Ramaris Vásquez •  Opinión •  08/06/2021

DD.HH. Venezuela: Del #YoSiTeCreo al “Journalist Too”

La traza del Me Too, que emerge en Venezuela bajo el lema #YoSiTeCreo (1),  y denuncia presuntos abusos y acosos sexuales en el contexto de relaciones laborales e interpersonales en medios de comunicación social, conlleva al “Journalist Too” develado por la Unesco (2), y reta a trascender la incredulidad característica sobre las víctimas de violencia de género, que les revictimiza.
Cuando alguien denuncia un abuso en su lugar de trabajo, está proclive a ser desmentid@ porque se enfrenta al poder que implica la protección de la marca para la cual labora. Es una relación desigual frente al poder, por ello algunas opinan que es doble riesgo ser mujer, y peor aún, ser periodista. (3).
Sylvia Mesa Peluffo, psicóloga e investigadora del Centro de Investigación de Estudios de la Mujer (CIEM), en México, en entrevista concedida a Luis Cascante en el espacio digital semanariouniversidad.com, subraya que “(…) Sí hay factores que empujan a que la gente no hable” y entre ellos incluye el estrés postraumático en el caso de la violencia sexual y el hecho de que “en esta sociedad es posible que no le crean, y le agregamos que le van a echar la culpa a ella (…)”. (4).
Por ello, hay que recordar cómo se origina la violencia de género. En su web –unwomen.org- ONU Mujeres sostiene que esta “(…) tiene su origen en la desigualdad de género, el abuso de poder y la existencia de normas dañinas” y que el término se utiliza principalmente “para subrayar el hecho de que las diferencias estructurales de poder basadas en el género colocan a las mujeres y niñas en situación de riesgo frente a múltiples formas de violencia”. (5).
Ahí se asienta la incredulidad que sigue autorizando los abusos, por eso muchas callan. Como advierte Mantilla, S. (2015) en su artículo científico “La revictimización como causal de silencio de la víctima” publicada por la revista hondureña Ciencias Forenses, Volumen 1, N° 2, “en varios casos la víctima termina por ser difamada, sospechosa, criticada y en el peor de los casos cuestionados y abandonados a su suerte”. (P.8-10). (6).
Una encuesta mundial de la Unesco realizada por el Centro internacional de Periodistas (ICF, por sus siglas en inglés), y difundido en unesco.org (2020), mostraron que “73% de las mujeres periodistas que participaron en la encuesta dijeron haber experimentado violencia en línea en el curso de su trabajo, incluyendo amenazas de violencia física y sexual, junto con ataques a la seguridad digital”. (7)
Asimismo, la Unesco reveló que “el 20% de las mujeres periodistas que respondieron a la encuesta dicen que han sido abusadas y atacadas fuera de línea en relación con la violencia en línea que las ataca”, por lo que la multilateral planteó que “estas amenazas pueden llevar a algunas mujeres periodistas a practicar la autocensura” y en el peor de los casos “a abandonar la profesión”. (7).
Por ello, en 2017, la ONU, mediante resolución 45/L.42/Rev.1 21/12 adoptada en 2020, advirtió que el Consejo de DD.HH. “está profundamente alarmado ante los riesgos específicos a que se enfrentan las periodistas con su labor, y subrayando, en este contexto, la importancia de adoptar un enfoque con perspectiva de género al estudiar las distintas medidas para garantizar la seguridad de los periodistas dentro y fuera del ámbito digital”. (8).
Asimismo, esta resolución condenó “ataques específicos contra las mujeres periodistas en el ejercicio de su trabajo, incluida la discriminación y la violencia sexual y de género, la intimidación y el acoso, en línea y fuera de línea”. Eso es pues, lo que la Unesco ha llamado el “Journalist Too”.  (8).
Por ello Mantilla, S. (2015) psicóloga forense colombiana, recomienda  “prestar mayor atención a las actitudes negativas de los profesionales al momento de intervenir en la denuncia que realiza la víctima ya que son alarmantes las consecuencias psicológicas y sociales que deja la revictimización en las víctimas de los diversos delitos, quienes en busca de protección y justicia encuentran una asistencia hostil, que en numerosos casos raya con la frialdad e indiferencia”. (P.10). (5).
No en balde a la prensa le han denominado “Cuarto Poder”.  Y en este sentido, hay que recordar qué definición da la ONU a la víctima en su Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder en su Resolución 40/34 del 29 de noviembre de 1985. (9)
“Se entenderá por “víctimas” las personas que,  individual o colectivamente, hayan sufrido daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo substancial de los derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legislación penal vigente en los Estados miembros, incluida la que proscribe, el abuso de poder”. (9)
Mientras tanto, en Venezuela, bajo el lema #YoSíTeCreo, surge la esperanza de que –siquiera- se despierte sospechas acerca de cómo funcionan las relaciones de poder tras el “Journalist Too”.
Referencias 
8. ONU. Resolución 45/L.42/Rev.1 21/12. https://owncloud.unog.ch/s/uK9gK3LjpjPCPvC

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