CGT FASE •  Opinión •  18/03/2020

Para este viaje no hacían falta alforjas

Los diferentes sindicatos que conforman nuestra Federación de Enseñanza han analizado el proyecto de ley educativa LOMLOE presentado por el gobierno para su trámite parlamentario, y son muchos los aspectos de este proyecto que, hemos de convenir, no nos satisfacen; pese a que reconocemos que era necesario derogar a la mayor brevedad posible la actual LOMCE, rechazada ampliamente en la calle por la comunidad educativa en defensa de los servicios públicos.

Como Federación, no vamos a entrar en un análisis pormenorizado del actual proyecto de ley, de los muchos aspectos de su contenido que no nos convencen y de los que podríamos asumir o comprender; simplemente queremos hacer pública y justificar nuestra posición global ante dicho proyecto, que no puede ser de apoyo, y lo haremos centrándonos en los tres pilares que, a nuestro juicio, deberían sustentar la Educación: una Educación PÚBLICA, LAICA y de CALIDAD.

¿Apuesta la LOMLOE de manera decidida por la Educación Pública? NO

Recordamos que la LOE (2006) profundizó en la privatización de la Educación Pública, consolidando el sistema de conciertos a centros privados que nació del gobierno del PSOE con la LODE (1985), estableciendo una doble red educativa donde fondos públicos iban a parar a manos de las arcas y de los intereses de la patronal y de la Iglesia, que veían asegurados por un gobierno socialista los privilegios históricos que se sellaron durante la dictadura franquista.

La LOE inició el camino del desmantelamiento de la Educación Pública, con el objetivo de que fuese residuo subsidiario de la educación privada, limitando la igualdad de oportunidades entre el alumnado de la clase trabajadora. Todo ello con un plan de infradotación de recursos, por un lado, y de hacer calar un mensaje ideológico, por otro, con el objetivo de provocar una fractura social, eje común de los gobiernos neoliberales (PP-PSOE).

En los últimos tiempos, CGT ha denunciado el proceso de privatización que se ha vivido, con diferente intensidad, en todos los territorios del Estado, y que se ha traducido en una disminución paulatina de las unidades escolares en centros públicos mientras se mantenían o aumentaban las unidades en centros privados concertados. Pues bien, la LOMLOE no apuesta de manera decidida por cortar esta sangría y poner las bases para que la Educación Pública recupere el terreno perdido e inicie una fase de crecimiento y universalización.

Si bien la LOMLOE preconiza una escolarización más equilibrada del alumnado con menos recursos y dificultades de aprendizaje, actualmente atendido de forma muy mayoritaria en centros públicos, y elimina el factor de “demanda social” como excusa para posibles ampliaciones de conciertos educativos; deja una amplia puerta abierta al aumento de dichos conciertos y, lo que es peor, mantiene la periodicidad de 6 años para los conciertos en Educación Primaria, etapa que en la actualidad y en los próximos años se verá afectada por una importante pérdida de alumnado. Si se blindan los conciertos por 6 años ¿seguirán cerrándose aulas en centros públicos ante la disminución de alumnado? De esta forma, y sin necesidad de incrementar los conciertos educativos, el peso de la Educación Pública continuará cayendo.

Por otra parte, la LOMLOE sigue manteniendo la posibilidad de concertar centros privados que segregan al alumnado por sexo, y nos parece insuficiente, cuando no contraproducente, que se hable de “priorizar” en los conciertos educativos a los centros privados que se organicen con el principio de coeducación. Con ese principio se organiza la escuela pública, que seguirá viendo disminuir su alumnado mientras no se apueste de manera decidida por eliminar los conciertos educativos superfluos.

Por lo tanto, y en conclusión, NO apoyamos la LOMLOE por su escaso compromiso con el fomento de la Escuela Pública y por no devolver a los centros privados concertados el carácter subsidiario con el que nacieron, y que nunca deberían haber perdido.

¿Apuesta la LOMLOE por una Educación Laica? NO

La presencia de la enseñanza de la Religión Católica como materia de oferta obligatoria en el sistema educativo español data de 1953, en virtud del Concordato firmado entre la Dictadura del General Franco y el Estado Vaticano. Nada cambió tras la revisión de dicho concordato en 1979, salvo que con el tiempo otras confesiones religiosas accedieron al mismo trato y están igualmente presentes en nuestro sistema educativo. La Educación Pública en España, por tanto, sigue afectada por esta anomalía que ningún gobierno de la democracia se ha atrevido a revocar.

Este gobierno, como los anteriores, lo sabe perfectamente; y nos parece del todo insuficiente que su único paso en pro del laicismo en la Educación sea el de que la materia de Religión no cuente para la determinación de la nota media y que el alumnado que no curse Religión no tenga que cursar una materia “alternativa”. ¿Qué aporta esta medida? ¿Que el alumnado que no cursa Religión tenga menos tiempo lectivo? ¿Que sea atendido por un sobrecargado profesorado de guardia? ¿Que la atención a dicho alumnado no tenga reconocimiento en el horario lectivo y, por tanto, en el cómputo horario para determinar las plantillas docentes?

