Ricardo Arturo Salgado •  Opinión •  31/05/2023

Honduras: operaciones psicológicas contra el Gobierno de Xiomara Castro

Las guerras de la derecha en Latinoamérica se libran, en gran medida en la mente de las personas, especialmente aquellas que todavía piensan que son parte de la clase privilegiada, aunque poco a poco el neoliberalismo los va haciendo perder poder adquisitivo. Como sea, las operaciones psicológicas, cuyas puntas de lanza están en los medios de comunicación y redes sociales. Es así que el gobierno progresista de la presidenta Xiomara Castro, ha sido objeto de un fuego incesante desde el mismo día que inició su gestión.

En Honduras, los medios de comunicación privada constituyen el 98% de todos los medios, y la cantidad de granjas de trolls y bots creadas desde el narco régimen del Partido nacional de Juan Orlando Hernández, ocupan un enorme espacio, que cuenta con el apoyo decidido de las comunidades más virulentas de la derecha de Estados Unidos. Por esa razón, por ejemplo, es cuasi imposible, por ejemplo, lograr que una red social como Twitter, le dé baja a una cuenta falsa a nombre del Gobierno de Honduras.

Durante las últimas semanas, la administración actual ha emprendido una lucha por cambiar las reglas del juego en materia tributaria. Básicamente, la idea es terminar con los regímenes especiales que ha exonerado del pago de impuestos a un pequeño grupo de empresarios por los últimos cincuenta años. Gracias a ese sistema de exoneraciones fiscales, cosas tan disímiles como comidas rápidas, medios de comunicación, generadoras de energía por medio de combustibles fósiles, y hasta empresas de narcotraficantes, pudieron florecer mientras se aceleraba el crecimiento de la miseria y la desigualdad.

Frente a la opinión pública, esta es una batalla ganada por el gobierno, a pesar de una costosa campaña de las élites, que abarca al sector político de la derecha que está empeñado en cumplir su tarea de evitar que los más ricos pierdan sus privilegios, y compitan con una inmensa cantidad de empresas que, no sólo paga impuestos, sino que paga tasas infinitamente más altas por los préstamos de la banca local. Fundamentalmente, para que un pequeño emprendedor obtenga un préstamo, debe demostrar que no necesita el dinero. No hay nada más lejano a la panacea del libre mercado que lo que sucede en Honduras; los ricos se hacen ricos, saqueando a los pobres.

El otro tema álgido, es el ingreso a Honduras a la Comunidad Andina de Fomento, CAF, que debe ser ratificado por el Congreso Nacional, con predominio de la derecha, desde la oportunista a la fascista. El punto aquí es no ratificar la adhesión, para evitar que el gobierno acceda a nuevas fuentes de financiamiento. Si vemos el panorama completo, el propósito es evitar el acceso a fondos, y el reordenamiento de las finanzas que ayudaría a soportar la carga de la deuda social acumulada tras doce años post golpe de Estado.

En el contexto actual, los pasos que da el gobierno de la presidenta Castro tienden a favorecer a las grandes mayorías, y las matrices de opinión pública, al menos las regulares, son insuficientes para convencer a la población que es buena idea seguir manteniendo un sistema parasitario en el que, en nombre de la competitividad, se ha destruido la economía del país. Con una población económicamente activa de 4 millones de personas, el 5 % más rico del país apenas genera el 6 % de los puestos de trabajo. Además, es a este sector que se debe la mayor construcción de corrupción existente hace muchos años. Sólo a finales de 2021, después de que la derecha había perdido las elecciones, el Congreso saliente, aprobó 4 nuevos regímenes de privilegios para las mismas 25 familias.

El gobierno de la república ha dado pasos gigantescos, algunos de ellos históricos, y, hasta hace poco, impensables, como la apertura de relaciones diplomáticas con China, de las que se esperan acuerdos provechosos, dentro del marco del más absoluto respeto. Aunque mantiene muchas dificultades, principalmente en Educación y en Salud, la actual administración tiene muchos programas de alivio para la crisis que proviene del transito mundial hacia la multipolaridad, y la desastrosa herencia encontrada de los 12 años mas aciagos en nuestra historia.

Incapaces de lograr un balance favorable en la opinión pública, las élites, estimuladas por sectores políticos de Estados Unidos, activaron voceros con una campaña de múltiples direcciones, en la que la parte más significativa ha sido la presentación de parte del Consejo Nacional Anticorrupción (ONG financiada con fondos del Estado y controlada por los Estados Unidos), de un pseudo informe sobre “Nepotismo y Exceso de Concentración de Poder”. En medio de un show de luces tipo disneylandia se ha hecho un despliegue propagandístico contra el gobierno, sin presentar ni un solo caso de corrupción concreto, bajo la premisa de que el Nepotismo produce corrupción.

Han aflorado los enemigos, tanto fuera como dentro del gobierno, que han pretendido echar una capa de cieno sobre los funcionarios públicos, todos activados al unísono, en lo que, a todas luces es una operación psicológica para desplazar de la discusión nacional el problema fundamental de los privilegios de la clase dominante, la complicidad de la derecha en esa relación desigual, y sobre todo, la lucha de clases implícita en este proceso. Vale la pena señalar que, hasta la fecha no habían existido casos con indicios de corrupción, hasta que en la misma semana de la operación psicológica, aparecieron audios de una funcionaria que dejan poco a la imaginación, y que señalan corrupción en la DINAF, ente encargado de tratar los temas de la niñez en el país.

La cuestión de la concentración de poder omite un hecho inescrutable: el poder es la capacidad de una clase de imponer sus intereses, incluso por la fuerza si es necesario. Ese poder, real, en Honduras, lo siguen ostentando las élites, con el apoyo firme de Estados Unidos. Sin embargo, a este gobierno se le acusa de ser intolerante, de no respetar la libertad de expresión, aunque cada periodista a sueldo de la derecha despotrica contra el gobierno, e incluso irrespeta la presidenta, a cualquier hora del día, sin que hasta la fecha se les haya coartado de forma alguna la inmensa masa de calumnias y embustes con que sabotean todos los días.

Siendo este un gobierno popular, que, a pesar de obtener una victoria aplastante en las pasadas elecciones presidenciales, es acertado decir que se encuentra en una batalla desigual, en la que la clase dominante esta tratando de generar condiciones de descontento entre la población, quizá con el ánimo de generar condiciones para un movimiento tipo revolución de colores. Hasta la fecha, sin embargo, su base de apoyo social sigue siendo muy mala, y depende más de las fake news, memes o montajes mal hechos.

La misión fundamental de las comunicaciones del gobierno debe ser llegar con la verdad a las mayorías, que ahora deben entender que estamos en una lucha de verdad por el poder, en el que los que nos ahogaron en la pobreza impensable, cuentan con una infinidad de recursos, y que no tiene escrúpulos ni para mentir, ni para robar, ni para matar. Así nos lo enseña la historia, vimos esto mismo en otros lugares del mundo.

Nos acusan de polarizar, como si los pobres vivieran felices de estar fregados toda su vida. No hay que olvidar que el único campo de consenso que acepta la oligarquía es aquel en el que la clase trabajadora se rinde, y acepta firmar la rendición incondicional, que favorece y aumenta sus ya obscenos privilegios.

Hoy estamos frente a una operación psicológica tipo cortina de humo, pero la consigna sigue siendo, que todos paguemos impuestos; que los que más ganan paguen más. El que pretende distraernos de esa verdad, es nuestro enemigo.

Ricardo Arturo Salgado. Ministro  de Planificación Estratégica.


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