Manuel Caballero Zaire •  Opinión •  08/02/2017

La minería de tierras raras y la burla de la monacita al Campo de Montiel

La minería de tierras raras y la burla de la monacita al Campo de Montiel
En el Campo de Montiel estamos sufriendo la burla de la monacita, asi lo denomino, ya que un dia leemos en las publicaciones de diversos periódicos entrevistas a los mandamás del proyecto, diciendo “que no hay efectos, que el agua no es un problema, que no habrá vertidos…, que solo gastaran unas cisternas y que la traerán del Mediterráneo…”; otro dia nos dicen que la monacita es una lentejilla tipo pardina, que supone progreso, y al dia siguiente leemos que todavía es mejor que el anterior, eso es una burla a la inteligencia de los habitantes de esta tierra, o bien, como se acerca el carnaval, nos traen las guasas con adelanto de fecha para abrir boca, porque de otro modo no se explica tanto desatino.
 
Pero lo que intuímos mis paisanos y yo es una cuestión totalmente distinta, y es que la monacita es muy perjudicial hoy, ayer y mañana, siendo, por tanto, una chanza lo que se vende del proyecto (pura intuición) porque decir que el campo quedara mejor que antes de la extracción del mineral radioactivo, a “otro perro con ese hueso”. La razón de todo esto, sospechamos, es la existencia de unos intereses que exceden de lo local y regional, y que de manera consiguiente nuestros dirigentes no están manejando este tema con sinceridad y cordura, lo que está dando pie a contínuas especulaciones.
 
Tal situación esta generando un clima desapacible y un mar embravecido, que no aplacan ni mucho menos las declaraciones continuas, los desbarres y dislates de unos y otros. Unos ante la insistencia una y otra vez de la semejanza a una cantera, porque eso si lo tengo muy claro, cantera no es. Los proyectos, inviables en la práctica por ser un desatino medioambiental en el Campo de Montiel, y como presumo tiene graves efectos para la salud, porque a breve plazo quizás los efectos se distraen pero, si a largo me lo fiais, los problemas de sedimentos, partículas en suspensión, desechos tienen como he leído “potencial de crear riesgos ambientales a la salud humana y al hábitat”. Y otros arengando a no sé qué.
 
Se intuye engaño, se ve claramente que se pretende la captación de la autorizacion y, después, ya veremos si se cumple o no con el agua, o donde se van los linces, o donde anidara el águila. Esa visión parece compartirla, y la mayoría de los Diputados de las Cortes Regionales así dicen “no nos van a dar gato por liebre”. Ahora ya no porque han resuelto contra la minería de tierras raras por segunda vez.
 
Pues si, por segunda vez, en las Cortes y por segunda vez, se desmarca el partido del Gobierno, quien debía ser cabeza de ratón, se convierte en cola de león, pierde autoridad toda vez que rechazan votar favorablemente a cualquier cuestión que regule la minería de tierras raras, y deja que otros se lleven el gato al agua abanderando una cuestión que no tiene colores. Mientras tanto, para los habitantes del Campo de Montiel es una necesidad, una preocupación, sobre la que requerimos una solución inmediata.
 
Señores del Gobierno: atiendan nuestras demandas y actúen con honestidad política y personal. Porque muchos de ustedes han empeñado su palabra, por lo que esperamos, espero responsabilidad porque «no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague». Por tanto yo como muchos otros nos la cobraremos en las urnas, pues como decía nuestro ilustre paisano Don Quijote: «el crédito debe darse a las obras y no a las palabras».

Opinión /