Alberto Pinzón Sánchez •  Internacional •  26/09/2016

El conflicto social y armado de Colombia, pasa a ser visto como un Proceso histórico más

En 1968, el Historiador Eric Hobsbawm escribía que la denominada “Violencia liberal-conservadora”, había sido “probablemente la mayor movilización armada de campesinos en la historia reciente del Hemisferio Occidental, con la posible excepción de determinados períodos de la Revolución mexicana”.

El conflicto social y armado de Colombia, pasa a ser visto como un Proceso histórico más

 

Hoy, (24.09.2016) 48 años después de escrita esta contundente afirmación y, después de comprobar la conmoción mental causada en la opinión pública nacional e internacional por la X conferencia guerrillera de las Farc-EP, realizada en su refugio amazónico de los llanos del Yarí,y  que sin ser derrotada militarmente ha dado por concluida una de las más importantes prolongaciones de aquella movilización armada a la cual se refería el ilustre historiador Hobsbawm.

Eric Hobsbawm

Hoy, se le puede agregar que no solo ha sido la “mayor”, sino también la más prolongada y no derrotada movilización armada ocurrida  en el hemisferio occidental, formada mayormente por gentes del campo; por campesinos, por pobres del campo y por asalariados agrícolas, pero también por obreros, capas medias e intelectuales urbanos, quienes en su praxis creadora y trasformadora abrazaron y fundieron en una sola, las ideas de Marx, de Lenin, de Bolívar, de Mariátegui, de Gramsci, de Ernesto Guevara y de Fidel, del legendario pueblo Vietnamita y de tantos ejemplos liberadores mundiales, las conservaron sin “poluciones” en el oxígeno pleno de las selvas colombianas y las hicieron suyas e inseparables.

La historia que se está escribiendo porque es totalmente nueva e inédita por su aspecto de masas (la historia la hacen las masas) que contradice totalmente las versiones de tantos “colombianologos y violentólogos” fletados, nacionales como anglosajones y franceses, deberá dar cuenta de los detalles de lo que el mundo entero acaba de presenciar. Lamentablemente Hobsbawm no está para escribirla e insertarla en la globalidad de una historia del Siglo XXI:

La movilización armada que él analizó, finaliza después de más de 70 años, arrancándole al “stablishment” (como él llamaba el régimen de dominación Estatal imperante) no solo unos pactos políticos concretos para poner en correspondencia o “modernizar” la estructura con la superestructura de la formación social colombiana; sino que llega convertida en una formidable Fuerza Política plenamente consciente de su potencial histórico trasformador.

Como diría un “politólogo” actual convertida en un “sujeto político e histórico pleno”, fraguado en medio de una desigual y espantosa lucha por no dejarse exterminar por la más cruel y sanguinaria oligarquía del hemisferio occidental, apoyada sin reservas por el más poderoso Imperialismo global conocido por la Humanidad y, apareciendo de repente como parte del colorido y alegre paisaje.

Como si saliera de entre los arboles donde se protegía, en ese aislado y prodigioso paraje del parte-aguas de las llanuras del Orinoco con las selvas del Amazonas llamado “el Yarí”; consiente de su poderío trasformador y reivindicando todas sus raíces, sus tradiciones y sus mitos fundacionales o de origen y, de cara al nuevo Proceso de transición histórica hacia el futuro que acaba de forzar.

Pero no es todo, lo más importante y que la mojigata y parroquial mentalidad dominante en Colombia ha minimizado al máximo; contando con el reconocimiento y la legitimación de toda, toda, la comunidad Internacional y mundial por lo que acaba de trasformar.

Obviamente soy partidario de que en el Plebiscito del próximo 2 de octubre gane el Sí a la refrendación de lo pactado, porque es la manera más ética y de política racional de que ese pacto se cumpla de una manera expedita o quizás, con menos traumatismos.

Pero si gana el No. “Considerando en frio, imparcialmente que el hombre, ese lóbrego mamífero, tose, ríe, se peina y se abotona, que procede suavemente hacia el trabajo”, como diría el poeta peruano Cesar Vallejo; no me cabe la menor duda que cualquiera que sea el escenario electoral que surja en el “post”-Plebiscito (para estar a la moda post moderna) el resultado final para ambos es y será irremediablemente una Asamblea Nacional Constituyente; paradójicamente,  contra el querer de los impulsadores del No, quizás más rápida y abrupta con el No, que si gana el SI.

Uno de los analistas más agudos de la contrainsurgencia trasnacional y rabioso anticomunista como es el columnista de la revista semana Alfonso Cuellar, lo acaba de escribir. Se debe leer su percepción adolorida y triste sobre el proceso que concluye y sobre el otro que se ha abierto (ver  http://www.semana.com/opinion/articulo/alfonso-cuellar-lo-que-esta-en-juego-con-el-no/494866)

Entonces, uno puede tranquilamente volver a Hobsbawm para comprobar que, lo escrito en 1968 sobre la Violencia bipartidista en Colombia, si correspondía con la realidad de la Historia del Siglo XX; pero que en Colombia, por la capa impenetrable de basalto Estatal (hegemonía +coerción) construida por la contrainsurgencia trasnacional, ese siglo XX se prolongó hasta bien entrado el siglo XXI. Hasta el inolvidable e histórico año del 2016, año del Acuerdo de la Habana entre el Estado colombiano y la Insurgencia (de mayoría rural) de las Farc-EP, que ha convertido el llamado conflicto social armado de Colombia, en un Proceso histórico más.

/ ANNCOL


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