Sabela González •  Opinión •  22/07/2016

¿Qué pasa en Turquía? Disparos, tanques y bombas entre el Ejército, los kurdos y el PKK

De regreso a la ciudad donde vivía en Turquía, los autobuses se detenían en la salida y en la entrada de cada gran ciudad para comprobar el equipaje y las identificaciones de los pasajeros. “La policía busca miembros del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) para detenerlos”, me decían algunos turcos que me acompañaban. Y es que desde agosto del 2015, Turquía ha retomado las armas tras un atentado en Suruc dejando una treintena de muertos. El detonante, después de que Erdogan negociase con el líder encarcelado del PKK, Ocalan, y no saliese ningún pacto o intento de mejoría, varias ciudades del este de Turquía, o del Kurdistán turco, publicaron una intención de autogobierno cortando lazos con Ancara.

Como resultado, 65 toques de queda de 24 horas declarados en 22 distritos de 7 ciudades distintas del este, y 166 “zonas de seguridad” en otras 16 provincias. “No podéis pasar para este barrio”, nos decía un policía durante el toque de queda en Sur, Diyarbakir, la capital kurda de Turquía, “ahí hay terroristas y es realmente peligroso, todo el mundo se está yendo de la zona”. Y no es para menos, más de 1.285 vidas se han llevado estos enfrentamientos entre policía, soldados, militantes del PKK y civiles que simplemente viven en estas ciudades.

¿Cuál es el origen del conflicto? Es una pregunta casi sin respuesta, y si la tiene, los ciudadanos y el gobierno la han olvidado. Si volvemos atrás en la historia, veremos que el movimiento por la liberación del Kurdistán es un pequeño movimiento de kurdos y turcos que forma parte de un plan mayor: el de liberación de toda Turquía que se inició en la década de los 60 a través de revolucionarios de izquierdas. Ya por los años 80 el PKK tomó el liderazgo de este movimiento que defendía que, para liberar Turquía, antes había que liberar a la minoría más grande del mundo. Inicialmente la intención era crear un Kurdistán como estado, pero actualmente ese deseo se ha difuminado ya que este Estado está repartido entre Turquía, Siria, Irak e Irán. Por lo que las negociaciones y los acuerdos de complican.

Sin embargo, los kurdos en Turquía viven sin reconocimiento. Ya Atatürk, el fundador de la República, lo dejó bien claro en su momento: “el Estado que se acaba de fundar es un Estado turco” (1922). La prohibición de la lengua kurda sigue en vilo, al igual que el uso de esta lengua en los colegios. No está prohibido pero, por miedo, tampoco se utiliza. “Muchas veces, al llegar a ciudades como Estambul o Ancara o Izmir, he tenido problemas al admitir que soy kurdo”, llegaron a admitirnos.

Y es que, aunque algunas tensiones se hayan relajado, la vuelta a las armas tras casi dos años de paz ha provocado una nueva guerra civil en el este y sureste de Turquía.

* Sabela González es graduada en periodismo y colabora con Tercera Información. Ha vivido el último año en Turquía, asunto central de su proyecto final de grado.


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