Libardo García Gallego •  Opinión •  23/02/2017

Tres temas del momento

¿En los Acuerdos de La Habana se omitió el tema de los Derechos Humanos? No! Lo acordado allí es el mejor aporte a la defensa de los derechos humanos, empezando por el de la vida, el cual mejora con la dejación de las armas y la incorporación a la vida civil. Claro, el Gobierno tendrá que desmontar sus grupos paramilitares o bacrim que llaman y garantizar la seguridad de toda la población. El derecho fundamental a la paz se irá construyendo en la medida en que, sin dilaciones y trampas, se implementen los mecanismos garantes en dignidad de todos los demás derechos: libertad de creencias, de opinión y de libre difusión de ideas, creando medios independientes para la oposición; educación de alta calidad en todos los niveles y en todo el país; salud completa y oportuna para todos; garantía de la propiedad privada a los campesinos forzados a desplazarse, devolviéndoles o restituyéndoles sus tierras usurpadas; vivienda digna gratuita para los pobres; trabajo bien remunerado para la población en edad de trabajar; servicios públicos domiciliarios accesibles a todos los hogares; cultura sin discriminaciones de ningún tipo; medio ambiente sano, sin minería a cielo abierto, protegiendo el agua y sin aportes al calentamiento global; …..

Rebaja de salarios  a los funcionarios estatales que devengan salarios excesivos, como senadores, magistrados y altos ejecutivos: Es una propuesta saludable. Ningún funcionario público debe ganar más de 12 veces lo que un trabajador no calificado o de salario mínimo, y este no debe ser inferior al indispensable para que viva en condiciones dignas  una familia de 4 personas, y que debe ascender por lo menos el doble del actual salario mínimo. Si pretendemos construir un país donde exista la mínima desigualdad social no se pueden exagerar las diferencias salariales entre las personas, así haya algunas muy preparadas académicamente y otras con pocos estudios, situación originada en un pasado de abundancia o de carencias. No puede justificarse la desigualdad salarial en que quienes ganan demasiado son muy pocos y tampoco es válido el argumento que el sector público quedaría en inferioridad al  sector privado, pues si el privado puede pagar mejor es porque los empresarios obtienen altas tasas de plusvalía o porque están en mejores condiciones para competir y entonces pueden enganchar más población económicamente activa y de esta manera disminuir la presión laboral en el sector público.

Reforma política vía fast track. Es inaplazable un Estatuto donde se garantice la logística infraestructural y funcional para que la oposición pueda ser ejercida en  igualdad de condiciones a las del gobierno de turno. En la actualidad existen muchas ventajas para que los más ricos lleguen al poder, no a través de ideas y proyectos sino mediante mermeladas y mercado de conciencias. Muy saludable que los partidos se fortalezcan ideológicamente y escojan sus voceros por consultas internas y del mismo modo elaboren listas cerradas, quitándole la posibilidad a los más vivos y más robustos económicamente de hacer trasteos electorales y comprar votos.

Seguramente otras propuestas, como alargar en un año el período presidencial o la eliminación de la Vicepresidencia tendrán que someterse a la vía ordinaria. También es urgente extirpar o reducir la corrupción al mínimo, si es del caso estableciendo la cadena perpetua o los trabajos forzados. Pero, por ahora lo más apremiante es la implementación inmediata de lo acordado con las Farc. 

Armenia, 20 de Febrero de 2017

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