DD.HH. Educación. Muchos alumnos, pocos docentes…
El ejercicio o no del derecho humano a la educación impacta las condiciones de vida y realización personal de cualquier persona; por ejemplo, en cuanto al acceso al trabajo decente, o frente al cuido de la salud. De allí la importancia estratégica del docente como agente socializador del conocimiento, cuya demanda crece al ritmo progresivo del número de estudiantes de educación básica en el mundo. (1)
Hay muchos alumnos y pocos docentes. En octubre de 2022, Audrey Azoulay, directora General de la Unesco, alertó del déficit de “69 millones de docentes” en el planeta, necesarios para “alcanzar la educación básica universal en 2030”. Según la multilateral, se necesitarán “24,4 millones de docentes más en la enseñanza primaria y unos 44,4 millones en la secundaria para lograr la educación básica universal de aquí a 2030”. Pidió reconocer el trabajo docente, como “profesión de la que depende el futuro de nuestros hijos”. (2)
La situación apremia. Según la Unesco, es en África donde los profesores están “más sobrecargados de trabajo”, pues existen “sistemas con menos personal, con un 90% de escuelas secundarias haciendo frente a una grave escasez de docentes”. También reportan que el sur de Asia, necesitará “1,7 millones de profesores adicionales en el nivel primario, y 5,3 millones en el nivel secundario”. (2).
Como causas del déficit de docentes, la multilateral esgrime deficiencias en las condiciones favorables para ejercer el trabajo, en países “de renta baja”: sobrecarga de estudiantes (hasta 56 alumnos por docente), déficit de herramientas de trabajo o falta de formación de los supervisores. (2).
En zonas desfavorecidas, rurales o remotas ─según este reporte de la Unesco─ es difícil el ejercicio docente de las mujeres, que también deben superar “la infrarrepresentación de las profesoras en determinadas áreas de conocimiento y en los puestos de dirección”. (2).
Los sueldos tampoco ayudan. La Unesco sostiene que “no son competitivos” y que “6 de cada 10 países pagan a los profesores de primaria menos que a otros profesionales con cualificaciones similares”. El reporte alude que “solo 3 países de renta alta tienen una política salarial para el profesorado encomiable: Singapur, con un salario medio igual al 139% de las profesiones comparables, España (125%) y la República de Corea (124%)”. (2).
Frente a estos hechos, hay que considerar el papel determinante del docente como influenciador social directo y sostenido, asentado no sólo sobre una base normativa o económica, sino desde el modo de concebir la realidad y ejercer su tarea cuando echa a andar un proceso pedagógico sobre rieles epistemológicos. Es una labor que exige preparación teórica y práctica, en tanto incide en grupos de personas disímiles, con sus propias complejidades y contextos.
No obstante, la Unesco y el Equipo Especial Internacional sobre Docentes para Educación 2030, establecieron en el informe “Transformar la enseñanza desde dentro. Tendencias actuales en la situación y el desarrollo del personal docente” (2022) que “ahora que faltan menos de ocho años para la fecha límite de 2030, solo podemos concluir que no se alcanzará el objetivo de 2015 de aumentar sustancialmente la oferta de docentes cualificados”. (P. 32). (3)
Alegaron que “a pesar de los nuevos retos a los que se enfrenta la profesión, los salarios y los incentivos rara vez han mejorado” y que, contrariamente, “para muchos docentes, la enseñanza se ha convertido en una fuente de estrés sin perspectivas de mejora, sobre todo porque el diálogo social, en su práctica actual, no siempre da voz a los docentes en el diseño de políticas”. (p.32). (3).
A este respecto, la Declaración de 2018: La educación no es mercancía, emanada reunión del Comité Mixto OIT/UNESCO de expertos sobre la aplicación de las Recomendaciones relativas al personal docente con motivo del 50º aniversario del Comité Mixto y el Día Mundial del Docente de 2018, expresaba su preocupación “porque la mercantilización y la privatización pueden repercutir negativamente en el derecho a la educación y en la educación como bien público”. (4).
De allí que en su ítem 8, refrenda que “la educación es un derecho humano fundamental y no una mercancía” y por tanto “debería ser pública, equitativa y accesible para todos”. Pero, el panorama dibuja ─económicamente─ la desigualdad mundial en el marco del ejercicio docente, en el proceso de enseñanza aprendizaje de una educación básica tan necesaria. (4).
El informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO denominado ¿Pueden los países permitirse los puntos de referencia que han fijado para el ODS 4? reveló el 18 de abril pasado que “los países de ingresos bajos y medios-bajos se enfrentan a un importante déficit de financiación para alcanzar sus metas nacionales de referencia para el ODS 4”. Estiman el déficit en “97.000 millones de dólares”. (5).
Este Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, podría percibirse como una meta ambiciosa. Ahora, la cuota establecida para inversión de los Estados en educación por parte de la Unesco es el 4% del PIB. ¿Cuántos Estados estarán cumpliendo con su cuota? (*)
Como sea, es preocupante: En el mundo hay, cada vez, menos docentes… y más estudiantes que necesitan acceder a la educación. #DerechoAEducarse
Referencias:
(*) ODS 4: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. https://es.unesco.org/gem-report/node/1346
(1). Trabajo decente. Obtenido de https://www.ilo.org/global/topics/decent-work/lang–es/index.htm
(3) https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000383002_spa/PDF/383002spa.pdf.multi
4. https://www.ilo.org/global/industries-and-sectors/education/ceart/lang–es/index.htm
5. ¿Pueden los países permitirse sus puntos de referencia nacionales para el ODS 4?
*Ramaris Vásquez, periodista especializada en Derechos Humanos.