Van Opstal •  Opinión •  19/11/2019

Un gran hombre muere en absoluta indiferencia

Un gran hombre muere en absoluta indiferencia

Érase una vez un gran hombre, un poco extraño para algunos, pero con el deseo de dar a conocer la verdad sobre el mundo en el que vive. Se llama Julian Assange y nació el 3 de julio de 1971 en Australia. Es un cibermilitante, un hombre brillante que descubre que la brecha es demasiado grande entre la realidad del mundo político y la información conocida por los ciudadanos. Propone, por lo tanto, crear un sitio donde todos puedan, con total protección virtual, enviar información confidencial. Así, nace Wikileaks. Assange y cuatro personas se encargan y llevan adelante el sitio.

En 2010, WikiLeaks publica documentos sobre la guerra de Irak, incluido un video, que se ha vuelto viral a nivel internacional; Asesinato colateral. Este último muestra el ataque aéreo del 12 de julio de 2007 en Bagdad. Este es un flashback de guerra de Estados Unidos durante el cual un helicóptero estadounidense Apache abrió fuego contra un grupo de civiles, incluidos dos reporteros de Reuters. Al menos 18 personas murieron durante esta redada. Civiles Inocentes. Este video fue escandaloso. El presidente Obama tuvo que hablar con urgencia. Julian Assange se convirtió, ese día, en el objetivo, el enemigo público número 1 de los Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses comenzaron a investigar al portal WikiLeaks y a Assange bajo la Ley de Espionaje que data de 1917. Además, varias agencias gubernamentales, incluido el FBI, lanzaron sus investigaciones contra Assange.

Wikileaks también ha denunciado, paralelamente, los circuitos de corrupción de dictadores africanos o algunas compañías offshore rusas .

En 2010, Assange viaja a Suecia, donde un fiscal abre una investigación preliminar tras el testimonio de dos mujeres suecas, una de las cuales quería obligarlo a probar el SIDA (lo que hizo) después de tener relaciones sexuales con él, la otra se negó a firmar la declaración presentada por la policía. Después de haberlo clasificado, Suecia reabrió la investigación preliminar en mayo de 2019.

En 2012, Julian Assange, acorralado por todos lados, busca asilo en la Embajada de Ecuador en Londres. Permanecerá allí, encerrado, de 2012 a abril de 2019. Con el cambio de presidente en Ecuador, a principios de 2019, Assange es arrestado en la embajada por las fuerzas de seguridad británicas. Desde entonces ha sido enjaulado en Inglaterra. Estados Unidos solicita extradición por «piratería». Al momento de escribir esta nota, Julian Assange se está muriendo. Habría perdido casi 9 kilos desde el comienzo de su confinamiento. Apenas encontrando palabras para describir la inusitada barbarie a la que es sometido, y marcada por un envejecimiento prematuro, como efecto colateral.

¿Qué pasa con el derecho internacional y la soberanía?

Sin entrar en los misterios de la ley británica, el caso Assange plantea una cuestión fundamental del derecho internacional. Assange es ciudadano australiano, no ciudadano estadounidense. No cometió ningún delito en aquél país. Filtró información confidencial pero la transmitió a otros (Chelsea Manning fue su confidente) y bajo ningún punto de vista la la ha robado. Desde un punto de vista periodístico, más precisamente desde el periodismo de investigación (rama cuasi en extinción), todos los periodistas hacemos esto, con información generalmente menos importante, pero el principio es el mismo. Sino, el caso Watergate no hubiese acontecido. En la propia prensa yanky, se habla constantemente de información proveniente de «fuentes oficiales no identificadas».

Si Assange va a ser extraditado al «país de las libertades» y encarcelado por el resto de su vida, significa que, en principio, todos los países que espían a los yankys deberían entregarles a sus espías, así como a todos los periodistas que publican información al respecto. Información obtenida por «medios ilegales». Pero cuando esta misma situación se produce a la inversa, es decir, desde las Agencias de Inteligencias yankys, desde la propia Defensa americana, ¿qué tribunales internacionales actúan para extraditar?

Si bien Estados Unidos no es un defensor de la soberanía nacional de otros países además del suyo, aquí hemos alcanzado una etapa extraordinaria y la falta de reacción de los gobiernos aliados de Estados Unidos, principalmente británicos y australianos, ilustra el grado extremo de sumisión

Un hombre (casi) solo

La gente defiende a Julian Assange, como el director estadounidense Oliver Stone, quien dijo:

«Julian Assange es un editor de la verdad. Ha hecho un trabajo notable en nombre de la humanidad a pesar de su trato inhumano. Este caso es crucial para la supervivencia nuestros derechos a ser informados y a nuestra libertad esencial para luchar contra la opresión de los Estados Unidos y el Reino Unido, ¡y ahora contra la tiranía!». Pero muy pocas figuras públicas defienden a este hombre. Citemos, sin embargo, tres que desarrollan interesantes reflexiones sobre el «caso Assange»: John Pilger, periodista australiano; Craig Murray, ex diplomático británico y Roger Waters, músico y fundador de la banda Pink Floyd.

Solicitud de liberación inmediata

Ciudadanos del mundo, apoyo a Julian Assange, exigimos su liberación inmediata y su regreso a su familia en Australia. ¡Este hombre sufriente no ha cometido ningún crimen, excepto para denunciar los de los demás!

Manifestación en Bruselas todos los lunes

Un pequeño comité de apoyo a Julian Assange se reúne en la Place de la Monnaie en Bruselas, todos los lunes, de 17h a 19h para mostrar su indignación. Si tú también, estás indignado por la lenta muerte de Julian Assange; puedes solicitar una cita aquí.

REDCOM

Fuente: https://telegra.ph/Un-gran-hombre-muere-en-absoluta-indiferencia-11-10


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