Puño en Alto •  Opinión •  01/05/2022

La mano de roble de Margarita

Resulta que mientras la Ministra de Defensa, Margarita Robles, manifestaba, en un impetuoso ardor guerrero, su disposición de mandar tropas y armamentos a Ucrania para defensa de la libertad contra la invasión rusa, el Centro Nacional de Inteligencia, CNI, que depende orgánicamente del Ministerio de Defensa, utilizando un informático de procedencia israelí, se dedicaba a espiar a los políticos independentistas catalanes y vascos en un manifiesto atentado contra la libertad.

La Ministra de Defensa, ahora sin ningún ardor guerrero, ni desmiente ni afirma, tan solo se limita a decir que todo lo concerniente a las actividades del CNI está sujeto a secreto. Por otra parte, la Ministra Portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, niega que el Gobierno esté detrás del supuesto espionaje.

Si la portavoz niega que el Gobierno esté detrás de las escuchas, eso significaría o que la de Defensa va por libre o peor aún, el CNI actúa sin conocimiento del Ministerio Defensa, de quien depende orgánicamente. Que el Gobierno no sabía nada al respecto del presunto espionaje lo confirma la reacción de condena de los ministros y ministras de Unidas Podemos. Nos quedamos entonces con la segunda parte en la que la Ministra Robles no sale bien parada.

Recuerdan cuando Margarita Robles pretendían dar lecciones a las ministras y ministros de UP sobre las decisiones colegiadas del Gobierno, pues no se comprendería que una decisión de la importancia y transcendencia de espiar a los independentistas catalanes y vascos, con o sin orden judicial, la llevase a cabo sin conocimiento del gobierno. Toda aquella lección que quiso dar de forma grandilocuente quedaría por los suelos en tal caso.

Si es el CNI quien de mutuo propio con o sin orden judicial ha tomado la decisión de espiar de manera masiva sin conocimiento de la Ministra de Defensa, implicaría que esta es incapaz de controlar y supervisar la actividad del Instituto de Inteligencia. Sería una prueba más que evidente de que las cloacas del Estado siguen trabajando sin una necesaria supervisión democrática.

Más allá de las explicaciones que pueda dar la ministra de defensa en el ámbito legal que corresponda, lo cierto es que su valor política ha quedado en entredicho en cualquiera de las dos circunstancias anteriormente referidas, lo que le incapacita igualmente para seguir en el cargo y su dimisión o cese se hace perentorio.

Si nos creemos que España es un país Democrático y de Derecho en que se respeta los derechos y libertades, actividades de espionaje no puede consentirse de ningún modo y bajo ninguna circunstancia y aún menos sin la necesaria tutela judicial.

 

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