Estamos ante un nuevo ejercicio de postureo educativo al que nos han acostumbrado los distintos gobiernos de PP y PSOE que se han ido alternando durante décadas en los últimos tiempos:

Religión cuenta para la nota – Religión no cuenta para la nota – Religión cuenta para la nota – Religión no cuenta para la nota…. Atención Educativa – Alternativa a la Religión – Valores Éticos – NADA

Y durante todo este tiempo, como un perro fiel, la Religión siempre ha estado ahí, gozando incluso en algunas autonomías de un incremento de su horario lectivo en los últimos tiempos. El problema de fondo continúa siendo que la religión no debería tener espacio en los centros públicos. Pertenece al ámbito privado de las familias y no podemos permitir que la Iglesia nombre profesorado con dinero público y con mensajes de moral y de adoctrinamiento que contradicen principios básicos de cualquier democracia.

En conclusión, NO podemos apoyar la LOMLOE por su escaso compromiso por la laicidad de la Educación.

¿Apuesta la LOMLOE por una Educación de Calidad? Sí, pero…

Está claro que el concepto de “calidad educativa” puede entenderse de diferentes formas según quien lo utilice, así que no nos basta con que la LOMLOE lo esgrima de manera repetida. ¿A qué calidad refiere el proyecto de ley? En el caso de la Educación Infantil de 0 a 3 años, por ejemplo, parece vincular la calidad educativa en esta etapa al establecimiento de un “marco curricular”, lo cual, para el alumnado de esta edad, nos seduce bien poco. En otros momentos el proyecto parece relacionar la “calidad educativa” con los resultados académicos, las tasas de repetición, promoción, titulación e idoneidad del alumnado. En fin, una calidad que basta con modificar determinados criterios de promoción y titulación para darse por mejorada sin haber cambiado nada las praxis educativas.

Para CGT, la calidad educativa es un concepto más amplio y complejo, que afecta no sólo a los resultados académicos, sino a los mecanismos de aprendizaje, a los recursos humanos y materiales puestos al servicio de la enseñanza, a la integración, equidad y atención a la diversidad, a la “humanización” del trabajo docente… Y, salvo declaraciones de intenciones que podemos compartir, poco se precisa en la LOMLOE sobre el modo de mejorar la calidad educativa.

Siendo España uno de los países de Europa con menor inversión educativa en porcentaje de PIB, cualquier apuesta por la calidad educativa debe asegurar una financiación estable y blindada ante posibles vaivenes de la economía. En este sentido debería hacerse una apuesta más firme. Establecer un 5% del PIB como umbral mínimo de inversión, si bien es un avance, dista de bastar para compensar los años de recortes educativos que llevamos vividos.

Por lo demás, no negamos que podemos compartir bastantes de los objetivos y retos que se establecen en la LOMLOE:

Recuperar la equidad y la capacidad inclusiva del sistema, personalizando el tratamiento educativo, supresión de los estándares de aprendizaje, educación digital y aprendizaje competencial-crítico-reflexivo, perspectiva transversal de igualdad de género y coeducativa, medidas alternativas y preventivas de la repetición con un plan de refuerzo individual, etc.

Pero, ¿basta con rellenar una ley de conceptos de calidad y equidad? Entendemos que falta lo principal: definir las medidas que, junto al aumento de la inversión, puedan dotar a las escuelas de los medios para conseguir dichos objetivos. Y a nuestro juicio esto pasaría por establecer de forma tajante una disminución de las ratios de alumnado por aula y un incremento de los recursos humanos especializados en la atención a la diversidad y en el apoyo educativo. Mientras no se asegure un incremento importante de las plantillas docentes y no docentes de los centros escolares, y una disminución de la carga burocrática de su trabajo para centrar el foco en la atención directa al alumnado, gran parte de las propuestas de la LOMLOE se quedarán, como en tantas leyes educativas que llevamos vividas, en papel mojado.

Por lo tanto, si pasamos de las declaraciones de intenciones a los medios establecidos para hacerlas realidad, TAMPOCO podemos considerar que la LOMLOE cumpla nuestras expectativas de caminar hacia una Educación Pública de calidad.

En definitiva, en CGT creemos que la LOMLOE mantiene la línea de privatización que abrió la LOE y que afianzó la LOMCE. El nuevo proyecto habla en diversos apartados de “recuperar”, es decir, de volver atrás, cual sistema operativo de un ordenador, a un punto de restauración (la LOE) en el que existía ya un claro proceso de mercantilización y privatización de la Educación. La crisis fue la excusa perfecta para darle un tajo a la escuela pública y a todo lo público en general. Los resultados académicos no eran para tirar cohetes antes de la LOMCE: achacarle toda la responsabilidad a la Ley Wert no es, en absoluto, riguroso. La participación de la comunidad educativa en los centros estaba bastante lastrada cuando llegó la norma del PP, si bien esta profundizó ese déficit. La sobrecarga burocrática es una realidad que ninguna administración ha querido abordar; y, de hecho, la endémica falta de personal administrativo de los centros redunda en la misma, y no parece que se quiera solucionar dicha carencia.

Son muchos los aspectos concretos de este proyecto de LOMLOE que podrían mejorarse durante el trámite parlamentario, y esperamos que así se sea. Pero no podemos apoyar que la apuesta por una Educación Pública, laica y de calidad pase por volver atrás en el tiempo. Lo que se necesita es mirar al futuro, liberar a nuestra Educación de los lastres del pasado que la coartan y apostar por una Educación Pública Universal, bien financiada y dotada de los recursos humanos y materiales necesarios para convertirla de una vez en lo que debe ser: uno de los pilares básicos de nuestra sociedad.

 


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