Jaime Cedano •  Opinión •  19/01/2019

Colombia, estruendos de muerte

Colombia, estruendos de muerte

El atentado terrorista perpetrado con un coche-bomba contra la Escuela de la Policía  en Bogotá con un saldo de 21 muertos y decenas de heridos, es claramente una provocación contra el Acuerdo de paz y no consecuencia del mismo, como en forma miserable, sospechosa y oportunista han señalado sectores del uribismo. La Fiscalía General  ha realizado la investigación y en medos de 24 horas ha sindicado como responsable del atentado   al Ejercito de Liberación Nacional, guerrilla que tiene una delegación de paz en La Habana  meses esperando al gobierno  para reanudar las conversaciones de paz que habían iniciado en Quito con Juan Manuel Santos. Ante la investigación de la Fiscalía el   presidente Iván Duque ha decidido romper definitivamente los diálogos de paz con el ELN y le ha solicitado al gobierno cubano que le entregue a la delegación de paz del ELN que se encuentra en La Habana y contra quienes ha reactivado con la Interpol las ordenes de captura. Es una decisión provocadora contra Cuba y es violatoria de los protocolos que deben aplicarse en estos casos de rompimientos de diálogos, y que el Estado colombiano había acordado con el ELN para la eventual situación en que se rompieran las conversaciones.  Es de anotar que nunca jamás en la historia de Colombia se había llegado a resolver en forma tan extraordinariamente rápida una investigación de un hecho criminal. Miles de crímenes están en la  impunidad total desde hace muchos años. Crímenes  de sindicalistas, opositores, defensores de derechos humanos, de lideres estudiantiles, campesinos o indígenas. Centenares de masacres cometidas por el Ejercito o los paramilitares, o entre ambos, están en la impunidad y el olvido. Magnicidios cometidos hace más de medio siglo como el de Jorge Eliecer Gaitán están impunes.  Los más de 300 procesos contra Álvaro Uribe están paralizados.  Y algunas sonadas investigaciones de la Fiscalía sobre hechos parecidos ha resultado ser falsos positivos judiciales, es decir montajes descarados que en su momento se presentaron como exitosas investigaciones.

Las apresuradas conclusiones de la Fiscalía no dejan de provocar sospechas en amplios sectores de la sociedad colombiana. Algunos analistas señalan que el ELN tendría capacidad operativa para el atentado, al igual que sectores del narcotráfico, en menor medida los disidentes de las FARC y que en las líneas de investigación debería incluirse también a los servicios secretos de las Fuerzas Militares con antecedentes en falsos positivos, auto atentados y provocaciones. Lo extraño del hecho criminal es que tiene las características de un ataque suicida. El conductor del coche-.bomba que murió incinerado se introdujo violentamente a las instalaciones policiales rompiendo los controles de la custodiada entrada. Es la primera vez que ocurre en Colombia un atentado de estas características y hacía una década que no se producía un atentado de tanta y tan dolorosa magnitud. No deberían descartar los investigadores la idea de un “lobo solitario”, aunque es difícil ver las motivaciones. Podría ser una persona con desequilibrios mentales? Es posible. Alguien obligado por amenazas? También. Lo más fácil y por lo tanto sospechoso es que a los minutos del atentado se señale al ELN y que inmediatamente Uribe diga que es resultado del acuerdo de paz y lo esté aprovechando para hacer propaganda de sus tesis políticas.

El atentado también le ha servido como cortina de humo al Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, seriamente cuestionado por sus probados nexos con las tramas de corrupción de Obedrecht y que se ha mantenido en el cargo solamente gracias al apoyo del uribismo. Las redes sociales lo tienen acorralado y en muchas ciudades se han realizado importantes movilizaciones callejeras reclamando su dimisión. Ahora fue el propio Fiscal quien  minuto a minuto ha estado  en los medios entregando informes de los hechos y los detalles de la investigación. El atentado ocurre cuando la imagen del presidente Iván Duque venía en caída libre por su mediocridad, inoperancia, incapacidad gubernamental, falta de liderazgo y sus componendas con los corruptos. Todos ellos a una claman ahora que hay que rodear al presidente para salvar a la nación. Como ha ocurrido tantas veces en la historia de Colombia de los últimos cincuenta años este atentado servirá para fortalecer los llamados a la guerra, a la militarización, al recorte de las libertades y los ataques al acuerdo de paz firmado con las FARC. Mejor escenario no podría tener la extrema derecha militarista.

Ante estos hechos cobra más fuerza la propuesta que están discutiendo diversos colectivos por la paz en Colombia que funcionan en Europa para la realización de una   Jornada Internacional de Solidaridad  entre los días 30 de enero y 2 de febrero. La idea de esta jornada  surgió ante el sistemático asesinato de líderes sociales que viene ejecutándose desde hace mucho tiempo con centenares de victimas,  acciones criminales que este nuevo año se ha incrementado en forma alarmante. La jornada expresara, y no podía ser de otra manera, el rechazo al atentado terrorista y la solidaridad con las victimas y sus familiares, la solidaridad con la sociedad colombiana acosada por el miedo, sin dejarse manipular por el oportunismo siniestro del uribismo ni pretendiendo rodear a un gobierno incapaz, indolente y corrupto. Una jornada de repudio al asesinato de los líderes sociales y contra el terrorismo, una jornada por la vida y  por la paz.


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