Roy Galán •  Opinión •  04/07/2019

Ni Amaia, ni ninguna mujer, se merece ese titular inmundo del ABC

Ni Amaia, ni ninguna mujer, se merece ese titular inmundo del ABC

¿Alguien se imagina un titular en uno de los periódicos más importantes de este país en el que se dijera que Pablo Alborán reaparece sin calzoncillos y con pelos en los brazos?

Por supuesto que no. Eso jamás pasará.

Porque se le respeta profesionalmente y porque es hombre y de los hombres no se habla en esos términos.

En cambio con las mujeres hay barra libre para atentar contra su profesionalidad poniendo el foco en cuestiones que nada tienen que ver con su trabajo y sí con su aspecto físico.

Los medios de comunicación son responsables de la imagen que devuelven a la sociedad.

Y titulares de este tipo, cuyo único fin son las visitas, lo único que hacen es encender el machismo.

Porque los cuerpos de las mujeres están socializados bajo la amenaza permanente de la vergüenza.

Que no se te salga, que no se te note la edad, que no te crezca, que no parezca que no te importa, que no te cuelguen.

Y cuando los cuerpos de las mujeres se salen de esa línea blanca trazada en el aire surge la burla, el insulto, el apercibimiento para que no se muestren tal y como son.

Amaia ha reaparecido viva.

Para decidir qué dejar de ponerse y qué dejar de depilarse.

Y parece que eso le molesta profundamente a algunos y algunas.

Les molesta que las mujeres no tengan miedo a ser señaladas.

Porque mucha gente vive de crear inseguridades a las mujeres.

De que sientan asco por sus pieles, por las proporciones de sus caderas o pechos, por sus olores, por sus pelos, por sus flujos y menstruaciones, por no cumplir con la norma dictatorial de la belleza hegemónica.

Y no, las mujeres no tienen que ser valientes ni heroínas para quererse a sí mismas.

Se trata de no promover el odio hacia sus físicos resaltando cosas a las que llaman defectos.

Porque no nos engañemos.

Aquí lo que se está enjuiciando es la libertad de Amaia a no ser increpada por hacer lo que le salga del papo.

Aquí lo que se intenta es controlar a las mujeres.

Restándoles valor y llenándolas de incertidumbres.

Minando sus autoestimas.

Ya está bien.

Amaia ha reaparecido con la cara B de su relámpago.

Y la verdad.

Nadie podría hacerlo mejor.


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