Keiko N. y Miguel M. •  Opinión •  18/07/2016

Elecciones parciales del 10 de julio en Japón, peligro para la paz y desaparición de Fukushima Daichi de la agenda política

Las elecciones parciales del 10 de julio en Japón han supuesto un revés para las políticas de paz, y son un indicativo de hasta que punto los defensores de la industria nuclear y sus seguidores controlan la agenda política. El Partido Liberal Democrático (PLD), actualmente en el gobierno, ganó obteniendo 55 escaños de los 121 que se elegían, la mitad de la Cámara de Consejeros (Cámara superior del Parlamento).

 

En coalición con el partido budista Komeito, el PLD consigue la mayoría absoluta y, si firma alianzas con los pequeños partidos que tienen representación en la Cámara, puede llegar a sumar dos tercios de los diputados, el número necesario para aprobar la convocatoria de un referéndum que les permitiría modificar la Constitución, especialmente el Artículo 9.

 

Este artículo se halla, desde hace más de 15 años, en el punto de mira de una parte de los sectores empresariales y políticos de Japón. Redactado tras la derrota del país en la Segunda Guerra Mundial (SGM) establece la prohibición de participar en ningún tipo de guerra, y manifiesta la renuncia de Japón a tener ejército.

 

Cuando en 1954, y como consecuencia de la Guerra de Corea, el Gobierno decidió crear un cuerpo militar: las Fuerzas de Autodefensa (FA), se produjo un intenso debate sobre si el Artículo 9 estaba siendo incumplido. Dicho debate se solventó mediante un consenso que implicaba la interpretación amplia del Artículo 9, y con el refuerzo a la negativa a que las FA actuasen fuera de Japón. Pero los tiempos cambian, y en la Guerra de Irak, las presiones de Estados Unidos llevaron a una autorización para que las FA actuasen en el exterior, limitando su participación a actividades humanitarias y no operaciones de combate, en Japón el debate se reavivó.

 

Se trata de un debate complejo con muchos factores: la simpatía social de que gozan las FA como fuerzas de rescate, en un país con frecuentes terremotos y tifones en los que han prestado auxilio a la población; la valoración positiva de una parte de la sociedad de la Constitución como garantía de la paz, la valoración reticente de otros sectores sociales por su carácter de constitución impuesta tras la derrota en la SGM, la reivindicación de que Japón debe redactar una Constitución propia…, y muchos más.

 

Las presiones para cambiar el Artículo 9 no provienen sólo del exterior. Las empresas constructoras y de ingeniería que se han beneficiado de la industria nuclear (Mitsubishi, Hitachi, etc.) y los grandes bancos, se hallan en una situación delicada. Presionan para que algunos reactores atómicos vuelvan a funcionar en breve, ya que los necesitan para poder desplegar una estrategia comercial de venta de centrales a otros países; pero, si la industria atómica falla, la fabricación de armamento es una opción de reconversión factible. Ahora bien, en la presente situación internacional es imposible vender armas sin participar en guerras. El Artículo 9 es un obstáculo a batir.

 

De otra parte está la “desaparición” de Fukushima Daichi. En un país inmerso en una catástrofe nuclear sin final previsible, con graves problemas de contaminación radioactiva y salud de la población, el tema atómico no ha figurado en la agenda de debate político en estas elecciones. La estrategia de control de la información desplegada por el gobierno del PLD ha permitido que la cuestión de la paz, de la modificación constitucional y de las consecuencias de Fukushima Daichi no se hayan tratado en la campaña, que se ha centrado principalmente en la situación económica, la norma habitual de los últimos años.

 

Japón ha descendido en la escala de países con libertad de información a raíz de las medidas de control puestas en marcha a partir de la catástrofe atómica, la «Ley de Secretos de Estado” de 2013, permite imponer penas de hasta 10 años de prisión para periodistas que desvelen asuntos que el gobierno haya clasificado como “secreto”, paralelamente, las relaciones entre el Gobierno y los medios son de complicidad, el primer ministro Shinzo Abe realiza frecuentes encuentros, en invitaciones a cenas o comidas, con los directores de los principales medios de comunicación. El resultado ha sido que un bajo nivel de crítica hacia el Gobierno, y una selectiva cobertura del debate electoral.

 

La estrategia del Gobierno ha perseguido fomentar al abstención para asegurar una mayoría, y ha tenido éxito; el PLD y el Komeito tienen un electorado fiel que siempre les vota sean cuales sean las políticas que apliquen, ello les da ventaja cuando la participación es baja; en 2014 la participación fue de un 52%, la más baja que se ha dado nunca en la historia de Japón, en estas elecciones fue del 54,7%, una tendencia que se inició a partir de la catástrofe de Fukushima y que es el resultado del desconcierto social en que se vive.

Ni siquiera un hecho sin precedentes: la alianza entre el Partido Democrático (PD) y el Partido Comunista de Japón (PCJ) para intentar evitar que los 73 escaños elegidos por circunscripción uninominal (adjudicados al candidato del partido ganador en determinados distritos) fuesen a parar al PLD o al Komeito, ha sido eficaz ante un electorado que ha optado por no participar.

 

La alternativa parece venir de movimientos juveniles que han ido surgiendo en los últimos 5 años y medio, movimientos muy marcados por lo que está significando la catástrofe atómica de Fukushima Daichi, por el pacto de silencio que la envuelve pese al daño que está causando. Movimientos como los SEALDs (Students Emergency Action for Liberal Democracy), estudiantes en acción de emergencia para la democracia liberal, a los que aparecen vinculados candidatos independientes, como ha sido el caso de Yohei Miyake en estas elecciones.
 

Yohei Miyake, de 38 años, japonés nacido en Bélgica y músico, ha roto la imagen tradicional de candidato y el tipo de campaña dominante en Japón. Se presentó por el distrito de Tokio, y durante las 4 semanas de campaña realizó entre 3 y 5 actos políticos diarios en la calle bajo el título “Festival de las elecciones”, combinando discursos y música, aunque obtuvo 257.036 votos no consiguió salir elegido. Pero en Tokio, y en medio del frenesí urbano, llegó a  congregar 20.000 espectadores el último día de campaña, algunos de los vídeos que cada día colgaba en Internet superaron las 700.000 visualizaciones. El eje de su campaña fue la recuperación de la política por el pueblo, abordando los temas excluidos de la agenda política, desde Fukushima Daichi hasta el papel de las FA, pasando por la reforma constitucional. En su mensaje final declaró que, pese a no haber sido elegido, volverá a la política junto a sus compañeros de una forma u otra.

Pero hasta la emergencia de una fuerza política que conecte con los sectores sociales desesperados que se refugian en la abstención, los pronósticos sobre Japón son sombríos.

 

NOTAS

Sobre el Komeito, en inglés.  https://es.wikipedia.org/wiki/K%C5%8Dmeit%C5%8D

Sobre las Fuerzas de Autodefensa, información oficial https://es.wikipedia.org/wiki/Fuerzas_de_Autodefensa_de_Jap%C3%B3n

Sobre SEALDs, en inglés. https://en.wikipedia.org/wiki/SEALDs

Sobre Yohei Miyake, página web http://miyake-yohei.com/

Vídeo de campaña de Yohei Miyake con subtítulos en inglés, muy innovador e imaginativo, 2 minutos y 30 segundos. https://www.youtube.com/watch?v=LS25hzwZWnM

Barcelona, 16 de julio de 2016

Keiko N., ciudadana japonesa residente en Barcelona; Miguel M. es miembro de Tanquem Les Nuclears – 100% RENOVABLES y mantiene la página web http://sirenovablesnuclearno.org     


Opinión /