezó nuestro proyecto, nunca conseguimos que firmaran nada en cambio teníamos buena relación y su palabra (podéis llamarnos ilusos si queréis) los problemas surgieron a raíz de disputas entre familiares de las que no éramos conscientes. Parece que de repente cuando algo empieza a tener valor la gente se acuerda de la casa que abandonaron 40 años atrás.

  • Uno de los casos más sonados de nuevo poblamiento instigado y con varios intentos de desalojo en su haber, es el de Fraguas, en Guadalajara. Ellos consideran “quebrado”, “insostenible” e incluso “indigno” el modelo de cuidad actual. Quizás por ello han recibido apoyo y solidaridad desde lugares muy alejados, pero también un foco de atención que amplifica sus reivindicaciones y a la par los expone. ¿Por qué crees que Barchel u otros nuevos proyectos también amenazados pasan más desapercibidos?

Hemos de reconocer la labor mediática y social que ha hecho el colectivo de Fraguas, han sabido difundir y reconocer su lucha. Por otro lado no todos los proyectos están preparados para sostener esta situación, entre la gente rural es bastante común huir de masificaciones, buscar la tranquilidad, sin tener en cuenta lo difícil de la gestión que esto supone. Para muchos colectivos (sobre todo jóvenes) en esta situación es más sencillo empezar en otro lugar que quedarse allí. Nosotros queremos considerar que estamos en proceso de aceptar esta nueva situación y ver donde nos lleva. A raíz de esta situación hemos hecho trabajo grupal y ahora ya tenemos claro nuestro posicionamiento al respecto.

  • ¿Cuál es vuestra situación actual desde el punto de vista judicial?

Cuatro personas están actualmente encausadas con una sentencia repleta de “pruebas” inconcluyentes e incluso falsas, ya resolutiva por parte del juzgado de Lliria que amenaza con el desalojo y multa. Actualmente está en trámite el recurso a la audiencia provincial y estamos a la espera de ver en que falla.

  • En el fondo… ¿No será que la solución para el despoblamiento de las zonas rurales no cuaja con la idea de decrecimiento o gestión sostenible del medio y que estos principios suponen una amenaza para el establishment político y económico? ¿Observáis la llegada del nuevo gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos como una oportunidad para que se facilite el poblamiento de aldeas abandonadas siguiendo vuestro modelo, el de Fraguas, el de Lakabe… y el de otros tantos proyectos similares, u os mostráis escépticos?

Sí, completamente de acuerdo. No podemos afirmar que estemos completamente fuera del sistema económico capitalista, esto no es real, sin embargo sí que somos una alternativa real y nuestra participación en él es ínfima.

Tratando el tema político, para nosotros este gobierno puede que sea menos molesto que otros, en cambio tenemos claro que no podemos esperar nada de ellos, de momento seguimos teniendo los mismos problemas y dudamos abiertamente que vaya a cambiar, de modo que sí, nos mostramos escépticos. Quizá nos sorprendan y cumplan con su deber, sería de verdad una grata nueva, sin embargo, no podemos hacer nuestros planes en base a eso, preferimos gestionarnos por nuestra cuenta.

  • ¿Por qué os decidisteis a difundir lo que ocurre en lugares como la aldea de Barchel?

Nos entristece decir que por necesidad dada por esta situación, por buscar apoyo. Sin embargo, gracias a esto ahora somos capaces de valorar y reconocer nuestras aportaciones a la sociedad, de legitimarlas e impulsarlas, y de ayudar a otros proyectos afines.

  • ¿Cómo habéis vivido el confinamiento, consecuencia de la crisis pandémica?

A nivel interno solamente ha afectado en cuanto a las visitas que recibíamos y nuestra relación con el exterior, además hemos aprovechado para avanzar a nivel asambleario muchas cuestiones que teníamos aparcadas y poder ponerlas al día. Hoy nos sentimos dichosos de ver ratificadas nuestras iniciativas, de palpar explícitamente las ventajas de alejarte de las ciudades y no depender de ellas. Muchos nos han preguntado por esto y nos place sentir que cada día más gente es consciente de que éste es un camino más que valido y se cuestiona todo aquello que le viene dado. Si bien lamentamos que tengan que darse estas situaciones, pensamos que puede favorecer a un cambio.


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