Unión Proletaria •  Opinión •  23/12/2019

EMT, medio ambiente, golpismo en América Latina: una misma causa

EMT, medio ambiente, golpismo en América Latina: una misma causa

Los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid piden que se contraten suficientes conductores, para reducir el desempleo y para que la población pueda desplazarse a tiempo y por medios menos contaminantes que los vehículos individuales. Pero tienen que hacerlo luchando contra un gobierno municipal que empeora los servicios públicos para privatizarlos, para convertirlos en negocios privados a costa del pueblo; un gobierno municipal orgulloso de ayudar a la clase capitalista a explotar más a la clase obrera. Por esta razón, los trabajadores de la EMT cuentan con la solidaridad del pueblo obrero con conciencia de clase y su lucha es una parte de la gran lucha de clases que seguirá librándose inevitablemente hasta que sea completamente derrotado el capitalismo.

Las reivindicaciones de los trabajadores de la EMT forman parte de la lucha de los pueblos del mundo contra la destrucción de la naturaleza. Es una lucha que está obligando a los gobiernos a alcanzar determinados compromisos en reuniones cumbre como la que se celebra en Madrid. Pero no quieren o no pueden cumplirlos porque no atajan la raíz del problema: los capitalistas seguirán persiguiendo su máximo beneficio mientras la producción esté en sus manos. Como explicó Marx, «la producción capitalista sólo sabe desarrollar la técnica y la combinación del proceso social de producción, minando al mismo tiempo las dos fuentes originales de toda riqueza: la tierra y el hombre» [1].

La acumulación capitalista lleva a la producción social a un cuello de botella: no tiene mercados suficientes para vender sus mercancías manteniendo la rentabilidad. Los capitalistas se enfrentan a este problema agrediendo a los trabajadores, a las naciones más débiles y a la naturaleza: en definitiva, recurriendo a la guerra.

Los pueblos de América Latina han intentado poner límites al gran capital internacional, encarnado en el imperialismo principalmente estadounidense y las oligarquías criollas. Le propusieron compartir las riquezas para poder reducir la miseria en sus países. Pero la naturaleza del capital no consiste en compartir, sino en acaparar, en explotar, en dominar. Engañando a las gentes más ingenuas y comprando a traidores, ha ido tumbando a los gobiernos patrióticos. Contra Cuba, Venezuela y Nicaragua donde no lo ha conseguido (gracias a que sustituyeron las viejas fuerzas armadas por otras nuevas o a que depuraron las viejas), impone bloqueos y sanciones para ahogarlos económicamente.

En Bolivia, el gobierno de Evo Morales y su Movimiento al Socialismo consiguió para su país el mayor crecimiento económico de Hispanoamérica y la mayor disminución de la pobreza. Tan es así que fue reelegido holgadamente, superando en más de 10 puntos a su oponente. Pero Bolivia tiene las mayores reservas mundiales de litio -la base de la «transición ecológica mundial»- y la codicia capitalista por esta materia prima pudo más que la democracia. Por ahora, la rebelión de la minoría rica, ayudada por los Estados Unidos, los grandes medios de comunicación internacionales, el ejército y la policía, se ha impuesto a la mayoría desarmada: la democracia ha sido vencida por no defenderse.

Es una vieja lección que se ha venido repitiendo en Chile (1973), Indonesia (1965), España (1936) y tantos otros países. Es una vieja lección olvidada por los partidos políticos que se ponen de parte del pueblo, de los obreros y de los oprimidos, pero que no se atreven a defender sus conquistas. Las masas deben saber la verdad, pues sólo así podrán prepararse para vencer al capitalismo completamente, hasta organizar una sociedad sin clases. Sólo el marxismo-leninismo les dice la verdad. Valga esta pequeña muestra:

«Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes. Y para vencer la resistencia de esas clases, sólo hay un medio: encontrar en la misma sociedad que nos rodea, las fuerzas que pueden -y, por su situación social, deben- constituir la fuerza capaz de barrer lo viejo y crear lo nuevo, y educar y organizar a esas fuerzas para la lucha.» [2]

Los sindicatos y las asociaciones reivindicativas, «en general, fracasan por limitarse a una guerra de guerrillas contra los efectos del sistema existente, en vez de esforzarse, al mismo tiempo, por cambiarlo, en vez de emplear sus fuerzas organizadas como palanca para la emancipación final de la clase obrera; es decir, para la abolición definitiva del sistema del trabajo asalariado» [3].

«Los Estados burgueses tienen las formas más variadas, pero su esencia es la misma: todos esos Estados, cualquiera que sea su forma, en última instancia, son inevitablemente la dictadura de la burguesía.» [4]

«Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista transcurre el periodo de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este periodo corresponde también un periodo político de transición en el cual el Estado no puede ser más que la dictadura revolucionaria del proletariado.» [5]

«La teoría de la lucha de clases, aplicada por Marx al problema del Estado y de la revolución socialista, conduce necesariamente a reconocer la dominación política del proletariado, de su dictadura… capaz de aplastar la resistencia inevitable y desesperada de la burguesía y de organizar para el nuevo sistema económico a todos los trabajadores y explotados.(…) Democracia para la inmensa mayoría del pueblo y represión por la fuerza, es decir exclusión de la democracia, de los explotadores y opresores del pueblo: ésta es la modificación que sufrirá la democracia durante la transición del capitalismo al comunismo.» [6]

¡Viva la lucha de la clase obrera!

¡Viva la lucha de los pueblos contra el imperialismo!

¡Por la educación marxista-leninista de las masas!

¡Por la reunificación de los comunistas en un mismo Partido!

Notas

[1] EI Capital, tomo I, capítulo XIII

[2] Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, Lenin.

[3] Salario, precio y ganancia, Marx.

[4] El Estado y la revolución, Lenin.

[5] Crítica del programa de Gotha, Marx.

[6] El Estado y la revolución, Lenin.


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