Jaime Cedano •  Opinión •  29/02/2020

Del Genocidio Político de la UP al de las FARC

Del Genocidio Político de la UP al de las FARC

En la guerrilla de las FARC tenían plena conciencia de que la decisión de dejar la lucha armada y firmar un acuerdo de paz tendría grandes riesgos y que podrían presentarse atentados y provocaciones. Pero era una decisión tomada, que siguió adelante pese a la muerte de su máximo comandante, Alfonso Cano, quien fuera ultimado tras ser acorralado en las montañas del Cauca. Pudo haber sido capturado vivo. Pese a su situación de indefensión, el presidente Juan Manuel Santos dio la orden de asesinarlo, pues eso significaba, un asesinato, el ordenar que se realizara un impresionante operativo de guerra contra un hombre que estaba solo y vencido. Los protocolos de la guerra indican que a un enemigo en estas condiciones se le debe respetar la vida. Debe ser capturado y juzgado. Pero fue dado de baja, es decir, asesinado. Alfonso Cano y el presidente Santos ya habían acordado, a través de intermediarios, que iniciarían la fase de exploración para un posible acuerdo de paz. Seguramente que el recuerdo de este asesinato perturbará de cuando en cuando la tranquila y reposada vida que ahora lleva el señor Santos, Premio Nobel de paz, gracias al acuerdo firmado. Seguramente.

Los peores vaticinios se están cumpliendo. El asesinato de ex guerrilleros llega ya a la impresionante cifra de 190 y en esta última semana del mes de febrero fueron tres los guerrilleros asesinados. Se trata de un Genocidio, y aquí no se utiliza la expresión de manera arbitraria, pues se trata de la “Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos”, que es la situación o hechos que caracterizan un Genocidio de acuerdo a las calificaciones dadas a este delito de lesa humanidad, en las catalogaciones de las Naciones Unidas. Por estas razones el partido FARC acudirá ante la Comisión Interamericana de derechos humanos  a demandar al Estado colombiano, por su responsabilidad, por acción o por omisión, frente a este genocidio. La omisión se refiere a no dar  a las y los ex guerrilleros las garantías necesarias y suficientes, por no defenderlos y garantizar su derecho a la vida.

Va a empezar a recorrer el partido FARC el camino que ya lo hiciera la Unión Patriótica, el movimiento político que surgiera de los acuerdos de Tregua, Cese al Fuego y Paz firmados por las mismas FARC en 1984. En aquel acuerdo, que al ser solo de tregua y cese al fuego no hubo desmovilización ni entrega de armas, se creó la UP como un partido mediante el cual los ex guerrilleros amnistiados, irían transitando a la vida política. La UP tuvo una amplia convocatoria, a ella llegó el Partido Comunista Colombiano y otros diversos sectores políticos regionales, al igual que las comunidades de muchas regiones tradicionalmente afectadas por la guerra. Por parte de las FARC se integraron a la UP un grupo de unos 25 mandos amnistiados. La UP era una ilusión, un experimento y una esperanza. En 1986 se presentó por primera vez a las elecciones y luego en las de 1988, eligiendo un importante número de alcaldes, diputados y alcaldes. Pero los enemigos de la paz decretaron la muerte de la UP, que no se centró en los guerrilleros que habían salido a la legalidad si no  contra los civiles que integraban la UP, pues los guerrilleros regresaron a las montañas cuando empezó el exterminio y la tregua se rompió. En este exterminio mataron a dos candidatos presidenciales de la UP y a la casi totalidad de concejales, alcaldes y diputados elegidos y a miles de militantes, activistas y dirigentes. Más de seis mil en total, la mayoría de ellas y ellos militantes del PCC. Fue cuando la UP decidió recurrir a la Comisión Interamericana de derechos humanos para demandar al Estado colombiano, instancia que ha reconocido el exterminio contra la UP y ha condenado al Estado colombiano por ello. Condena que ha sido recurrida pues han alegado los gobiernos que no tendrían presupuesto para la indemnización de las miles de víctimas.

Las FARC están viviendo el mismo calvario de la UP. Y es obligatorio recordar que muchos militantes de la UP decidieron en los momentos más duros del exterminio ingresar a la guerrilla para salvaguardar su vida. Entre los dos exterminios, el de la UP y el de las FARC, hay un cambio de estrategia por parte de los cerebros o mando central de los crímenes: el asesinato de la UP se inició en las grandes y medianas ciudades e iba dirigido a los dirigentes de alto o mediano protagonismo. Después se fue trasladando a las zonas agrarias para exterminar a los líderes comunitarios. En el exterminio contra las FARC se ha empezado en contra de guerrilleros de base que hacen parte de procesos organizativos de carácter comunitarios, locales o regionales. El objetivo es el mismo.

Las FARC han decidido seguir con el proceso de paz hasta las últimas consecuencias. Serán leales a la palabra de paz empeñada al pueblo colombiano y a la comunidad internacional.

No es posible dejar sola a las FARC.
La solidaridad tiene que ser total.

 

Jaime Cedano Roldan es militante del PCA y ex dirigente nacional de la Unión Patriótica en Colombia residente en España. Publicado originalmente en el blog Suenan Timbres.


Opinión /