Andrés Figueroa Cornejo •  Opinión •  01/06/2022

Bolivia. La lucha contra el racismo y la discriminación

El reciente 24 de mayo, el Consulado General de Bolivia en Santiago de Chile, realizó un conversatorio virtual denominado “Racismo y discriminación en la migración de nuestros pueblos”, en el contexto del Día Nacional contra el Racismo y toda forma de Discriminación.

La actividad, cuya apertura fue hecha por el Cónsul Fernando López Ariñez, y su moderación estuvo a cargo del Vice-cónsul, Marco Caballero, contó con la participación de la Coordinadora Nacional de Migrantes de Chile, Vanessa González; el exdiputado afroboliviano Jorge Medina; el constitucionalista Gustavo Medina; y el sociólogo y analista social Antonio Abal.

En su intervención Jorge Medina se refirió al proceso de la Asamblea Constituyente que inició el 6 de agosto de 2006 y concluyó el 10 de diciembre de 2007, enfatizando que, “la asamblea resolvió que los pueblos indígenas, campesinos y afrobolivianos tengan escaños reservados especiales en la Cámara de Diputados, sin necesidad que ‘otros’ hablen por nosotros”, y agregó que, “desde hace mucho tiempo que el pueblo afro venía demandando el fin de la discriminación en nuestra contra. Y lo puedo afirmar con toda convicción porque lo he vivido”.

Jorge Medina relató que, ya como diputado de la Asamblea Plurinacional, presentó el Proyecto de Ley contra el racismo y discriminación existente contra su pueblo. Incluso recordó que en La Paz hubo un tiempo en que los afrobolivianos fueron tratados como “una suerte de amuleto de la suerte, un simple objeto”, y añadió que, “los medios masivos de comunicación jugaron un papel importantísimo en promover la discriminación. Llegaron a mostrar en la televisión a algunos de nuestros hermanos para que dijeran que no estaban de acuerdo con la Ley 045 contra el racismo. A la larga, la población, sobre todo la más humilde, hizo suyos los contenidos de la ley, tras un largo trabajo de información. Aún resta una gran labor cultural para modificar prejuicios arraigados por tanto tiempo en el país, pero, sin dudas, sobre el tema, la Bolivia actual no es la que yo viví en los 80 y 90 del siglo XX”.

Un flagelo actual

Por su parte, el constitucionalista Gustavo Medina dijo que, “para mucha gente el racismo es un problema del pasado, cuando hoy mismo ocurren hechos de brutalidad en nombre de una supuesto ‘supremacismo racial’. Basta recordar que el 2008, cincuenta hermanos campesinos fueron golpeados, humillados, sometidos a arrastrarse de rodillas por las calles de Sucre por el solo hecho de defender los principios inclusivos de nuestra Constitución. Ni hablar siquiera de lo que ocurre con frecuencia espantosa en los Estados Unidos. Lamentablemente, el racismo sigue operando igual que ayer”.

“Debido a ello, nuestra Constitución recoge en varios de sus artículos los elementos sustantivos que rechazan contundentemente todas las formas de racismo y discriminación”, indicó Gustavo Medina, y añadió que, “el flagelo de la discriminación no sólo se queda en un principio y una ley; el Estado se encuentra provisto de una batería de herramientas concretas que vuelven punible de manera eficaz las acciones racistas”.

La migración: un derecho humano

La Coordinadora Nacional de Migrantes de Chile, Vanessa González, expresó que su plataforma “lucha por el derecho humano a migrar y porque las personas sean sujetos de derecho, independientemente de su origen, etnia, situación documentaria, combatiendo la xenofobia y el racismo” y añadió que, “durante la pandemia se ha agudizado críticamente nuestra situación debido a que se han aplicado políticas de seguridad nacional que han afectado a las diversas comunidades migrantes, incluso racializándolas, como es el caso de la migración afrodescendiente”.

González informó que en Chile, “durante los peores momentos de la pandemia se vivieron episodios de discriminación racial en materia de atención de la salud pública. Asimismo, las comunidades afro-diaspóricas fueron duramente estigmatizadas y asociadas a la delincuencia y al crimen organizado. Lo paradójico de estos niveles de discriminación es que en Chile mismo, aunque algunos de sus sectores pretendan ‘blanquearse’, es un espacio donde conviven distintos pueblos nación”, y detalló que, “los últimos años las autoridades chilenas militarizaron aún más las fronteras y tenemos noticias de personas migrantes fallecidas mientras atravesaban el desierto. Todo ello en el marco de una legislación basada en la selectividad, arbitrariedad y restricción migratoria, y en la seguridad interior del Estado, tras lo cual advertimos un ánimo xenófobo, aporofóbico y racista. También debimos observar las expulsiones ilegales de grupos de migrantes, que afortunadamente comenzaron a cesar. De igual forma, constatamos la instrumentalización política de las comunidades migrantes por parte de grupos abiertamente supremacistas. Todo lo contrario de una política de acogida migratoria”.

Contra el racismo, la diplomacia de los pueblos

El sociólogo y analista social boliviano, Antonio Abal, manifestó que, “una cosa es la ley, las buenas intenciones que hay tras ella, pero el racismo es una actitud anclada en la mente de muchos, toda vez que los países latinoamericanos hemos sufrido el colonialismo. Por eso, en gran medida, nuestras estructuras sociales y estatales aún son coloniales, así como nuestras subjetividades provienen del fenómeno denominado colonialidad”, y puntualizó que, “desde Canadá a Tierra del Fuego hemos sido territorios de conquista europea. Y más allá de los límites de los Estados nacionales, hoy los pueblos tenemos objetivos comunes. La lucha contra el racismo es de carácter continental, por tanto, se está gestando un nuevo imaginario que rompe las fronteras y que demanda el establecimiento de la diplomacia de los pueblos”.


Opinión /